16 sept 2009

Rescatando a Paula

Recuperé a Pau al año de perderse en el mundo de las mafias y del sexo. Nunca se arrepintió, me confesó que realmente estaba enamorado del "chulo" con el que salió durante ese año y que casi todo lo que hizo le produjo placeres y sensaciones que jamás olvidará y que no dudaría en recomendar a cualquier mujer.

Pau no dudó en contarme todas sus aventuras sexuales junto a su negro (que así lo llamaba). La que más me asustó y excitó a partes iguales fue la que ella llamó "ir de fishing". Así le dijo su negro.

Un sábado fueron en coche hasta el puerto y allí un gran yate les esperaba. La fiesta no pintaba nada mal, el glamour de los asistentes era patente en su forma de vestir, caras conocidas, mucho dinero y chicas, las chicas más esculturales que podías imaginar. El barco zarpó a las 12.00 del medio día, puntual y en silencio. Era un yate enorme y lleno de camarotes enormes, la ostentación que demostraba la gente tomando sus copas era aún más enorme.

Las mujeres que acompañaban a los hombres, hablaban entre ellas. Pau no las conocía de nada, a Pau su negro la había dejado sola en cubierta, con una copa de vino en la mano y con un vestido negro de noche con la espalda al aire. Pau había vivido situaciones parecidas, pero siempre en tierra firme, con lo cual podía irse cuando quería, el problema del yate es que tenía que quedarse allí pasara lo que pasara.

Y empezaron a pasar cosas.

El movimiento de gente llevó a Pau a la sala principal donde tres de las bellas jóvenes que había visto en el barco, yacían desnudas y boca arriba cubiertas de comida, en sus pies, en sus muslos, en sus vientres, en sus pechos, en sus cuellos. Los hombres lanzaron un murmullo de aprobación cuando vieron a las tres jóvenes. Pero fue otra chica la que comenzó el espectáculo, se acercó a una "mesa viviente" y directamente chupó uno de los dedos del pie y dulcemente se llevó a la boca un trozo de "algo" comestible que tenía. La chica desnuda dio un respingo pero permaneció en su sitio. Ese fue el inicio de la orgía de la comida.

Los hombres con mucho orden y sangre fría comenzaron a comer, lamer, chupar y coger todo lo que las bellas mujeres tenían en sus cuerpos. Y digo orden por que no hubo gritos ni empujones. Simplemente las tres chicas desaparecían entre las cabezas, labios y lenguas de los presentes. Cuando los comensales iban dejando los cuerpos de las chicas limpios, se iban retirando, dejando ver a Pau como otros hombres se quedaban comiendo los coños de las tres chicas que ya jadeaban de placer. Al ver esto los hombres que se habían retirado, ya con un poco más de prisa, se acercaron a besar en la boca o a lamer los pezones de las jóvenes. Pau ya estaba muy excitada. Los invitados sentados en los grandes y amplios sofás del salón, acompañados de las mujeres comenzaron a guardar silencio y a observar lo que comenzaba a suceder.

Los hombres que comían los coños de las mujeres se bajaban los pantalones y con pollas muy duras ya comenzaron a follarlas con pasión. Los gemidos y respiraciones profundas ya se escuchaban en todo el salón.

Pau estaba ya muy excitada y justo en el momento en el que pensaba salir de la habitación para que le diera un poco el aire, apareció su negro, Siempre aparecía en el momento justo, en el momento en el que Pau más caliente y mojada estaba.

La tomó por detrás y ella respondió casi mecánicamente agarrándole el paquete.

"Vamos a pasarlo bien, mi amor" le susurró su negro.

La tomó de la mano y la sentó en la única butaca individual que había en la sala. Allí Pau vio como los hombres se levantaban de sus asientos y se acercaban hacia ella. Pau sabía lo que iba a pasar; no lo dudó y se bajo los tirantes de su vestido dejando los pechos al aire. Conocía su papel.

Se formó una fila justo delante de ella, las tres chicas seguían siendo folladas por tres hombres y Pau sabía que su trabajo era el endurecer las pollas de los casi 15 hombres de la sala para que, seguidamente, se turnaran para follar a las jóvenes.


Pau me dice que siente placer, pero que muy dentro de su cabeza hay una punzada de que algo se le escapa, que de su orgullo no está en su sitio. Pero antes de empezar a analizar filosóficamente su preocupación, la primera polla la está follando por la boca. Su preocupación se desvanece al ritmo de las caderas del hombre de unos 55 años que la está penetrando por su boca. Ella ya no es Pau la cerebral, con una polla en la boca, Pau es salvaje, cachonda… una puta, como la llaman a veces los amigos de su negro.

Pau se agarra a las nalgas del hombre y comienza a chupar como solo ella sabe, con dulzura, con mucha saliva, usando labios y lengua. La polla del hombre se pone como una roca en segundos y despacio se la saca de la boca para desaparecer. Casi sin tiempo a reaccionar, le llega la segunda, un joven de menos de 30 años y con una polla delgada pero muy larga se acerca a su cara. Pau la toma con sus manos y se la mete entera en su caliente boca; es la segunda y le gusta, joven y fresca. Dos de las chicas del salón aún vestidas se acercan a los pechos de Pau y sin mediar palabra comienzan a lamerlos, morderlos y comerlos. Los pechos de Pau son perfectos, ni grandes ni pequeños, altos y con el pezón pequeño y siempre duro; pezones que ahora sus dos compañeras lamen con todo el erotismo que tienen en sus bocas. Es una simbiosis, Pau ayuda a las pollas a endurecerse y mojarse, y ellas ayudan a Pau a no dejar de estar excitada, pero Pau no necesita ayuda. Han pasado ya 6 pollas por su boca y quiere más. Al final tiene tantas como las 14 que había en el salón. Le duele la mandíbula y los labios. Las dos chicas la masturban despacio mientras le siguen lamiendo los pezones.

La fiesta es todo un éxito, los hombres no dejan de follar a las tres chicas, que ya tienen orgasmo tras orgasmo. Cuando una polla desfallece la boca de Pau se encarga de ponerla firme de nuevo.

Después de casi una hora las fuerzas comienzan a flaquear. Pau a tenido varios orgasmos debido a las caricias de sus dos acompañantes femeninas, pero su entrepierna pide algo masculino.

Se incorpora viendo que el panorama es desolador: los hombres en la sala están sentados, dormitando desnudos después de una buena sesión de sexo.

Pau, desnuda, sale del salón y sube a cubierta de nuevo, el día es precioso, luce el sol y no hay ni una sola nube. Recupera las esperanzas de ser follada cuando ve a tres chicos, seguramente encargados del yate, follándose a una preciosa rubia, que se deja hacer de todo, se deja hacer tanto, que está ensartada encima de uno de ellos por el coño, mientras el otro le está dando por el culo y el tercero le está follando la boca. Los hombres sonríen, parece que la apuesta era poder llegar a esa postura… "como en las películas porno".

Pau se acerca sigilosa a ellos, que algo avergonzados la miran. Pau continua acercándose, se acerca tanto que al final no le queda otro remedio que robarle la polla que tiene en la boca la chica, sentar al chico en la tumbona de playa que tiene al lado y sin mediar palabra comenzar a cabalgarlo, ella misma dirige la polla a su húmedo y necesitado coño y despacio se deja caer encima, soltando un grito de placer mezclado con desahogo. Cabalga al joven despacio, muy despacio, gozando todo el grosor de la polla que tiene dentro de su cuerpo. Pau tiene tres profundos orgasmos, los aprovecha al máximo, despacio, aguantando el placer todo lo que puede en su cuerpo. Cuando abre los ojos después del tercero se encuentra con que los otros dos chicos han colocado el coño de la joven delante de la boca de Pau, que sin pensarlo (nunca le ha gustado demasiado) comienza a comer. Pero este coño le gusta, está dulce, sabe a polla y lo comienza a lamer en todo su esplendor, intentando buscar más sabor a hombre en el coño de una mujer mete su lengua dentro, haciendo que la rubia se estremezca con su orgasmo y llene la boca de Pau de toda clase de sabores: semen, polla, coño…

Pau, aún desnuda, baja las escaleras hacia el salón y allí ve lo que más tarde me confesaría que le gustó tanto ver que hasta ella se asustó de hasta donde llegaba su mente.

Allí estaban los 15 hombres rodeando a las tres chicas aún desnudas. Una de ellas atada a la mesa, boca arriba y con las piernas y los brazos abiertos. Las otras dos portando en sus manos dos consoladores que emitían el típico ruido de estar en funcionamiento.

Las dos chicas comenzaron a besar y a lamer el cuerpo de la tercera, los hombres se masturbaban a su alrededor, justo cuando con los dos consoladores comenzaron a masturbarla, por el coño y el culo. La chica comenzó a gemir, respirar, gritar de placer; las otras dos delante de su entrepierna continuaban masajeando su ano y su clítoris. En ese momento la chica empezó a serpentear con su cuerpo, arqueando la espalda, gritando de placer, orgasmo tras orgasmo las dos compañeras no paraban de meter y sacar los dos consoladores de su cuerpo. Los hombres que se empezaban a correr se acercaban al cuerpo de la chica y lo salpicaban de su semen. La chica no podía más gritaba de placer, de dolor, Pau no sabía diferenciarlo, pero sí sabía que ella se cambiaría por la chica ya mismo.

Su cuerpo comenzó a cubrirse de secreción blanca y sus gritos comenzaron a apagarse, la chica cerró los ojos y quedó inerte en la mesa, aún atada, los hombres que quedaban por correrse lo hicieron en sus piernas, salpicando de paso a las dos chicas que aún continuaban masturbando frenéticamente a la ya desmayada.

Pau se da cuenta de que se está masturbando y que el joven de la polla delgada, fresca y larga está subiendo las escaleras. Se coloca detrás de ella y comienza a follársela. Pau aún está absorta en las convulsiones de la chica de la mesa y comienza a orgasmar con la larga polla del joven. En la mesa la joven está cubierta de semen y cuando ya apenas se convulsiona, las dos jóvenes apagan los consoladores, se incorporan y comienzan a lamer y limpiar el cuerpo de la joven con sus lenguas. Esta imagen pervierte tanto a Pau que el grito propiciado por su segundo orgasmo atrae las miradas de la gente del salón. El joven se corre en ella y Pau siente que hay miradas clavadas en su cuerpo, miradas que no le gustan, miradas que le dan miedo, por primera vez siente miedo de esa gente, la gente que durante un año han hecho con ella lo que han querido.

Recuerdos que ahora se agolpan mientras la polla del joven aún permanece en su coño y mientras Pau ve como el cuerpo de la joven desmayada por los orgasmos es limpiado por las lenguas de las dos chicas.

Justo en ese momento recuperé a Pau. En próximos relatos os contaré algunos de los trabajos que Pau realizó.

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