21 may 2010

Calor

Estábamos en pleno agosto, en el norte eso no significa que el calor sea sofocante, pero aquel día sí, como queriendo anunciar algo, el calor era pegajoso y la humedad se notaba en cada movimiento.

Las dos familias habían conseguido por fin reencontrarse y estaban pasado una semana juntos, disfrutando del sol, la playa y la gastronomía del norte. Gloria y Rubén se habían conocido en un foro sobre su trabajo e intercambiando mensajes y dudas, se hicieron grandes amigos.

Pasado el tiempo la confianza había dado paso a una relación más abierta y sincera, así comenzaron a "jugar". Las preguntas volaban por la red, preguntas y secretos de todo tipo, secretos que ahora solo sabían ellos dos.

Los buenos jugadores saben parar cuando sienten que la partida se vuelve peligrosa. Quizás ellos no eran buenos jugadores.

Esa mañana les tocaba a ellos quedarse en casa preparando la comida, mientras sus respectivas parejas bajaban a la playa con sus hijos.

Entre bromas de quien cocinaba mejor, se pusieron manos a la obra.
Gloria llevaba puesto una camiseta larga, hasta casi las rodillas y su bikini debajo, Rubén llevaba su bañador y una camiseta de manga corta.

La partida empezó con una simple frase: "Hace mucho calor hoy" dijo Gloria. Rubén contestó chiscádole con unas gotas de agua. Las risas comenzaron a sonar en toda la cocina.
Gloria al rato puso otra carta sobre la mesa y mojó a Rubén con algo más que gotas de agua, a lo que este respondió con el tierno gesto de agarrarle la muñeca para que parara.

"Para que la vamos a liar" le dijo Rubén a Gloria.

Y Gloria supo esconder sus cartas.

El siguiente en mover ficha fue Rubén. Pasó por detrás de su amiga y en un gesto cariñoso le acarició el cuello. Ella sonrió pero seguía ocultando su juego.

Rubén, arriesgando mucho, volvió a su lugar y llenándose la palma de la mano de agua, la vertió sobre la cabeza de Gloria.
Esta se sonrió y tomando un vaso lleno amenazó con lanzárselo. Rubén la agarró rápidamente de los brazos e hizo que posara de nuevo el vaso en la encimera.
Pero Rubén se arriesgó y no soltó a Gloria. Esta se reía y trataba, sin demasiado esfuerzo, de zafarse de su raptor.

Ahora Rubén tenía todas las cartas sobre la mesa y solamente quiso cambiar una más: Tomó con un poco más de fuerza a su amiga y se la pegó al pecho, notando la espalda y el culo de Gloria pegado a el.
Ella se mantuvo inmóvil durante 2 segundos y su siguiente movimiento fue tratar de zafarse de Rubén, para ello hizo el único movimiento que podía hacer, hizo fuerza apretando su trasero contra la entrepierna de Rubén y llevando su tronco hacia adelante.

Pero Rubén tenía un juego muy fuerte y Gloria solo pudo sentir la entrepierna de Rubén clavándose ligeramente en su trasero.

Rubén soltó a Gloria cuando esta regreso a su posición normal, pero no del todo, Rubén tenía un as en la manga y tomó a Gloria de la cintura sin dejar que ella se alejara.

"¿No me dejas irme?" Preguntó Gloria desconcertada del movimiento de Rubén. Este sin hablarle buscó su cuello y notando el olor a verano de su morena melena, cuando llegó a su destino la mordió.
Gloria dio un respingo y se giró rápidamente en un movimiento casi felino.

"¿Qué haces?" le pregunto solo con los ojos, sin abrir la boca.

Rubén la tomó con fuerza de las caderas y la sentó en la encimera.



Con todas las carta sobre la mesa, Rubén abrió la boca y se acercó a la de Gloria sin soltarle la cintura. Sus labios chocaron y la humedad de sus lenguas inundó sus bocas.
Gloria fue la primera en acercar su lengua a la boca abierta de Rubén, este la recibió de buen gusto y comenzó a dejar que se acomodara encima de la suya.
A continuación Rubén hizo lo mismo y las dos lengua comenzaron a luchar despacio, muy despacio.

La manos de Rubén buscaban el bonito culo de Gloria, acariciándolo por encima de la camiseta. Gloria acomodó sus manos en la nuca de Rubén.
Las respiraciones se hicieron más profundas, el sudor mezclado con el calor del día hacía que la atmósfera del momento fuera de lo más excitante. La espalda de Gloria se estaba llenando por momentos de gotas.
Los ojos de Rubén se abrieron, encontrándose con los de Gloria.

"El único juego de llaves lo tengo yo" Dijo Rubén.



Es curioso como a veces en una partida con dos jugadores pueden ganar los dos, pero más curioso y bastante común es cuando ninguno pierde... pero tampoco gana.

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