29 nov 2009

¿Servimos los cuatro?


Una locura.

Eso era lo que parecía.

Dos parejas que solo se habían visto una vez en verano. Nos conocimos yo y Cloe a través del messenger y la relación fue creciendo hasta convertirse en amistad, una muy buena amistad. No habíamos hecho las cosas típicas que se supone que hace la gente por el chat. Si habíamos hablado de sexo de cosas calientes, pero nunca nos habíamos confundido en nuestros sentimientos. Éramos amigos…. muy amigos.

La idea de conocernos surgió por ambas partes. Mi mujer, Rebeca y yo, íbamos a bajar al sur y Cloe nos ofreció buscarnos un hotel con la condición de quedar los cuatro para vernos.

Así lo hicimos, y gracias a los tres días que estuvimos recorriendo el sur los cuatro juntos, comenzó a forjarse una amistad real y aún más buena si cabe.

Raúl, su novio era mas reservado, pero a base de bromas y gustos en común, nos lo fuimos ganando.

Fueron tres días muy buenos.

Me sorprendió las maneras de Cloe, que al contrario que su chico, bailaba, sonreía siempre, bromeaba y se dejaba querer. No niego que la sensación de deseo y de lujuria se apoderó de mi en más de una ocasión. La chica lo valía. Pero no queria romper unas amistades que podían ser muy buenas y largas.

Tampoco voy a negar que su chico miro con deseo a mi Rebeca en más de una ocasión, y es que mi mujer bien lo merecía.

Pasare a describirnos.

Cloe: Morena, bajita, regordita, una bellaza de cara y un cuerpo lleno de curvas perfectamente puestas.

Raúl: Alto, moreno, cara seria pero atractiva y cuerpo normalito. Al principio demasiado serio para mi gusto.

Rebeca: Alta, pelo castaño, un cuerpo de 10 pechos grandes y perfectos y su cara inocente hace que cuando se la conoce, te lleves una sorpresa.

A mi ya me conocéis… y si no, leed algún relato anterior.

Todo fue a pedir de boca esos días.

Cuando volvimos cada uno a nuestro sitio, por el messenger coincidimos Cloe y yo en que habían sido unas vacaciones muy buenas y que habría que repetirlas.

No tardó en decirme cuando podrían ser las siguientes.



LA PROPOSICIÓN





- En invierno nos vamos a ir a Barcelona, podríamos vernos allí – Me dijo sin pensarlo.

- Bueno, en invierno nosotros tenemos otros 10 días, así que todo seria hablarlo – Le conteste ya haciéndome ilusiones, como un niño pequeño.

- Pero te aviso de una cosa – Me escribió Cloe – Queremos ir al festival de cine erótico de Barcelona, así que podríamos ir los cuatro, lo pasaríamos bien. -

"Festival de cine erótico, con esta chica…. Esto puede ser muy interesante", pensó mi turbada mente.

- Yo se lo comentare a Rebeca, pero creo que es buena idea – Le dije seguro de mis palabras.

Así quedo la cosa.

Hasta noviembre.



EL SEGUNDO ENCUENTRO





Después de muchas llamadas, muchos ruegos y muchos puntos resueltos, los cuatro decidimos ir.

En Barna nos vimos, a la puerta de nuestro hotel.

Curiosamente, el primero que nos saludo y se puede decir que efusivamente, fue su novio. Saludo, sonrió, parecía que el viaje y la ciudad le habían sacudido de su habitual seriedad.

El primer día, nos fuimos a conocer la ciudad, los cuatro paseamos y el buen ambiente, las bromas e incluso el cambio de parejas para hablar por separado, cosa que en nuestro primer encuentro no había sucedido. Esto pintaba muy bien.

Nadie se atrevía decir para que habíamos ido a Barcelona. La idea surgió de la cabecita de Cloe y fue ella quien lo dijo en la cena.

- Deberíamos de ir mañana al festival, es sábado y habrá mucha gente, puede ser muy divertido -

Esa noche, ya rendidos del viaje y de la visita maratoniana, decidimos no aumentar nuestra agonía y nos fuimos cada pareja a su habitación.



EN EL FICEB



Era sábado y el día estaba muy bueno. Nos levantamos tarde y no desayunamos.

Fuimos a comer a una hamburguesería y tomamos el metro para llegar al recinto de la FICEB.

Cientos… yo diría que miles de personas (en su mayoría hombres y solos), estaban en el pabellón donde se celebraba el festival erótico-pornográfico.

Era enorme, con cientos de stands. Desde los que te vendían los mas variopintos aparatos sexuales, hasta los que tenian alguna pornostar firmando su última película en DVD.

Nosotros cuatro estábamos muy perdidos, muy atentos y creo que bastante nerviosos. Raúl era el que se mostraba más tenso y esto le hacia estar en guardia permanente. Cloe solo reía y le señalaba a Rebeca todo lo que le llamaba la atención. Iban delante nuestra y cogidas del brazo. Muchos chicos y hombres solos miraban a las dos niñas, con cara de hambre, preguntándose si estaban solas, si buscaban aventura o si solo estaban de visita. Raúl estaba muy tenso mirando constantemente a Cloe y vigilando como los chicos se acercaban a ellas cuando se paraban en algún stand.

- Vaya cantidad de moscones que hay por aquí, deberíamos de ir los cuatro juntos - Me dijo con cara de suplicio.

- No te preocupes que saben cuidarse y nosotros las vigilamos – Le contesté intentando tranquilizarle.

Paramos en un stand donde había una plataforma vacía y mucha gente mirando. Supuse que allí iba a ocurrir algo, por que los chicos con cámaras y teléfonos móviles se agolpaban en lo alto.

Así fue.

Dos mujeres increíbles salieron de detrás de un biombo, solo con la ropa interior puesta.

Comenzó a sonar la típica música de película porno y ellas dos comenzaron a bailar muy pegadas, sobándose mutuamente.

Cuando el público comenzó a silbar y a gritar cosas obscenas, la gente de detrás nuestra comenzó a empujarnos hacia delante. Notaba como los tíos de alrededor de nuestras chicas las miraban con cara de depredadores. Por suerte tanto Raúl como yo, las teníamos cerca y con las manos en sus hombros.

Los gritos comenzaron a subir de volumen, cuando las chicas se quitaron sus pequeñas vestiduras. Subieron aún más cuando una de ellas se sentó en el diván que había en el escenario y la otra se puso delante de ella para ofrecerle su sexo, que la primera comenzó a devorar con avidez. Subieron más aún si cabe, cuando se separaron de nuevo y una se quedo recostada en el diván y la otra comenzó a acercarse al público.

El suertudo fue un chico de unos 35 años, regordete y con la cara más roja que su calentura.

Me fijé en Raúl, el cual ya estaba mas tranquilo y había dejado a Cloe respirar por fin. Cloe a su vez no perdía vista de lo que pasaba arriba en el escenario. Mi excitación me había vencido hacia tiempo y los roces con el culo de Rebeca se habían hecho muy notables. Tanto que ella me había tomado por las caderas y me apretaba aun más. La gente estaba tan absorta en el espectáculo que ya ni miraban a nuestras chicas.

La chica que sacó al gordito al escenario, se retiro detrás del biombo, mientras que la otra le iba a dar la tarde más increíble que el desgraciado había tenido en su vida. Le bajo la cremallera y una morcillona polla salió por encima de la goma de sus gallumbos. La chica no se lo pensó y se la tomo con una mano, comenzando a moverla de adelante a atrás. El pene del chico no crecía, debido a los nervios, creo yo. La chica paso al plan B, abrió la boca y con un movimiento rápido cual felina, se lanzo a chupar el trozo de carne del muchacho.

Ahora si.

La actriz o lo que fuera, debía de estar haciéndolo muy bien, por que en pocos segundos la polla del tío, paso de ser una morcilla a ser un mástil y de dimensiones más que dignas.

La mamada no cesó y a medida que la sangre llenaba su sexo, la ninfa que le estaba dando placer, comenzó a chupar más rápido. El chico ya en pleno éxtasis, se olvido de las cámaras y los vítores y tomo la cabeza de la chica, supongo que para marcarle el ritmo.

Mi sexo ya estaba a punto de romper las costuras de mis pantalones y a juzgar por lo cerca que estaba Raúl del precioso culo de Cloe, el también estaba muy contento. Las manos de las chicas coincidían en su postura: las dos estaban apretándonos contra ellas con sus manos detrás, tomándonos de nuestras cinturas.

El gordito ya miraba al cielo y sus rodillas flaqueaban.

Con un grito ahogado se corrió. La chica debía de haber chupado mas de mil penes, porque supo perfectamente cuando retirar su boca. Dirigió el chorro de caliente leche a sus pechos y allí se derramo toda la corrida.

Los "bravo" y los "campeón", se comenzaron a escuchar entre los chicos que miraban como ahora la chica besaba la cabeza húmeda del chico y se despedía de el con un cachete en su gordo culo.

Se había acabado el espectáculo y la gente se movía del lugar…. Como podía, porque vi muchas tiendas de campaña entre los chicos.

Después del espectáculo decidimos separar las parejas para que cada uno comprara y observara sin temor a la vergüenza de tener delante amigos. Lo entendimos y nos separamos.

A las dos horas quedamos en la salida. Las dos parejas llevábamos varias bolsas y los coloretes se dejaron ver en nuestros rostros.



Eran casi las ocho de la tarde y la noche ya había caído en la ciudad. Decidimos irnos a comprar algo para picar y mucho para beber y meternos los cuatro en una habitación a hablar de el excitante día que habíamos pasado mientras cenábamos.



EN LA HABITACIÓN



En la habitación las risas, recordando los espectáculos que habíamos visto, no se hicieron esperar y estas mezcladas con la cerveza que habíamos comprado en cantidades industriales, hacia que la velada resultara mas agradable de lo que yo hubiera pensado. Raúl estaba muy alegre y haciendo carantoñas a Cloe, mientras yo y Rebeca, nos acurrucábamos encima de la cama.

- Aun me parece muy difícil que a un tío se le ponga dura delante de tanta gente, aunque una tía de ese calibre se la este chupando – Dije yo hablando del gordito.

- Yo creo que si estas excitado y te lo están haciendo bien, puedes conseguirlo – Me respondió Raúl

Las chicas con los coloretes de la cerveza brillando en su cara, se miraron y comenzaron una sonora carcajada.

Cloe se giro sobre su trasero y se quedo mirando a Raúl a los ojos, dando pequeños saltitos sobre su culo, se fue acercando a el. Le tomó por la cintura y le comenzó a comer la boca de la manera mas loca que yo había presenciado.

De vez en cuando Raúl abría los ojos buscándonos con ellos, comprobando si estábamos mirando o no. Si estábamos mirando.

Cloe paro en seco y paso sus manos hacia el paquete de Raúl.

- Si, se ha puesto contento -

Tanto Rebeca como Cloe, comenzaron a reírse descaradamente y muy nerviosas las dos.

Raúl estaba un poco molesto por lo que había pasado, pero las risas de las niñas le relajaron y el también comenzó a reírse.

- Y a tu chico no se le pondría dura delante de otras personas? – Soltó Cloe repentinamente.

Me quedé de piedra mirándola, mientras ella y Raúl nos miraban con cara de estar esperando algo.

Rebeca me giro la cara y comenzó a besarme con locura.

Cloe comenzó a animar el beso con gritos estilo "vamos, vamos, que ya queda poco, jajajaja"

Mi resorte comenzó a aumentar de tamaño a medida que Rebeca me chupaba la lengua. Paso sus manos hacia abajo y lo toco. Separándose dijo:

- Siiiiiii, a el también se le pone dura – Las risas comenzaron a sonar con fuerza otra vez en la habitación.

Después de este momento de morreos y morcillas, nos animamos a enseñarnos lo que habíamos comprado en el FICEB. Ellos se habían comprado varias películas porno un consolador tamaño normal y un cinturón para una doble penetración del chico a la chica. Nosotros habíamos comprado algunas películas también, cremas y aceites de sabores y otro consolador.

Rebeca le pregunto a Cloe como funcionaba el cinturón tan extraño que se habían comprado. Esta sin pensárselo se lo puso en su cintura y le explico donde debería de ir la chica y donde el chico para que entrara el pene artificial por el culo de la mujer.

Ver a Cloe con eso puesto, escenificando los movimientos del hombre y a mi Rebeca atendiendo tan cerca de ella, hizo que mi paquete comenzara a ponerse contento.

Cuando acabaron las explicaciones, Rebeca volvió a ponerse encima de mis piernas.

- Vaya!!!, que pasó aquí? – Me pregunto sintiendo mi empalme.

Los coloretes volvieron a ocupar su puesto en mis mejillas.

Cloe y Raúl comenzaron a reírse también.

A todo esto Rebeca, como quien no quiere la cosa, no separaba la mano de mi entrepierna y los movimientos que me hacia estaban empezando a ponerme más a tono aún.

La cara de Rebeca era de puro vicio, ahora estaba por encima de mi pantalón masturbándome sin ningún pudor.

Cloe y Raúl habían parado de reírse y ahora nos miraban con cara de sorpresa y algo turbados, pero sin quitar ojo.

Rebeca comenzó a besarme, mientras seguía con sus ejercicios manuales sobre mi cada vez más dura polla.

Con cierta vergüenza, pero con más excitación, mire a la otra pareja que estaba observándonos. El detrás de ella, había comenzado a tocar descaradamente los pechos por encima de la camiseta y ver esa escena hizo que un río de hormigas atravesara mi espalda.

- Os importa? – Logre escuchar a Raúl

- Para nada, esto sigue siendo una prueba – Respondió Rebeca dejando libre mi lengua por primera vez desde hacía minutos.

Volví a tomar la lengua de mi niña e intentando olvidar el público presente, comencé a besarla apasionadamente.

El hecho de que Rebeca se quitara la camiseta me excito mucho, pero que Cloe se quitara la suya mostrando que no llevaba sujetador, hizo que me pusiera por un momento más nervioso que excitado…. Solo por un momento.

Las respiraciones entrecortadas comenzaban a hacerse más audibles. A mi ya me daba igual que hubiera gente en la misma habitación y pasando mis manos por detrás de su espalda, logré quitar el sujetador de Rebeca, dejando al aire los grandes y preciosos pechos.

Comencé a amasarlos y a besarlos como a mi me gustaba hacerlo.

Levantando la cabeza ligeramente y vi como Raúl también estaba beneficiándose de los pequeños y bonitos pechos de su novia.

Las cosas en pocos segundos se volvieron locas.

Rebeca en un ataque de pasión, se levanto y se quito toda la ropa que le quedaba puesta y me tumbó en la cama boca arriba y rápidamente me quito la mía. Allí los dos desnudos comenzamos a tocarnos y besarnos. Ella encima de mi, con sus piernas abiertas y moviéndose cual serpiente del paraíso.

No podía dejar de ver como nuestros amigos estaban en pleno ajetreo. La sensación de mi chica encima de mi y la visión de ellos me hacia estar en el paraíso.

Ahora Cloe estaba de rodillas en el suelo y estaba proporcionando a Raúl una mamada de escándalo, con el reclinado hacia atrás en el sillón.

Pude ver como Raúl me miraba y se mordía el labio, no se si por vergüenza o por mostrarme que clase de trabajo estaba haciéndole su chica.

Por su parte Rebeca, que estaba también viendo a nuestros amigos, bajó lamiéndome mi pecho, hasta llegar a mi ya desbocado pene. Una vez allí comenzó a chupármelo, como si le fuera la vida en ello, como si estuviera en una carrera con su amiga Cloe.

Las dos cabecitas de las niñas, subían y bajaban casi al unísono.

Cloe paro sus trabajos orales y dirigiéndose a Rebeca dijo:

- Rebe, ahora que nos den ellos placer, a ver si se cortan o si son tan buenos como parece -

Mi novia paro de chupármela y sin decir una palabra se tumbó en la cama a lo ancho con las rodillas subidas y con las piernas abiertas. Con una mano invito a Cloe a ponerse a su lado.

Allí las dos en la misma postura, esperaban que sus dos chicos comenzaran a trabajar. Pero supongo que la vergüenza de vernos desnudos, empalmados y tan cerca uno del otro, hacia que lo dudáramos. Reuní fuerzas y me arrodille delante de el empapado sexo de mi novia. Comencé a tocarlo con mis dedos, el cuerpo de Cloe estaba tan cerca que las rodillas de las chicas se tocaban y yo podía sentir su calor.

Note como Raúl también se arrodillaba a mi lado y logré escuchar como su lengua trabajaba en el increíblemente mojado sexo de Cloe.

Las dos chicas comenzaron a gemir casi al unísono.

Las posturas eran las mismas en las dos parejas: Las niñas tumbados con las rodillas en alto y nosotros con la boca en su sexo y las manos rodeando sus piernas hasta sus sexos abriendo sus labios.

Creo que la primera el llegar fue Cloe. Sus gritos comenzaron a subir de tono, hasta que los golpes que daba en el colchón nos hacían ver que había llegado al orgasmo.

No queria ser menos.

Abrí un poco mas los labios de Rebeca y con mi lengua comencé a lamer con pasión el clítorix ya duro, mientras que con una mano introducía dos dedos en el interior de mi amante.

No tardo mucho, grito más alto que Cloe y subió sus caderas con mi cara colgando de su sexo.

Raúl y yo nos incorporamos y con una sonrisa en los labios nos miramos. Ahora si había buen feeling entre los dos. Habíamos logrado que nuestras novias se corrieran y los desnudos y los empalmes ya no importaban tanto.

Las dos chicas se reían encima de la cama, dándose la mano en un gesto más tierno que sexual.

Raúl y yo nos miramos de nuevo y con un guiño le hice ver que era hora de acabar el juego.

Yo tendí la mano a las chicas y las dos se levantaron con mi ayuda. Ya en pie, nosotros nos pusimos sobre la cama boca arriba y con los mástiles apuntando a la lámpara del techo.

Las dos chicas se miraron y por un momento que me pareció eterno, sus ojos mostraron alguna clase de duda. No sabia cual…. O yo no queria sospechar cual.

Al final y sin hablar, se acercaron cada una a su novio.

Gateando encima nuestra, se colocaron las dos encima de nuestros falos y con sus manitas guiaron las dos estacas entre sus muslos aun mojadísimos.

Las dos dejaron caer casi al mismo tiempo sus cuerpos sobre nuestras pollas. Las respiraciones comenzaron a subir de volumen. La sensación de meter mi sexo en el mojado coño de mi novia en compañía de otra pareja de amigos, tan cerca, hacían que mi deseo y mi excitación se volvieran locos.

Casi podía tocar los brazos de Raúl. Tocaba la pierna de Cloe. Todo esto, nuevo para mi y para mi pareja, hacia que nada de lo que había en la habitación existiera, solo estábamos los cuatro, gozando y gimiendo sin pudor.

El primero en llegar fue Raúl. Con un gemido ahogado, empujaba a Cloe contra el colchón, casi sacándola de la cama.

Cuando escuche a Cloe gritar acompañando a su novio, no pude más que correrme. Con los dedos de la mano de Rebeca en mi boca, comencé a agitarme y a retorcerme del placer que sentía.

Los cuatro acabamos agotados y nuestros cuerpos sudorosos se mezclaban en la cama, ya sin pudor y sin el miedo al roce.

Raúl semi dormido, acariciaba la pancita de Cloe, mientras que Rebeca a su lado me acariciaba el pene con ternura.

Solo Cloe rompió el silencio post orgásmico:

- Al final si que éramos validos para el cine porno –

- Muuuy buenos diría yo – Le respondido Rebeca.

Las risas sonaron altas, donde hasta hacia unos minutos, los gritos de placer habían llenado la habitación.

Los siguientes 4 días fueron los más locos y excitantes de toda mi vida…

Pero eso será otra historia.

15 nov 2009

18 Años


18 añitos. Sólo 18 rompedores años.

Habíamos quedado los chicos y yo para cenar y luego salir a divertirnos un rato. La ciudad estaba desierta, al día siguiente era fiesta, estábamos por abandonar, cuando a uno de nosotros se le ocurrió la idea de probar en la última disco. Toda la ciudad estaba allí. Un ambiente ensordecedor y los cuerpos moviéndose al ritmo de la música.

La novia de mi amigo apareció entre la gente. Sus prietos pantalones y su prieta camisa, resaltaba su turgente cuerpo. Saludó a su chico y comió su boca por varios segundos. Nos subió a donde estaban sus amigas y allí nos sentamos. El novio salió del pub a no se que y ella le despidió desde arriba. En cuanto salió por la puerta se giro, me miro y corrió hacia mi gritando mi nombre. En plena carrera se dejo caer sobre mis piernas, como una niñita buena, me abrazó el cuello y su beso humedeció mi mejilla. El calor se apoderaba de mi.

Se giro sobre mis piernas y me dio su sudorosa espalda. La música sonaba muy alta. No sabia lo que hacer, ni lo que decir, ni donde poner mis manos. Cuando comenzó una nueva canción, tanto ella como sus amigas comenzaron a gritar, como si estuvieran viendo al cantante. Sonreí cuando ella me miro con una cara extrañamente seria.

Comenzó a moverse encima de mi, pero no de mis piernas, si no de mi paquete. La gente no miraba, estaban bailando como posesos. Ella comenzó a moverse aun más rápido. Su movimiento pélvico comenzó a ser muy exagerado y mis pantalones de pana y los suyos elásticos, ayudaban a que el rocé fuera bestial, tan bestial, que me encontré respirando rápido y con mis manos en su cintura. Mi paquete iba a estallar y yo no sabia que hacer. Justo en el momento de máximo roce, y como un resorte, la niña se separó de mi. La vi correr como loca a los brazos de su novio que aparecía con un amigo por las escaleras. Allí volvió a comerle la boca, y como si no hubiera pasado nada, se sentó con el a mi lado….. Jodidos 18 añitos!!