19 nov 2011

Pero... ¿Qué haces?

Ania no estaba convencida en absoluto de dos cosas:
No estaba convencida ni de que seguir con Sergio era buena idea; ni el ir a un festival donde solo habría actores porno y chicos con espinillas y salidos con teléfonos haciendo fotos y vídeos.

Pero Sergio, como siempre, no daba opción: "Ya verás, lo vas a pasar bien, aprenderás cosas nuevas. Además estás muy buena; ¡Igual te confunden con una actriz porno!".
Estos momentos eran los que Ania se preguntaba por que estaba saliendo con este chico desde hacía ya 3 años. La respuesta era siempre la misma: "pobrecito, estaría perdido sin mi".

Las cosas hacía unos cuantos meses se habían puesto difíciles para ella. Sergio había entrado a trabajar en una fábrica y su temperamento y personalidad habían cambiado. El achacaba ese cambio a los turnos de noche, largos, tediosos. Ella sabía que allí los compañeros eran unos zafios sin escrúpulos. Lo supo cuando en una cena con mujeres se dio cuenta de ella y otra mujer de unos cincuenta eran las únicas mujeres que se habían atrevido a ir. Los piropos más o menos ofensivos hacía Ania volaban por encima de las patatas bravas y las raciones de pollo al ajillo. El se reía con cada tontería que salía de la boca de los compañeros. Quería ser uno de ellos y, Sergio que siempre fue muy débil mentalmente, se dejaba llevar por ese ambiente.

Ania es una chica bajita, morena, con el pelo liso y por la nuca. Una cara muy bonita. Nunca ha sido de las que se visten rompedoras, pero tiene un cuerpo muy bonito, con un culo rellenito pero respingón y unos pechos muy generosos y bien altos... un bombón.
Sergio la había conocido en la discoteca de moda de la ciudad, iban a la misma universidad y se conocían de vista. Se enrollaron una noche y hasta hoy.... justo hasta hoy.

Y así llegamos al sábado en cuestión. Sergio rogó a Ania que se pusiera su ropa más sexy. Su chica le dijo que no, que no pretendía que la confundieran con "una de esas furcias". Al final para el regocijo de Sergio, Ania se puso unos pantalones de algodón elásticos muy cortitos, que solía llevar con medias, unos zapatos negros sin tacón y una camiseta ajustada con un ligero escote. Sergio se relamía viéndola a su lado en el coche.

El aparcamiento del recinto estaba a reventar, eran las siete de la tarde y de los coches de alrededor, salían grupos de chicos, hombre solos, algún grupo de chicas en plena efervescencia alcohólica de despedida de soltera y, para tranquilidad de Ania, algunas parejas que "parecían muy normalitas".
En la entrada unos gorilas pedían la acreditación y se dedicaban a mirar a fondo, sobre todo a los jóvenes que entraban ya dando botes y comiéndose las uñas. A Ania los dos seguratas ni la miraron, si percibió unos cuantos pares de ojos de un grupo de chicos que estaba esperando en la cola justo detrás de ella.

- Sergio, controla no vaya a ser que aquí me metan mano o algo peor - Trató de preocupar a su chico.
- Tranquila mujer, que no pasa nada - Dijo Sergio sin mirarla.

El recinto era enorme, lleno de stands pequeños y de varios escenarios más grandes. En muchos de los stands había chicas muy ligeras de ropa entregando folletos o ejemplares gratuitos de revistas eróticas o pornográficas. Sergio se puso en la fila donde había más gente. Mientras Ania trataba de no soltarse de su mano, Sergio trataba de zafarse de ella, para sacar su móvil y hacer foto a la azafata en cuestión. Ania se pensó que quizás la fila era la más larga no por la calidad de la revista, si no por que la chica que las entregaba solo llevaba puesto una pequeña braguita negra de latex y unos zapatos de tacón muy alto. Dos pechos extrañamente firmes apuntaban a todos los chicos que recogían la revista de sus manos. La joven se dejaba fotografiar con ellos e incluso algunos agachaban la cabeza y sacaban la lengua cerca de los pezones de la azafata. Le llegó el turno a Sergio el cual, ante el asombro de Ania, tomó su revista, saco su móvil, lo enfocó a los pechos de la chica y... "Click" les hizo hizo una foto.

Ania no se lo podía creer... "Delante de mis narices" pensaba mientras sus ojos se clavaban en las tetas de la chica.

Nuestra amiga comenzaba sentirse algo avergonzada, su bonito cuerpo no pasaba desapercibido a los ojos de los cientos de chicos y hombres que deambulaban como zombis por el recinto, con cámaras de fotos, cámaras de vídeo y teléfonos móviles de última generación, buscando carne al aire. Se percató que algunos objetivos la seguían y ella trataba de bajarse el pantalón corto y de subirse lo que podía el escote.
Sergio hacia ya unos minutos que la había soltado de la mano y ella apenas se podía fijar en nada, puesto que lo único que buscaba era la espalda de su chico para no perderse en ese mundo.
Llegaron al stand donde dos chicas estaban sentadas detrás de una mesa, firmando vídeos, posters, y tarjetas con su foto. Foto, la cual, las retrataba en pleno sexo oral de una a la otra. Sergio tomó una de esas postales del montón de la mesa y guardó pacientemente su lugar en la fila. Ania trataba de agarrarle del brazo o darle la mano, pero los gestos de Sergio daban a entender que el ahora mismo no tenía novia. Cuando llegó el turno de su novio, este les dio la tarjeta para que se la firmaran y cuando las chicas, sonrientes y en sujetador de encaje, le dijeron algo, Sergio se giró buscando a alguien. Su objetivo estaba a solo un palmo de sus narices; era Ania, que asombrada solo pudo coger el teléfono de su novio y apretar el botón de hacer foto cuando su chico se colocó detrás de las dos mujeres apoyando sus brazos en los hombros.

"Esto ya me parece una falta de respeto" Pensó Ania mientras apretaba el botón del móvil.

- No pasa nada tontona. Son recuerdos. Tu eres mi única actriz - Le dijo Sergio al ver la cara de Ania.

Pero a Ania no le consolaban nada ni las palabras, ni el tierno apretón de nalgas que su chico le estaba dando.

- Además, no has visto como te miran algunos chicos?. Estás tu más buena que muchas de estas tías - Trató de complacer Sergio.

Pero no, Sergio no estaba consiguiendo su objetivo, y menos cuando soltó el culo de su chica y con un "Walaaaa" salió corriendo a un escenario donde cientos de personas se arremolinaban en sus aledaños.

Antes de echar a correr detrás de el a Ania la pararon dos chicos. Eran jóvenes, quizás demasiado jóvenes.

- Hola... nos podemos hacer una foto contigo? - Dijo uno de ellos
- Creo que te equivocas - Trató de explicar Ania
- No, sabemos que no eres actriz, pero estas muy buena - Respondió el otro.

Ania por primera vez en toda la tarde, se sintió alagada y con una sonrisa inocente y paternalista, accedió a hacerse la foto.
El más bajito la cogió de la cintura mientras el otro les sacaba la foto.
En su turno, el alto, con una mano le rodeó la cintura y con la otra hizo que le agarraba un pecho. Ania se sobresaltó, pero se dio cuenta de que el chico solo estaba posando.
Cuando acabó el posado, el chico bajó su mano que descansaba en la cintura de Ania, hacia su culo, el cual acarició levemente. Ania no se atrevió a decir nada, puesto que el gesto fue tan natural que no sabía si fue premeditado o no intencionado.

Ania se encaminó hacia el tumulto que había en torno a un escenario circular donde había corrido su novio. Nuestra amiga estaba decidida a decirle que ella salía de allí y que tomaría el metro hasta casa y que allí le esperaba y....
Un griterío de júbilo y de excitación rompió los pensamientos de Ania. Esta levantó la cabeza y vio como de las cortinas que había en la parte trasera del escenario salían dos chicas. Los flashes comenzaban a aparecer, los "click, click, click" a sonar... y los apretones para ir más hacia el show eran más que evidentes.

Ania notaba que detrás de ella y a sus lados los chicos (todos eran chicos) comenzaban a apretujarse demasiado. Nadie se fijaba en ella. Todos miraban al escenario y a las dos chicas que, con una silla por acompañante, daban rienda suelta a caricias y a morreos muy eróticos.
Una de ellas se hizo con un micrófono y con estas palabras: "necesitamos un voluntario" se acercó al borde del escenario. Ania pensaba que todos levantarían la mano, pero para su sorpresa, vio que solo había unas diez levantadas.

"Vamos valientes" Jaleaba la chica del escenario, mientras que la otra miraba el "ganado" con las manos levantadas.

Con la excitación del momento y el morbo de la situación, Ania no se percató de que los chicos de su alrededor sí se habían percatado de que ella estaba allí: Chica, con ropa agradable, con cuerpo agradable y agradablemente sola...
Una furtiva mano acarició una nalga de Ania. Esta se dio cuenta, pero rezó para que solo fuera un movimiento inocente. La segunda mano que la tocó en su brazo izquierdo si que le pareció que ni era accidental ni inocente, puesto que la estaba acariciando sin pudor alguno. Ania comenzó a sentirse muy incomoda y nerviosa.

Antes de hacer una escena donde ella saldría perdiendo, trató de buscar a su chico. Levantó la cabeza como pudo, entre una mano acariciando su brazo y otra descaradamente en su culo, Ania apenas tenía capacidad de movimiento.
No hizo falta buscar demasiado. Entre gritos de júbilo de los presentes, Ania logró dar dos pasos hacia delante, zafándose así de sus "captores" y logró ver que las dos chicas subían al escenario a un chico... ligeramente familiar.


Era Sergio.

A Ania no le importó que de nuevo una mano le acariciara a modo de prueba su trasero. Con cara de no creérselo trató de avanzar hacia el escenario, consiguiéndolo con mucho esfuerzo. Nuestra amiga acabó por llegar al borde donde pudo ver que sí, efectivamente, era su chico el que se sentaba en la silla.

- Creéis que se le va a levantar? - Preguntó la morena entre la aprovación del respetable.

Ania no se lo creía.

Las dos chicas comenzaron a morrearse a escasos centímetros de la cara de Sergio, el cual no sabía donde dirigir su mirada. Después de esa demostración de amor lésbico, las dos se volvieron hacia Sergio y poniéndose cada una a un lado de su cabeza, sacaron sus lenguas y con la punta de las mismas, comenzaron a lamer la cara del novio de Ania. Esta a su vez, con una mano ya totalmente posada en su nalga derecha, comenzó a sentir un calor que no sabía decir si era, enfado, celos, excitación... o todo mezclado.

Una de las chicas se separó de la cara de Sergio y mirando al público con cara de pícara, se arrodilló delante del chico, le abrió las piernas y, bajo un griterío ensordecedor, le desabrochó el pantalón, le bajo la cremallera y el vaquero acabó en los tobillos de Sergio.

Ania, entre todas esas sensaciones no se percató de que ahora su otra nalga estaba ocupada por otra mano... ambas extremidades masculinas estaban apretando y sobando a conciencia el culo de nuestra amiga.
La rubia no bajó el slip de Sergio aunque el público la animaba a ello, pero sí que bajo su cabeza e hizo en inequívoco gesto de una buena mamada. Ania no sabía si solo se la hacía al aire o si sus labios se pegaban al ya gran bulto que Sergio tenía en su entrepierna.
La gota que colmó el vaso, fue que mientras la mamada al aire (o no) se realizaba, la morena, se subió encima de la silla, poniendo sus pies en los reposabrazos y acercó su tanga a la boca de Sergio, el cual no dudo en tomar por las nalgas y restregar los labios por la parte de alante del tanga de la actriz.

Ania no podía más. Con un gesto de rabia se separó de las dos manos que la sobaban y esquivando a todos los chicos que se encontró en su camino salio de las inmediaciones del escenario con la idea de tomar el primer taxi que viera, llegar a casa, hacer las maletas y marcharse a casa de alguna amiga a llorar sus penas y su experiencia.
Casi lo agradecía, esta demostración de estupidez le ponía las cosas más fáciles para dejar al zafio de Sergio.

Vio a los dos jovencitos que paseaban atónitos entre los stands, mirando a las azafatas que en ocasiones les reclamaban para darles algún folleto y en otras se dejaban fotografiar como hizo Ania al principio de la tarde.

Justo cuando pasaba al lado de otra masa enfervorecida de hombres, a los que apenas vio, de nuevo las voces atronadoras sonaron sobresaltándola. Ania giró la cabeza en dirección al griterío. En otro escenario dos chicos buscaban una chica entre el público para hacerla subir. A Ania se le pasó por la cabeza vengarse subiendo al escenario y dejándose hacer para que su chico se enterara de lo que ella también era capaz de hacer.... pero no.
Se quedó a unos 6 metros del escenario, creyéndose a salvo detrás de varias filas de hombres. El mazas del stripper/actor con el micro en la mano pedía voluntarias. Ania lograba ver algunas chicas que forzejeaban con sus novios, el grupo de la despedida de soltera que, debido a su nivel de alcohol en sangre no se estaban enterando de lo que pasaba.
Justo cuando Ania se giró para proseguir su huida, decenas de ojos se fijaron en ella... y una voz repetía "Tu, tu, sí, tu, la morenita sexy, ven aquí" Ania se giró y vio como el mazas le señalaba y le hacía gestos con la mano.
Los chicos de alrededor la tomaron por las manos y los brazos y, en un abrir y cerrar de ojos, Ania se encontró al pie del escenario y subiendo los pocos peldaños que lo separaban del suelo.

Ya no había vuelta atrás.

Ania estaba arriba, de pie, con dos chicos semi desnudos uno a cada lado y perdida.
Lo primero que hizo fue buscar el escenario donde estaba su novio. Se sorprendió al ver que estaba relativamente cerca y se sorprendió aún más cuando vio que su chico estaba tumbado boca arriba, con los slips puestos, pero con las dos chicas totalmente desnudas, una frotándose como una loca contra su entrepierna y la otra dándole los pechos. Ania no pudo averiguar si su chico se los estaba comiendo o....

De repente cuatro manos se posaron sobre ella, la levantaron del suelo como si no pesara más que una pluma y acabó sentada en la silla. Mientras uno de los chicos dejaba el micrófono, el otro se abrió de piernas y sentándose encima de las de ella, le susurró al oído: "Llegaremos hasta donde tu quieras llegar, preciosidad".

Ania no daba crédito. Allí estaba sentada y rodeada de piel musculosamente desnuda.

Unos labios se encontraron con los suyos, solamente sintió calor, no hubo humedad. Pero todo su cuerpo se estremeció al ver los ojos del chico clavados en los de ella. Cuando se concentró en su situación y dejó de pensar en la de su novio (ya ex a todos los efectos) se percató de que el publico rugía y de que los flashes de las cámaras volaban por los aires. Un leve mareo se apoderó de ella, justo cuando notó dos manos reptando hacia sus tetas, por encima de la camiseta que llevaba. Los alaridos del público masculino la despertaron del letargo y con suavidad apartó con las suyas las furtivas manos de sus tetas.
Cuando volvió a subir la mirada se encontró delante, a escasos centímetros de sus labios un slip negro y lleno de carne bailaba. Con las defensas bajas las manos del chico de su espalda, volvieron al ataque pasando de nuevo a sus pechos. Ania ya no tenía manos para apartar brazos y paquetes.
El de su espalda en un hábil y rápido gesto bajó sus manos hasta el final de la camiseta y en un abrir y cerrar de ojos, Ania se encontró tapándose el sujetador blanco que ocultaba sus generosos pechos. El público enloquecía. A Ania le pareció distinguir en las primeras filas a los dos jóvenes de la foto.
Mientras que ella dudaba de si eran ellos o no, las manos del chico de su espalda de nuevo se posaban sobre su sujetador, esta vez con los dedos abiertos estos tocaban algo de carne de la parte superior de sus pechos. Ania lo sintió con mucho calor. Giró la cabeza en un movimiento instintivo para ver si su chico seguía en el escenario con las dos actrices, pero solo vio un escenario vacío y muchas gente caminando hacia el que ella estaba.

Algo va mal.....

Ania nota como sus pezones ya no tocan algodón con encaje.
Ania mira hacia sus tetas.
Ania ve que entre su bonito sujetador reafirmante y sus pezones hay un par de manos.


"Pero...¿Qué haces?" Se pregunta a ella misma. La respuesta se la da su novio, que en primera fila y con el flash de su móvil echando chispas, jalea la escena como si fuera uno más de los cientos de chicos que hay mirando el espectáculo. "Será gilipollas".

Aprovechando que el chico rapado (llamémosle así puesto que no sabemos su nombre) ha dejado de bailar y ha bajado su cara a la altura de ella y que parece que quiere besarla, esta abre su boca en un gesto instintivo. El muchacho no se lo piensa y ambos se funden en un morreo considerable. El chico J (debido al tatuaje que exhibe en su antebrazo), diestro en el manejo de ropa femenina, aprovecha la situación libre de los brazos de Ania para, en otro rápido movimiento, que su bonito sujetador vuele por los aires.
Ania está atrapada por los labios del rapado, el cual sabe perfectamente cual es el plan a seguir.

Los pechos de Ania están escondidos tras las manos de J. El rapado se separa de su boca y mirando al público se quita su slip, dejando a las pocas chicas presentes boquiabiertas y a los chicos esperando un gran espectáculo con la joven amateur.

Se gira y Ania ve una polla de un tamaño considerable... para estar aún ligeramente flaccida... y se está acercando. El de su espalda logra después de varios minutos que sus pezones comienzen a endurecerse. En un esfuerzo titánico, Ania busca de nuevo a su chico, que esta vez la mira con gesto de preocupación.

"Por fin" Piensa aliviada.

Pero el alivio le dura poco. El rapado toma su verga con una mano, ahora Ania se siente señalada por algo. En apenas un segundo tiene un apetecible trozo de carne a tres centímetros de su boca y no sabe que hacer.

La gente se vuelve loca: "CHUPA... CHUPA... CHUPA" Gritan enfervorecidos.

La polla se acerca tanto que nuestra amiga nota el calor que desprende. En un momento de confusión piensa en abrir la boca y disfrutarla, pero esa gente, ese desconocido... el que la está volviendo loca acariciando sus pezones...
Cuando abre la boca para dejar escapar un suspiro el rapado aprovecha para que su glande toque los labios de la chica. Esta hace un gesto de negación con la cabeza de desaprobación, es algo instintivo, pero el público es soberano y esa soberanía está presente en forma de excitación de jaleamiento... Ania no puede más.

Abre la boca, levemente, casi con timidez sin la forma que ponen las mujeres para chupar o mamar, como si fuera su primera vez la abre esperando que algo entre y salga. Pero nuestra protagonista no es primeriza y en cuanto nota la carne en su paladar, aprieta los labios contra la verga que la está invadiendo. El rapado la señala y mirando al público hace gestos de aprobación.

J suelta sus pechos, ya ha conseguido lo que quería y ahora le toca a el disfrutar de la vista. El rapado saca su polla de la boca de nuestra amiga. Esta ya tiene una considerable excitación... la polla también.
Como en trance los dos chicos levantan a Ania de la silla. Ella trata de tapar sus grandes pechos con las manos, pero sus manitas son muy pequeñas y sus pechos muy grandes. Mira a su chico que ya le devuelve la mirada atónito. La chica se da cuenta y con un gesto de "jódete" baja sus brazos. La visión de las tetas hace que el público se vuelva más loco, las cámaras y móviles trabajan a destajo.
J se pone de nuevo a su espalda, la toma por la cintura y con otro rápido y felino movimiento, le desabrocha el pantaloncito y en dos segundos Ania ya solo está en tanga.
Ania no para de mirar a su novio (ex, como ya hemos hablado) aguatándole la mirada.




El rapado la levanta y se la pone en la cintura, colocando las piernas de la chica rodeandolo. Se dan un húmedo beso.
El chico se sienta en la silla, con ella encima. J la vuelve a levantar y la gira, para que le de la espalda al rapado y la cara al público.
El rapado comienza a sobarle las tetas, no es tan excitante como J pero a Ania ya no le importa, cada mano, dedo o piel es placentero.
J se quita también el slip y aparece una polla de las mismas dimensiones que la de su compañero. Este tambien se acerca a la chica y ella ya sin dudarlo abre la boquita y se la traga entera.
Aún no está concienciada de lo que está haciendo, pero un calor desconocido la está invadiendo por momentos.
En el público ya no hay tanto griterío y sí mucho murmullo y respiraciones entrecortadas.
Mientras Ania chupa la verga del joven musculoso, el rapado va deslizando sus manos hasta ponerlas dentro de su tanga, en laparte de delante y da con el coñito depilado de nuestra amiga.
A Ania se le escapa un gemido por primera vez, el rapado la está masturbando y ella ya no puede negar que esto se le ha ido de las manos.
Cuando se quiere dar cuenta esta desnuda, siendo calentada por dos chicos desnudos tambien. Esa sensación de calor, de perversión, de saber que esta entre dos actores porno, que se han follado a decenas de tías...

"Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh"

En su coño algo se abría paso.... "Diosssss, me la está metiendoooooohhhh"
No se lo podía creer. Durante el pequeño grito que había dado, la polla de J comenzaba a abrirse paso por su boca de nuevo.

"Dios, Dios, qué placer..." Ania era ya solo un cúmulo de sensaciones.

En un minuto, se vio botando sobre la polla del rapado, mientras J le follaba la boca. El placer le invadia todo su bonito cuerpo y las expertas manos de su follador le estimulaban el clítorix de tal manera que el orgasmo se anunciaba raudo.

Su primera corrida la encontro con la polla de J en su boca, apenas la pudo gritar, solo apretó las nalgas del chico con fuerza.
Como si fuera una muñeca, los chicos la cambiaron de postura. Esta vez la tumbaron en el suelo, encima de una toalla. J le abrio las piernas y casi sin miramentos, bajó su cabeza y comenzo a masajear con su lengua el sexo de la chica, a los pocos segundos y asegurándose de que la chica estaba más que humeda, se incorporó y le metio su verga en el empapado y palpitante coño. Ania se dejaba hacer, pero ese primer orgasmo había acabado con los nervios y la timidez, con lo cual tomó de nuevo las nalgas de su "follador" para ayudarle a metersela. El rapado abrío las piernas y en una postura muy acróbata se colocó encima de Ania, con la polla a la altura de su boca. A la de tres los dos empezaron a follarsela. Nuestra amiga ya se contoneaba como una serpiente, el placer la inundaba y el silencio sumamente erótico que reinaba a su alrededor la ayudaba a concentrarse en el placer que sentía.
Pasó sus brazos por debajo de las piernas del que estaba taladrándole la boca y posó sus manos en su culo.

- Más, más, más.... Dios, como me gusta... como me gustan vuestras pollas!!! - Logró decir en un momento en que su boca no estaba ocupada.

J comenzaba a moverse más rápido aún... Más, más.. Ania notaba como su sexo empezaba a calentarse demasiado. Sin dejar de chupar comenzó a gemir con la polla del rapado dentro de su boca.... hasta que el orgasmo le sobrevino.
Soltando la verga el segundo orgasmo la atrapó con la boca vacía y pudo gritarlo a los cuatro vientos.
Un "ME CORROOOO" atronador sonó en toda el recinto.
Con los ojos de Ania entrecerrados los dos chicos la levantaron con cuidado y la volvieron a sentar en la silla.

"Es nuestro turno, preciosa, a ver si nos haces corrernos en tus tetas" Le susurró al oido J.
Ella despertó de su letargo y tomó las pos pollas duras y calientes con sus manos. Comenzó a masajearlas, a masturbarlas. El rapado le tomo la cabeza y ella pensó con agrado que se la llevaría a su polla, pero no... se la llevó a la de su compañero. Ania abrió la boca y la comenzó a tragar y a mamar. Así de polla en polla deleitó al público y a sus dos amantes. Pocos segundos con cada una. La sensación era realmente excitante y asi lo demostraban sus piernas abiertas y con su sexo a la vista de todo el público.

Los dos chicos, comenzando a gemir y respirar más entrecortadamente, no tardaron en avisar de sus intenciones. Ambos se separaron de su boca y se pusieron a masturbarla. Los dos a la vez, comenzaron a correrse sobre los pechos de Ania. Esta acercaba las vergas para no derramar nada. Entre gemidos ambos hombres acabaron y con sendos besos en la mejilla, la ayudaron a levantarse y le dieron la toalla para que limpiara sus pechos. El rapado tomó el micro de nuevo y le preguntó:

- ¿Y como te llamas, preciosidad?

- Ania - Respondió nuestra protagonista en lo que le pareció lo mas vergonzoso que había hecho en toda la tarde.

- Amigos, Ania la mejor amateur de toda la feria! -

El aplauso fue atronador, el griterío ensordecedor.

Con un piquito a cada uno Ania se metió detrás de las cortinas para volver a vestirse.

No hace falta decir que allí fue abordada por varios "directores" del género que le ofrecieron sus tarjetas.

No hace falta señalar que durante la distancia del escenario a la puerta de salida, acabó con todas las tarjetas de memoria que había en el festival de todas las fotos que se tomó.

No hace falta decir que tomó el primer taxi que vio... sola.