21 ene 2010
Aprendiendo
“Mira ven, es que quiero que veas como lo hago” Me dice Ana
Se sienta en la silla, solamente vestida con su bikini, se abre las piernas, se introduce su mano derecha por dentro de las bragas y comienza a masturbarse. Los primeros dos minutos lo hace de manera suave, jugando con su coño, sin prisa. Su cabeza permanece erguida y con sus negros ojos cerrados.
Los siguientes cinco minutos se vuelve loca; en menos de un segundo se despoja de la parte de abajo del bikini con tanto ardor que está a punto de romperse la braguita, con la otra mano se pellizca los pezones. Su cabeza no para de moverse de arriba abajo, como si afirmase algo con rotundidad cientos de veces, su melena negra se mueve como una catarata salvaje.
Se abre más de piernas y veo su coño lampiño frotado fuertemente por su mano, veo como se entretiene más metiéndose uno, dos y hasta tres dedos, hurgando su agujero como si se le hubiera perdido algo. Los vuelve a sacar, usa la otra mano para abrirse los labios y comienza a masajearse rápidamente su clítoris.
Muy rápido.
Más rápido
De su boca no sale ni un sonido, se muerde los labios fuerte, muy fuerte.
Y se corre.
Profunda, salvajemente, golpea el suelo con sus dos pies uno tras otro mientras oleadas de placer recorren su cuerpo.
Ahora sí grita, es más un lamento, un quejido, salvaje potente, como su orgasmo.
Los últimos temblores recorren su cuerpo mientras el placer va desapareciendo.
Tiembla
Se acaricia los brazos tiernamente.
Me mira y sonríe, tímida, avergonzada. Infantilmente se lleva un dedo a los labios.
-Ahora vas a aprender tu hermanita mía- me dice mientras me levanta y me despoja de la toalla que tengo alrededor de mi cintura. – Antes de que vuelvan papá y mamá –
Y me dejo llevar, lo que acaba de hacer mi hermana tiene que ser estupendo
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