Envidia
"Lo quiero a el. Es mi debilidad, es mi pasión. Lo necesito, no puedo estar así."
Supongo que eso era lo que pasaba por la cabeza de Gema, cuando lo veía.
Todo comenzó cuando su hermana Lara se lo presentó como su novio. Si, era atractivo, quizás demasiado, no le llamaba mucho la atención. Pero día a día, cuando Sergio iba a casa a buscar a Lara, cuando le abría la puerta y con una leve caricia en el mentón le guiñaba el ojo y con su perfecta sonrisa se iba directamente a la habitación de su hermana.
Así todos los sábados. Así, poco a poco, fue entrando en su corazón y en su mente.
Llegó el verano y Sergio comenzó a pasar por su casa más días aparte de los sábados. La universidad había acabado para Lara, y Gema tenia todo el mes de julio de vacaciones.
Los detonantes de su obsesión fueron fundamentalmente dos:
Ver a Sergio con pantalón corto y camiseta sin mangas, preparado para irse a la playa. Sus brazos musculosos, sus piernas hercúleas, su pelo, sus facciones, sus fuertes manos… ¿como podía estar saliendo con la cría de su hermana? Ese Dios necesitaba una mujer como ella.
La segunda explosión fue mucho más fuerte que la primera. Un sábado mientras Gema dormía placidamente en su habitación, oyó entrar a su hermana, muy entrada la noche. Sus padres no estaban en casa y una risita muy baja, sonó junto a la de su hermana. Era el, estaban los dos en la casa. Gema se despertó e incorporándose rápidamente, intentó escuchar lo que pasaba en la habitación contigua a la suya. De repente el silencio se rompió por una respiración jadeante. Su hermana comenzó a gemir. Solo pasaron pocos minutos y un aluvión de gemidos, bufidos y respiraciones rasgaron el silencio de la noche.
No pudo más que tumbarse de nuevo, taparse a pesar del caluroso verano e intentar amortiguar los gemidos de los dos amantes con sus manos, con su almohada, pero le fue imposible. Hasta podía notar como la cama golpeaba la pared.
Los ojos comenzaron a llenársele de lagrimas y un dolor en el estomago comenzó a matarla por dentro. Su ética familiar saltó por los aires
"Tiene que ser mío…… mío!!!!!"
Pasaron los días y su plan fue tomando forma. Lo había diseñado escuchando los gritos de placer de los dos amantes, durante horas, la noche en la que todo su mundo se derrumbó.
Sus vacaciones se acababan y tenía que darse prisa.
Escuchó a Lara hablar con Sergio, planeando ir a pasar el día en la playa y no se lo pensó.
- Vais a ir a la playa? – Le preguntó a Lara
- Si. Por? -
- No tengo nada que hacer mañana, ¿os podría acompañar? – Preguntó Gema con su cara más inocente.
Lara la miro extrañada, nunca le había pedido nada así. Se llevaban bien pero cada una en su vida.
- Bueno espera, deja que se lo pregunte a Sergio – Dijo Lara mientras marcaba en su móvil.
Sergio….. cuando Gema escucho el nombre se le erizó toda la piel. Había intentado evitarlo todos los días después de escucharlos hacer el amor y lo había conseguido con relativo éxito, pero escuchar ahora su nombre le abrió de nuevo su furia, su deseo, su envidia.
Ni siquiera escuchó que hablaba su hermana con el, solo pensó en el cuerpo de Sergio, imaginando como estaría solo con el bañador, tumbado en la arena, junto a ella.
- Gema?, me oyes? – La despertó Lara.
- Si, si, perdona, dime -
- Que me dice Sergio que no hay problema, que te vengas -
"Perfecto… perfecto", pensó Gema.
Llegó el sábado. Las dos hermanas estaban preparadas con sus bolsas de playa y con su ropa ajustada y muy corta.
La de Gema extrañamente corta.
Sergio llegó. A Gema se le encogió el corazón, se le abrieron los ojos cuando entró por la puerta, con sus brazos musculazos, con su pelo brillante. Con su sola presencia Sergio iluminó todo el recibidor.
- Así que tenemos invitada hoy, eh? – Dijo Sergio con tono bromista.
- Pues si, parece que la chica quiere aprovechar estos últimos días – Le respondió Lara.
Bajaron en el ascensor y Gema solo pensaba en su plan. No podía fallar, era perfecto.
El camino en coche se hizo muy largo para Gema. Veía como Lara apoyaba su mano en la entrepierna de Sergio, y sus miradas se cruzaban con picardía y sonrisas cómplices.
La playa estaba semi vacía.
Al llegar al sitio adecuado, todos pusieron sus bolsas y toallas en la arena caliente.
Sergio fue el primero que se quedó en bañador, sus piernas, su espalda, sus brazos su mirada, sus dientes como perlas. Gema tenía que hacer esfuerzos titánicos por no quedarse embobada mirando ese cuerpo….. SU cuerpo.
Las dos hermanas destacaban por su belleza:
Gema era más alta, sus piernas eran muy bonitas y aunque con poco pecho, sus curvas eran muy sugerentes.
Su hermana era más baja, pero sus piernas rollizas y su culo grande y demasiado bien puesto, mezclado con unos pechos muy grandes, la hacían más deseable a primera vista para los chicos, aunque su cara era menos bonita que la de Gema.
Todas las fantasías se rompían con la misma facilidad con la que llegaban. Lara se acercaba a el, Lara lo abrazaba por la cintura y Lara comenzaba a comer de su boca.
Pasados los primeros cinco minutos todo estaba en calma. Lara y Gema hablaban mientras Sergio miraba hacia el mar.
Gema sabia lo poco amante que era su hermana de el líquido elemento y ese era el primer punto de su plan.
- Me voy al agua, alguien me acompaña? – Preguntó Gema mirando a Sergio.
- Yo si, hace un calor del copón – Respondió este levantándose.
Lara miro a Sergio y a su hermana y dijo:
- No, yo paso. Id vosotros os espero aquí – Dijo hundiendo la cabeza entre sus brazos.
"Perfecto, esto va perfecto" Pensó Gema caminando lo más coqueta posible hacia el agua. Se giró y vio como Sergio le daba un pequeño azotillo a Lara en una nalga y se incorporaba para ir al refrescarse.
Gema, se quedó donde el agua la llegaba solo hasta los tobillos. En un segundo notó como Sergio pasaba corriendo a su lado para zambullirse como un sireno en el agua. Ella atónita, solo podía mirarle mientras el se giraba y la miraba a ella, haciéndole gestos con la mano para que se acercara.
Ella con un gesto le dio a entender que esperara un poco, que el agua estaba muy fría.
La sensación de Gema al ver como Sergio se levantaba y comenzaba a caminar hacia ella, no le produjo nervios, ni miedo, ni tan siquiera dudas….. solo excitación, solo vicio. Porque sabía lo que Sergio iba a hacer.
Sergio se puso delante de ella y le preguntó:
- Que esta fría el agua? Cobardica -
- Bastante, no? – Pudo responder Gema mirándolo a los ojos y esperando su acto.
Con un movimiento rápido Sergio la tomó del cuello, y por detrás de sus piernas y la subió en sus fuertes brazos.
Los gritos, pellizcos, empujones, risas y toqueteos hicieron que Gema, se excitara sobre manera, todo su plan se iba a desmoronar, tenia que mantener la compostura, ser fría, calculadora……. No podía.
Lara estaba suficientemente lejos como para no verlos, así que Gema, en un momento de separación entre los cuerpos ideo su nuevo plan.
- ¿Sabes nadar? – Le preguntó a Sergio
- Mejor que tú – Le respondió este.
Gema le miró con cara de desafío y con un rápido movimiento, comenzó a nadar hacia donde el agua cubría más. Sergio la imitó y en pocos segundos la alcanzó, agarrando a la chica por sus tobillos.
Gema paró de nadar y se giró
- Para, para, para por favor, que me pongo nerviosa cuando no hago pie – Suplicó Gema, agarrándose a los hombros de Sergio
- Vale, vale, tranquila, no te preocupes, agárrate a mi – Respondió Sergio sujetándola de la cintura y pegándola a su cuerpo.
"Es el momento" Pensó Gema.
Con un movimiento digno de una sirena, Gema se giró sobre el cuerpo de Sergio y rodeándolo con sus piernas por detrás de su cintura, se puso cara a cara con el.
Sergio reaccionó con sorpresa.
La mirada de Gema era de una sensualidad y de una excitación máxima. No apartaba los ojos de los de el. Allí los dos con el agua al cuello, comenzaron a acercar sus cabezas, sus labios.
- Tioooooooooooooooooooooooooooooooooo – Sonó la voz de un chico
"Quien coño…….?" Pensó Gema mirando a la orilla.
Sergio la soltó, casi sin importarle que la chica no hiciera pie y que estuviera a punto de ahogarse.
Lo vio alejarse nadando, como a un sueño.
Había estado tan cerca, tan cerca…..
Se quedó muda y triste.
Sergio se acercaba nadando con el "nuevo" acompañante
"¿Quien coño es?" Se preguntaba Gema, roja de ira.
- Gema, te presento a Turo, mi hermano -
- Hola preciosidad. ¿Qué hacíais los dos aquí solos? – Dijo Arturo con una sonrisa socarrona y viciosa.
- Pues estábamos peleándonos un poco. Eh Gema? – Dijo Sergio acariciando el hombro de la muchacha.
- Pues nada, vamos a seguir, ¿no?. ¿Quién ganaba? – Pregunto Turo con malicia.
Nadie respondió.
En un segundo Sergio tomo a Gema por debajo de los brazos y como si se hubieran puesto de acuerdo, Turo la tomo por los tobillos.
A Gema, esto le sorprendió, pero sintiendo los brazos de Sergio tan cerca de sus pechos, tocándola y sintiendo su cuerpo, no le importó y comenzó a reír.
- ¡Dejadme, chicos. Por favor! – Suplicaba Gema entre risas
Ellos no la escuchaban o no querían hacerlo.
Gema se percató de que Sergio comenzaba a pasar sus manos hacia delante, hacia su pecho.
Gema no se percató de que Turo, comenzaba a colocar su cuerpo entre sus piernas.
Los dos chicos la tenían casi en el aire. Ella se dejaba hacer sintiendo nada más que las manos de Sergio avanzando hacia sus tetas.
"Por fin, mi amado, mi hombre se había dado cuenta de que soy yo la mujer, de que soy yo lo que el deseaba".
Embriagada por las cuatro manos que la estaban tocando por todo su cuerpo, ella solo sentía las dos de su amante, de su Platón.
Con los ojos cerrados, notó como dos manos desaparecían de su cuerpo.
"Ahora estoy sola con el, ahora tengo que demostrarle que yo se hacer, que no tengo nada que envidiar a la niñata de mi hermana"
Así noto como su cuerpo se ponía detrás del suyo. Notó como una de sus manos buscaba de nuevo sus pechos, como la otra bajaba por la barriga hasta comenzar a acariciar su sexo, por encima del bikini.
- Sabía que te gustaba, lo sabia, demuéstramelo…. así… así – Susurraba Gema, entre los soplidos que sonaban a su espalda.
Casi sin poder reaccionar y en pocos segundos, Gema notó como el sexo de su amante chocaba contra su culo.
Para acabar con la tortura que significaba no sentir a su amante dentro de ella, pasó sus manos por detrás y con un rápido movimiento le bajó su bañador y seguidamente se bajo ella su bikini.
Las manos de su amante, pasaron a sus pechos. Las manos de Gema, tomaron la ya dura estaca y la guiaron hacia su ya húmedo sexo.
Con un fuerte movimiento, y no sin sentir algo de dolor, su verga entro en su cuerpo. Dura, rígida, comenzó a ganar terreno en su interior.
Gema, comenzó a sentir placer, mucho placer.
"Ahora tendrás envidia tu, tu…. Tu" Pensaba Gema en cada embestida.
La envidia ya había pasado, ahora era suyo y sabía que después de esta sesión de placer, no la dejaría jamás. Ella, sumisa como una esclava, se dejaba hacer por sus fuertes manos.
Con el agua hasta el cuello, el detrás de ella, sus manos sobando rudamente sus pechos, su pelvis golpeando con fuerza y pasión sus glúteos. Su respiración denotaba excitación, placer, vicio… rudeza.
- Más, más, más, dame más, sácame el orgasmo que tenía para ti desde hace meses – Le susurró Gema desde delante.
Una ola de placer invadió su cuerpo.
La sensación de ingravidez al estar en el agua, unida al orgasmo que estaba teniendo, hicieron que sus gritos de placer apenas fueran ahogados entre sus dientes.
Los bufidos de su amante, a su espalda, confirmaron que ahora Gema también estaba inundada del placer de su amor.
Levantó la vista.
Quería ver a su hermana. Quería que ella misma viera que su novio la había dejado por su hermana mayor.
Allí estaba, caminando hacia ellos. Mirando, escrutando con la vista.
"Si, créetelo, ahora es mío, solo mío, ahora la envidiosa serás tu ". Pensó Gema.
De la izquierda de Lara, hundido en el agua, emergió un torso de hombre. Esbelto, fuerte, musculado.
"¿Que es esto?". Se preguntó Gema.
Girando la cabeza con tal velocidad que casi se rompe el cuello, sus ojos coincidieron con otros desconocidos…. o no tanto.
- ¿Sabes? Mi hermano me había dicho que estabas muy buena y que en el fondo eras muy caliente, pero no sospechaba que fuera de esta manera – Le dijo Arturo, mientras se subía el bañador
Gema, sintió que el placer que la inundaba por completo, desaparecía poco a poco de su interior. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Su cuerpo comenzó a temblar, no sabía si del frío o de la tristeza que poco a poco estaba llenándola por completo.
La envidia la había cegado.
Las siguientes palabras de Arturo, hicieron que se sintiera la persona más rastrera de la playa.
- Y claro, es que uno siente envidia de lo que esta catando mi hermano, y yo quería probar a la hermanita, a ver si la familia es tan caliente como se dice y puedo decir que si –
Y con una sonrisa burlona y maliciosa se despidió diciendo:
– Pues ha sido un placer, ya nos veremos -
Se fue nadando hasta la orilla, donde lo perdió de vista.
Gema se quedó mirando a Lara y a Sergio, que a varios metros de ella, comenzaban a besarse apasionadamente.
"Te envidio Lara".
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