21 dic 2009

Papa Noel y sus ayudantes


Y cuando salí de su casa, aún no me lo creía. Que estupidez.

Había que tener una imaginación enorme y una vergüenza inversamente proporcional para contarme esa historia.

Me llamó el 25 de diciembre, exaltada y muy nerviosa. Me preocupé y pensé que le había pasado algo la noche de Navidad, después de dejarla en su casa.

Estaba bastante borracha y la llevé hasta su portal, hasta ahí todo bien.

A la mañana siguiente (casi a las 14) suena mi móvil y me ruega temblorosa, que vaya a su casa.

Me planto lo más rápido que puedo en su puerta y me abre. Sigue vestida como la dejé la noche anterior, pero con el pelo aún más alborotado y toda la ropa arrugada.

Fuma cigarro tras cigarro y bebe de su botellín de agua mineral. Adriana es una "niña bien" encargada de una de las sucursales de una conocida cadena de tiendas de ropa más conocidas en el mundo. Su piso es casi un Loft y ella tiene ese aspecto de ganadora-atractiva. Alta, de más de 1.70, con unos ojos preciosos, rubia y con un cuerpo bastante apetecible.

"Tienes que escucharme, tienes que creerme", casi me susurra con la mirada perdida en alguna pared de su salón.

"Te escucho, Adri. ¿Te pasó algo?"

"Si…. Bueno, no. Joder… no lo sé"

Me arriesgo a preguntar lo que llevo sospechando desde que me llamó:

"¿Te atacó alguien?"

"Mejor, empiezo desde el principio" Me dice encendiendo otro cigarro.







Me dejaste en el portal y aunque pareciera que no, mi borrachera ya estaba más que acabada.

Subí y abrí la puerta. Nada más cerrarla escuché un ruido en el salón y me asusté mucho. Recuerdo agarrar el bolso con fuerza, pensando que eran ladrones. No encendí la luz (no me preguntes por qué) y solo pude reunir fuerzas para medio susurrar un "¿Ahí alguien ahí?" No obtuve respuesta alguna.

Seguí caminando despacio y pegada a la pared, camino al salón, justo donde estamos ahora.

Y los vi.

Hice el gran esfuerzo de no gritar y de fijarme bien, tenia que ser producto de lo que quedaba de la borrachera. Allí estaba una figura de Papa Noel colocando paquetes de regalo debajo del árbol de navidad, ayudado por tres... Joder… Tres enanos!!!. Créetelo, por favor.

Pensé que era una broma, una cámara oculta, vosotros en mi casa vestidos de Papa Noel… pensé muchas cosas, hasta que al final me encontré debajo del marco de la puerta mirándolos fijamente.

Reuní las fuerzas suficientes para decir:

"¿Quien coño sois y que hacéis en mi casa?"

Los cuatro personajes se giraron y me miraron. El que iba de Papa Noel, se levanto despacio, con las manos pidiéndome calma.

Agarré el jarrón de mi derecha y amenacé con arrojárselo.

El tono que salió de su boca, fue lo más relajante que he escuchado jamás.

"Tranquila, niña. Solo hemos venido a traerte tus regalos de navidad"

Volví a dejar el jarrón en su sitio y baje mis defensas. Un hombre así con esa voz, no podía ser malo.

"Eso es pequeña niña, relájate. No va a pasar nada" Era hipnótico.

Me acerqué al sofá donde estamos ahora y me dejé caer. El sueño me pudo y cerré los ojos.

Me despertó un: "Quítaselas, quítaselas"

Y poco a poco abrí los ojos.

Incorporé la cabeza ayudada por los tirones que sentía en mis piernas.

Abrí los ojos del todo y vi a los tres enanos, dos de ellos abriéndome las piernas y el tercero tirando de mi tanga.

El señor de rojo, con barba blanca, estaba apoyado en la pared viendo la escena.

Traté de zafarme de los tres pequeños hombres, pero cuando intenté agitar mis piernas, la maldita voz de aquel simpático y gordito hombre me volvió a hechizar.

"Tranquila Adriana, es Nochebuena, relájate y disfruta".

Mis piernas se volvieron pesadas y mi cuerpo sufrió otra vez el desplome casi orgásmico que había sufrido minutos antes… Solo que esta vez no me dormí.

Con mis piernas totalmente abiertas, la maniobra de bajada de tanga fue más que fácil. El mismo que lo arrojo a los pies del hombre de rojo, dio dos pasos y se metió, literalmente entre mis piernas.

Sin poder ver nada, puesto que por su pequeño tamaño, mi falda arremangada lo tapaba casi por completo, sentí como unas pequeñas manos abrían mi depilado coño y una experta lengua comenzaba a chuparlo.

Mi cabeza dio un respingo hacía atrás y un gemido salió de mi boca.

"Le está gustando" Escuché que decía otro de los enanos.

Los dos amigos del que me estaba comiendo el coño, subieron al sofá y con una rapidez increíble y a la primera lograron quitarme la camiseta de tirantes y dejarme solo por unos segundos en sujetador; el cual quitaron con suma facilidad.

Mis pechos quedaron al aire por poco tiempo, sus dos pequeñas bocas comenzaron a succionarme los pezones.

No voy a mentir y entre el desconcierto, los grados de alcohol que quedaban en mi sangre y que los jodidos enanos lo estaban haciendo de película, comencé a sentir que mi cuerpo se abandonaba a la lujuria y el placer.

El orgasmo lo tuve con la lengua del pequeño hombrecillo en el fondo de mi coño. Subí mis caderas instintivamente mientras un "Iiiiiihhh" salía de mi boca.

Me volví a relajar.

La siguiente imagen que recuerdo es al pequeño ser que me había dado placer increíble en mi coño, subido encima del sofá, bajándose el peto que vestía verde, delante de mi cara.

La realidad me invadió de nuevo y pensé que un enano me iba a enseñar su polla. Mientras que los otros dos seguían lamiéndome y comiéndome los pezones.

Volví a sentir esa sensación de la que está haciendo algo desagradable, anormal… pero otra vez el maldito viejo barrigón de rojo volvió a hablar.

"Es Nochevieja, pequeña, relájate"

Y así fue.

El enano logró quitarse los pantalones y dejar delante mía su pequeña polla. Medía unos 6-7 centímetros y aunque tuviera ese tamaño, parecía bastante dura.

Se acerco a mi y con sus pequeñas manos me abrió la boca. Sin dificultad lo consiguió y con un paso hacía mi, me metió su pequeña "cosa" en mi boca. Sin pensarlo y mientras los otros dos habían dejado de succionar mis tetas, comenzó a follarme la boca.

Su pequeño cuerpo se movía ágilmente y he de reconocer que su polla sabia diferente a todas las que había probado. Era un sabor dulce, rico, sabroso. Comenzó a gustarme, así que mis manos tomaron sus pequeñas nalgas y comencé a chupar con avidez.

No podía creer lo que estaba haciendo.

Logré ver a los otros dos enanos, desvistiéndose, mientras hablaban entre si.

La aguda voz del que estaba metiéndome su pene en mi boca comenzó a pasar del "Chúpamela, así, así" a un sonido gutural que nunca había oído.

La sorpresa auditiva se acabo de repente cuando noté en mi lengua la corrida del pequeño hombre.

Su sabor….. dulce, espeso…raro…. Delicioso. Me gustaba, si, chupé, chupé, succioné hasta la última gota de su corrida.

La imagen debía de ser bastante cómica, puesto que los otros dos comenzaron a reírse.

El primer enano se separó de mi como pudo y mi avergonzada cara quedó libre de nuevo… no por mucho tiempo.

Los otros dos, ya muy excitados por la escena que acababan de ver, se lanzaron sobre mi.

Me tumbaron en el sofá y mientras uno se puso sobre mi cara, el otro comenzó a comerme el coño.

Su polla sabía igual de bien que la de su anterior compañero, así que esta vez Papa Noel no tuvo que decir nada para calmarme.

El otro trataba de meter su pequeña cosa en mi mojado coño.

"Siempre igual, no es posible" Decía

No se si por pena o por gula, lo tome por la mano y lo subí hasta mi cara. Con uno a cada lado de mi cabeza, me metí las dos pequeñas y dulces pollas en mi boca. Cabían perfectamente y así estuve chupándoselas mientras que ellos acariciaban mis mejillas, mis tetas, mi cuello… acariciándome todo lo que sus cortos brazos alcanzaban a tocar.





Así chupando fuertemente y con mucha sed, logré que los dos se corrieran a la vez en mi boca. Su sabor no me defraudó. Dulcísimo, casi como leche condensada. Casi me trago a los dos hombrecillos de tan fuerte que succionaba, no quería dejar nada en sus pequeños huevos.

Se incorporaron los dos y comenzaron a vestirse. Mientras yo me limpiaba la comisura de los labios con la lengua.

Miré al viejo gordo y barbudo con voz relajante, y no me lo pensé dos veces. Corriendo a gatas me acerqué hasta el y con un fuerte movimiento, le bajé los pantalones, una arrugada y pequeña polla apareció entre las delgadas piernas del viejo.

La tome con mis dos manos y comencé a chupar, buscando ese sabor. El viejo se reía mientras me miraba por encima de su gran barriga. Su polla comenzó a ponerse morcillona. Yo trataba por todos los medios de que se corriera cuanto antes. Chupársela a un viejo no resultaba muy agradable… aunque viniera de chupársela a tres enanos. Pero si el jefe de estos, tenia el mismo sabor que ellos, el sacrificio valdría la pena.

Noté como el viejo me agarraba de la cabeza y comenzaba a sufrir leves espasmos, seguido de un bufido y seguido de un chorro de esperma que inundó mi boca.

Su sabor fue tan increíble, que según caía por mi garganta noté como mi cuerpo se desvanecía vencido por su sabor.









"Tienes que creerme. Sucedió así, te lo juro" Me suplico Adriana

Independientemente de si la creía o no, mi excitación era máxima.

"Adri, creo que has soñado. Y creo que ha sido un sueño muy excitante, extraño y un poco bizarro, pero solo eso, un sueño"

"¿Y los regalos? ¿Que hacen esos regalos ahí? Yo no los puse, yo no los compré. No me he atrevido ni a abrirlos"

"Adri, quieres que me crea que entraste en tu casa, te encontraste con Papa Noel y con tres enanos ayudantes y que te corriste una orgía con ellos?"

"Sé que es difícil de creer, pero es la verdad…. Por favor" Me suplicó mirándome a los ojos.

Me levanté y cogí mi chaqueta.

"Mañana lo hablamos con más calma y seguro que todo esto tiene una explicación lógica" Le dije… quitándole una mancha blanca de su mejilla con una caricia.

Ya en el coche de vuelta a mi casa, seguía dándole vueltas al asunto. "¡Que locura!" pensé.

Pensé

Pensé

Pensé

"Quitándole una mancha blanca de su mejilla"

- Mierda –

29 nov 2009

¿Servimos los cuatro?


Una locura.

Eso era lo que parecía.

Dos parejas que solo se habían visto una vez en verano. Nos conocimos yo y Cloe a través del messenger y la relación fue creciendo hasta convertirse en amistad, una muy buena amistad. No habíamos hecho las cosas típicas que se supone que hace la gente por el chat. Si habíamos hablado de sexo de cosas calientes, pero nunca nos habíamos confundido en nuestros sentimientos. Éramos amigos…. muy amigos.

La idea de conocernos surgió por ambas partes. Mi mujer, Rebeca y yo, íbamos a bajar al sur y Cloe nos ofreció buscarnos un hotel con la condición de quedar los cuatro para vernos.

Así lo hicimos, y gracias a los tres días que estuvimos recorriendo el sur los cuatro juntos, comenzó a forjarse una amistad real y aún más buena si cabe.

Raúl, su novio era mas reservado, pero a base de bromas y gustos en común, nos lo fuimos ganando.

Fueron tres días muy buenos.

Me sorprendió las maneras de Cloe, que al contrario que su chico, bailaba, sonreía siempre, bromeaba y se dejaba querer. No niego que la sensación de deseo y de lujuria se apoderó de mi en más de una ocasión. La chica lo valía. Pero no queria romper unas amistades que podían ser muy buenas y largas.

Tampoco voy a negar que su chico miro con deseo a mi Rebeca en más de una ocasión, y es que mi mujer bien lo merecía.

Pasare a describirnos.

Cloe: Morena, bajita, regordita, una bellaza de cara y un cuerpo lleno de curvas perfectamente puestas.

Raúl: Alto, moreno, cara seria pero atractiva y cuerpo normalito. Al principio demasiado serio para mi gusto.

Rebeca: Alta, pelo castaño, un cuerpo de 10 pechos grandes y perfectos y su cara inocente hace que cuando se la conoce, te lleves una sorpresa.

A mi ya me conocéis… y si no, leed algún relato anterior.

Todo fue a pedir de boca esos días.

Cuando volvimos cada uno a nuestro sitio, por el messenger coincidimos Cloe y yo en que habían sido unas vacaciones muy buenas y que habría que repetirlas.

No tardó en decirme cuando podrían ser las siguientes.



LA PROPOSICIÓN





- En invierno nos vamos a ir a Barcelona, podríamos vernos allí – Me dijo sin pensarlo.

- Bueno, en invierno nosotros tenemos otros 10 días, así que todo seria hablarlo – Le conteste ya haciéndome ilusiones, como un niño pequeño.

- Pero te aviso de una cosa – Me escribió Cloe – Queremos ir al festival de cine erótico de Barcelona, así que podríamos ir los cuatro, lo pasaríamos bien. -

"Festival de cine erótico, con esta chica…. Esto puede ser muy interesante", pensó mi turbada mente.

- Yo se lo comentare a Rebeca, pero creo que es buena idea – Le dije seguro de mis palabras.

Así quedo la cosa.

Hasta noviembre.



EL SEGUNDO ENCUENTRO





Después de muchas llamadas, muchos ruegos y muchos puntos resueltos, los cuatro decidimos ir.

En Barna nos vimos, a la puerta de nuestro hotel.

Curiosamente, el primero que nos saludo y se puede decir que efusivamente, fue su novio. Saludo, sonrió, parecía que el viaje y la ciudad le habían sacudido de su habitual seriedad.

El primer día, nos fuimos a conocer la ciudad, los cuatro paseamos y el buen ambiente, las bromas e incluso el cambio de parejas para hablar por separado, cosa que en nuestro primer encuentro no había sucedido. Esto pintaba muy bien.

Nadie se atrevía decir para que habíamos ido a Barcelona. La idea surgió de la cabecita de Cloe y fue ella quien lo dijo en la cena.

- Deberíamos de ir mañana al festival, es sábado y habrá mucha gente, puede ser muy divertido -

Esa noche, ya rendidos del viaje y de la visita maratoniana, decidimos no aumentar nuestra agonía y nos fuimos cada pareja a su habitación.



EN EL FICEB



Era sábado y el día estaba muy bueno. Nos levantamos tarde y no desayunamos.

Fuimos a comer a una hamburguesería y tomamos el metro para llegar al recinto de la FICEB.

Cientos… yo diría que miles de personas (en su mayoría hombres y solos), estaban en el pabellón donde se celebraba el festival erótico-pornográfico.

Era enorme, con cientos de stands. Desde los que te vendían los mas variopintos aparatos sexuales, hasta los que tenian alguna pornostar firmando su última película en DVD.

Nosotros cuatro estábamos muy perdidos, muy atentos y creo que bastante nerviosos. Raúl era el que se mostraba más tenso y esto le hacia estar en guardia permanente. Cloe solo reía y le señalaba a Rebeca todo lo que le llamaba la atención. Iban delante nuestra y cogidas del brazo. Muchos chicos y hombres solos miraban a las dos niñas, con cara de hambre, preguntándose si estaban solas, si buscaban aventura o si solo estaban de visita. Raúl estaba muy tenso mirando constantemente a Cloe y vigilando como los chicos se acercaban a ellas cuando se paraban en algún stand.

- Vaya cantidad de moscones que hay por aquí, deberíamos de ir los cuatro juntos - Me dijo con cara de suplicio.

- No te preocupes que saben cuidarse y nosotros las vigilamos – Le contesté intentando tranquilizarle.

Paramos en un stand donde había una plataforma vacía y mucha gente mirando. Supuse que allí iba a ocurrir algo, por que los chicos con cámaras y teléfonos móviles se agolpaban en lo alto.

Así fue.

Dos mujeres increíbles salieron de detrás de un biombo, solo con la ropa interior puesta.

Comenzó a sonar la típica música de película porno y ellas dos comenzaron a bailar muy pegadas, sobándose mutuamente.

Cuando el público comenzó a silbar y a gritar cosas obscenas, la gente de detrás nuestra comenzó a empujarnos hacia delante. Notaba como los tíos de alrededor de nuestras chicas las miraban con cara de depredadores. Por suerte tanto Raúl como yo, las teníamos cerca y con las manos en sus hombros.

Los gritos comenzaron a subir de volumen, cuando las chicas se quitaron sus pequeñas vestiduras. Subieron aún más cuando una de ellas se sentó en el diván que había en el escenario y la otra se puso delante de ella para ofrecerle su sexo, que la primera comenzó a devorar con avidez. Subieron más aún si cabe, cuando se separaron de nuevo y una se quedo recostada en el diván y la otra comenzó a acercarse al público.

El suertudo fue un chico de unos 35 años, regordete y con la cara más roja que su calentura.

Me fijé en Raúl, el cual ya estaba mas tranquilo y había dejado a Cloe respirar por fin. Cloe a su vez no perdía vista de lo que pasaba arriba en el escenario. Mi excitación me había vencido hacia tiempo y los roces con el culo de Rebeca se habían hecho muy notables. Tanto que ella me había tomado por las caderas y me apretaba aun más. La gente estaba tan absorta en el espectáculo que ya ni miraban a nuestras chicas.

La chica que sacó al gordito al escenario, se retiro detrás del biombo, mientras que la otra le iba a dar la tarde más increíble que el desgraciado había tenido en su vida. Le bajo la cremallera y una morcillona polla salió por encima de la goma de sus gallumbos. La chica no se lo pensó y se la tomo con una mano, comenzando a moverla de adelante a atrás. El pene del chico no crecía, debido a los nervios, creo yo. La chica paso al plan B, abrió la boca y con un movimiento rápido cual felina, se lanzo a chupar el trozo de carne del muchacho.

Ahora si.

La actriz o lo que fuera, debía de estar haciéndolo muy bien, por que en pocos segundos la polla del tío, paso de ser una morcilla a ser un mástil y de dimensiones más que dignas.

La mamada no cesó y a medida que la sangre llenaba su sexo, la ninfa que le estaba dando placer, comenzó a chupar más rápido. El chico ya en pleno éxtasis, se olvido de las cámaras y los vítores y tomo la cabeza de la chica, supongo que para marcarle el ritmo.

Mi sexo ya estaba a punto de romper las costuras de mis pantalones y a juzgar por lo cerca que estaba Raúl del precioso culo de Cloe, el también estaba muy contento. Las manos de las chicas coincidían en su postura: las dos estaban apretándonos contra ellas con sus manos detrás, tomándonos de nuestras cinturas.

El gordito ya miraba al cielo y sus rodillas flaqueaban.

Con un grito ahogado se corrió. La chica debía de haber chupado mas de mil penes, porque supo perfectamente cuando retirar su boca. Dirigió el chorro de caliente leche a sus pechos y allí se derramo toda la corrida.

Los "bravo" y los "campeón", se comenzaron a escuchar entre los chicos que miraban como ahora la chica besaba la cabeza húmeda del chico y se despedía de el con un cachete en su gordo culo.

Se había acabado el espectáculo y la gente se movía del lugar…. Como podía, porque vi muchas tiendas de campaña entre los chicos.

Después del espectáculo decidimos separar las parejas para que cada uno comprara y observara sin temor a la vergüenza de tener delante amigos. Lo entendimos y nos separamos.

A las dos horas quedamos en la salida. Las dos parejas llevábamos varias bolsas y los coloretes se dejaron ver en nuestros rostros.



Eran casi las ocho de la tarde y la noche ya había caído en la ciudad. Decidimos irnos a comprar algo para picar y mucho para beber y meternos los cuatro en una habitación a hablar de el excitante día que habíamos pasado mientras cenábamos.



EN LA HABITACIÓN



En la habitación las risas, recordando los espectáculos que habíamos visto, no se hicieron esperar y estas mezcladas con la cerveza que habíamos comprado en cantidades industriales, hacia que la velada resultara mas agradable de lo que yo hubiera pensado. Raúl estaba muy alegre y haciendo carantoñas a Cloe, mientras yo y Rebeca, nos acurrucábamos encima de la cama.

- Aun me parece muy difícil que a un tío se le ponga dura delante de tanta gente, aunque una tía de ese calibre se la este chupando – Dije yo hablando del gordito.

- Yo creo que si estas excitado y te lo están haciendo bien, puedes conseguirlo – Me respondió Raúl

Las chicas con los coloretes de la cerveza brillando en su cara, se miraron y comenzaron una sonora carcajada.

Cloe se giro sobre su trasero y se quedo mirando a Raúl a los ojos, dando pequeños saltitos sobre su culo, se fue acercando a el. Le tomó por la cintura y le comenzó a comer la boca de la manera mas loca que yo había presenciado.

De vez en cuando Raúl abría los ojos buscándonos con ellos, comprobando si estábamos mirando o no. Si estábamos mirando.

Cloe paro en seco y paso sus manos hacia el paquete de Raúl.

- Si, se ha puesto contento -

Tanto Rebeca como Cloe, comenzaron a reírse descaradamente y muy nerviosas las dos.

Raúl estaba un poco molesto por lo que había pasado, pero las risas de las niñas le relajaron y el también comenzó a reírse.

- Y a tu chico no se le pondría dura delante de otras personas? – Soltó Cloe repentinamente.

Me quedé de piedra mirándola, mientras ella y Raúl nos miraban con cara de estar esperando algo.

Rebeca me giro la cara y comenzó a besarme con locura.

Cloe comenzó a animar el beso con gritos estilo "vamos, vamos, que ya queda poco, jajajaja"

Mi resorte comenzó a aumentar de tamaño a medida que Rebeca me chupaba la lengua. Paso sus manos hacia abajo y lo toco. Separándose dijo:

- Siiiiiii, a el también se le pone dura – Las risas comenzaron a sonar con fuerza otra vez en la habitación.

Después de este momento de morreos y morcillas, nos animamos a enseñarnos lo que habíamos comprado en el FICEB. Ellos se habían comprado varias películas porno un consolador tamaño normal y un cinturón para una doble penetración del chico a la chica. Nosotros habíamos comprado algunas películas también, cremas y aceites de sabores y otro consolador.

Rebeca le pregunto a Cloe como funcionaba el cinturón tan extraño que se habían comprado. Esta sin pensárselo se lo puso en su cintura y le explico donde debería de ir la chica y donde el chico para que entrara el pene artificial por el culo de la mujer.

Ver a Cloe con eso puesto, escenificando los movimientos del hombre y a mi Rebeca atendiendo tan cerca de ella, hizo que mi paquete comenzara a ponerse contento.

Cuando acabaron las explicaciones, Rebeca volvió a ponerse encima de mis piernas.

- Vaya!!!, que pasó aquí? – Me pregunto sintiendo mi empalme.

Los coloretes volvieron a ocupar su puesto en mis mejillas.

Cloe y Raúl comenzaron a reírse también.

A todo esto Rebeca, como quien no quiere la cosa, no separaba la mano de mi entrepierna y los movimientos que me hacia estaban empezando a ponerme más a tono aún.

La cara de Rebeca era de puro vicio, ahora estaba por encima de mi pantalón masturbándome sin ningún pudor.

Cloe y Raúl habían parado de reírse y ahora nos miraban con cara de sorpresa y algo turbados, pero sin quitar ojo.

Rebeca comenzó a besarme, mientras seguía con sus ejercicios manuales sobre mi cada vez más dura polla.

Con cierta vergüenza, pero con más excitación, mire a la otra pareja que estaba observándonos. El detrás de ella, había comenzado a tocar descaradamente los pechos por encima de la camiseta y ver esa escena hizo que un río de hormigas atravesara mi espalda.

- Os importa? – Logre escuchar a Raúl

- Para nada, esto sigue siendo una prueba – Respondió Rebeca dejando libre mi lengua por primera vez desde hacía minutos.

Volví a tomar la lengua de mi niña e intentando olvidar el público presente, comencé a besarla apasionadamente.

El hecho de que Rebeca se quitara la camiseta me excito mucho, pero que Cloe se quitara la suya mostrando que no llevaba sujetador, hizo que me pusiera por un momento más nervioso que excitado…. Solo por un momento.

Las respiraciones entrecortadas comenzaban a hacerse más audibles. A mi ya me daba igual que hubiera gente en la misma habitación y pasando mis manos por detrás de su espalda, logré quitar el sujetador de Rebeca, dejando al aire los grandes y preciosos pechos.

Comencé a amasarlos y a besarlos como a mi me gustaba hacerlo.

Levantando la cabeza ligeramente y vi como Raúl también estaba beneficiándose de los pequeños y bonitos pechos de su novia.

Las cosas en pocos segundos se volvieron locas.

Rebeca en un ataque de pasión, se levanto y se quito toda la ropa que le quedaba puesta y me tumbó en la cama boca arriba y rápidamente me quito la mía. Allí los dos desnudos comenzamos a tocarnos y besarnos. Ella encima de mi, con sus piernas abiertas y moviéndose cual serpiente del paraíso.

No podía dejar de ver como nuestros amigos estaban en pleno ajetreo. La sensación de mi chica encima de mi y la visión de ellos me hacia estar en el paraíso.

Ahora Cloe estaba de rodillas en el suelo y estaba proporcionando a Raúl una mamada de escándalo, con el reclinado hacia atrás en el sillón.

Pude ver como Raúl me miraba y se mordía el labio, no se si por vergüenza o por mostrarme que clase de trabajo estaba haciéndole su chica.

Por su parte Rebeca, que estaba también viendo a nuestros amigos, bajó lamiéndome mi pecho, hasta llegar a mi ya desbocado pene. Una vez allí comenzó a chupármelo, como si le fuera la vida en ello, como si estuviera en una carrera con su amiga Cloe.

Las dos cabecitas de las niñas, subían y bajaban casi al unísono.

Cloe paro sus trabajos orales y dirigiéndose a Rebeca dijo:

- Rebe, ahora que nos den ellos placer, a ver si se cortan o si son tan buenos como parece -

Mi novia paro de chupármela y sin decir una palabra se tumbó en la cama a lo ancho con las rodillas subidas y con las piernas abiertas. Con una mano invito a Cloe a ponerse a su lado.

Allí las dos en la misma postura, esperaban que sus dos chicos comenzaran a trabajar. Pero supongo que la vergüenza de vernos desnudos, empalmados y tan cerca uno del otro, hacia que lo dudáramos. Reuní fuerzas y me arrodille delante de el empapado sexo de mi novia. Comencé a tocarlo con mis dedos, el cuerpo de Cloe estaba tan cerca que las rodillas de las chicas se tocaban y yo podía sentir su calor.

Note como Raúl también se arrodillaba a mi lado y logré escuchar como su lengua trabajaba en el increíblemente mojado sexo de Cloe.

Las dos chicas comenzaron a gemir casi al unísono.

Las posturas eran las mismas en las dos parejas: Las niñas tumbados con las rodillas en alto y nosotros con la boca en su sexo y las manos rodeando sus piernas hasta sus sexos abriendo sus labios.

Creo que la primera el llegar fue Cloe. Sus gritos comenzaron a subir de tono, hasta que los golpes que daba en el colchón nos hacían ver que había llegado al orgasmo.

No queria ser menos.

Abrí un poco mas los labios de Rebeca y con mi lengua comencé a lamer con pasión el clítorix ya duro, mientras que con una mano introducía dos dedos en el interior de mi amante.

No tardo mucho, grito más alto que Cloe y subió sus caderas con mi cara colgando de su sexo.

Raúl y yo nos incorporamos y con una sonrisa en los labios nos miramos. Ahora si había buen feeling entre los dos. Habíamos logrado que nuestras novias se corrieran y los desnudos y los empalmes ya no importaban tanto.

Las dos chicas se reían encima de la cama, dándose la mano en un gesto más tierno que sexual.

Raúl y yo nos miramos de nuevo y con un guiño le hice ver que era hora de acabar el juego.

Yo tendí la mano a las chicas y las dos se levantaron con mi ayuda. Ya en pie, nosotros nos pusimos sobre la cama boca arriba y con los mástiles apuntando a la lámpara del techo.

Las dos chicas se miraron y por un momento que me pareció eterno, sus ojos mostraron alguna clase de duda. No sabia cual…. O yo no queria sospechar cual.

Al final y sin hablar, se acercaron cada una a su novio.

Gateando encima nuestra, se colocaron las dos encima de nuestros falos y con sus manitas guiaron las dos estacas entre sus muslos aun mojadísimos.

Las dos dejaron caer casi al mismo tiempo sus cuerpos sobre nuestras pollas. Las respiraciones comenzaron a subir de volumen. La sensación de meter mi sexo en el mojado coño de mi novia en compañía de otra pareja de amigos, tan cerca, hacían que mi deseo y mi excitación se volvieran locos.

Casi podía tocar los brazos de Raúl. Tocaba la pierna de Cloe. Todo esto, nuevo para mi y para mi pareja, hacia que nada de lo que había en la habitación existiera, solo estábamos los cuatro, gozando y gimiendo sin pudor.

El primero en llegar fue Raúl. Con un gemido ahogado, empujaba a Cloe contra el colchón, casi sacándola de la cama.

Cuando escuche a Cloe gritar acompañando a su novio, no pude más que correrme. Con los dedos de la mano de Rebeca en mi boca, comencé a agitarme y a retorcerme del placer que sentía.

Los cuatro acabamos agotados y nuestros cuerpos sudorosos se mezclaban en la cama, ya sin pudor y sin el miedo al roce.

Raúl semi dormido, acariciaba la pancita de Cloe, mientras que Rebeca a su lado me acariciaba el pene con ternura.

Solo Cloe rompió el silencio post orgásmico:

- Al final si que éramos validos para el cine porno –

- Muuuy buenos diría yo – Le respondido Rebeca.

Las risas sonaron altas, donde hasta hacia unos minutos, los gritos de placer habían llenado la habitación.

Los siguientes 4 días fueron los más locos y excitantes de toda mi vida…

Pero eso será otra historia.

15 nov 2009

18 Años


18 añitos. Sólo 18 rompedores años.

Habíamos quedado los chicos y yo para cenar y luego salir a divertirnos un rato. La ciudad estaba desierta, al día siguiente era fiesta, estábamos por abandonar, cuando a uno de nosotros se le ocurrió la idea de probar en la última disco. Toda la ciudad estaba allí. Un ambiente ensordecedor y los cuerpos moviéndose al ritmo de la música.

La novia de mi amigo apareció entre la gente. Sus prietos pantalones y su prieta camisa, resaltaba su turgente cuerpo. Saludó a su chico y comió su boca por varios segundos. Nos subió a donde estaban sus amigas y allí nos sentamos. El novio salió del pub a no se que y ella le despidió desde arriba. En cuanto salió por la puerta se giro, me miro y corrió hacia mi gritando mi nombre. En plena carrera se dejo caer sobre mis piernas, como una niñita buena, me abrazó el cuello y su beso humedeció mi mejilla. El calor se apoderaba de mi.

Se giro sobre mis piernas y me dio su sudorosa espalda. La música sonaba muy alta. No sabia lo que hacer, ni lo que decir, ni donde poner mis manos. Cuando comenzó una nueva canción, tanto ella como sus amigas comenzaron a gritar, como si estuvieran viendo al cantante. Sonreí cuando ella me miro con una cara extrañamente seria.

Comenzó a moverse encima de mi, pero no de mis piernas, si no de mi paquete. La gente no miraba, estaban bailando como posesos. Ella comenzó a moverse aun más rápido. Su movimiento pélvico comenzó a ser muy exagerado y mis pantalones de pana y los suyos elásticos, ayudaban a que el rocé fuera bestial, tan bestial, que me encontré respirando rápido y con mis manos en su cintura. Mi paquete iba a estallar y yo no sabia que hacer. Justo en el momento de máximo roce, y como un resorte, la niña se separó de mi. La vi correr como loca a los brazos de su novio que aparecía con un amigo por las escaleras. Allí volvió a comerle la boca, y como si no hubiera pasado nada, se sentó con el a mi lado….. Jodidos 18 añitos!!

31 oct 2009

Envidia

Envidia

"Lo quiero a el. Es mi debilidad, es mi pasión. Lo necesito, no puedo estar así."

Supongo que eso era lo que pasaba por la cabeza de Gema, cuando lo veía.

Todo comenzó cuando su hermana Lara se lo presentó como su novio. Si, era atractivo, quizás demasiado, no le llamaba mucho la atención. Pero día a día, cuando Sergio iba a casa a buscar a Lara, cuando le abría la puerta y con una leve caricia en el mentón le guiñaba el ojo y con su perfecta sonrisa se iba directamente a la habitación de su hermana.

Así todos los sábados. Así, poco a poco, fue entrando en su corazón y en su mente.

Llegó el verano y Sergio comenzó a pasar por su casa más días aparte de los sábados. La universidad había acabado para Lara, y Gema tenia todo el mes de julio de vacaciones.

Los detonantes de su obsesión fueron fundamentalmente dos:

Ver a Sergio con pantalón corto y camiseta sin mangas, preparado para irse a la playa. Sus brazos musculosos, sus piernas hercúleas, su pelo, sus facciones, sus fuertes manos… ¿como podía estar saliendo con la cría de su hermana? Ese Dios necesitaba una mujer como ella.

La segunda explosión fue mucho más fuerte que la primera. Un sábado mientras Gema dormía placidamente en su habitación, oyó entrar a su hermana, muy entrada la noche. Sus padres no estaban en casa y una risita muy baja, sonó junto a la de su hermana. Era el, estaban los dos en la casa. Gema se despertó e incorporándose rápidamente, intentó escuchar lo que pasaba en la habitación contigua a la suya. De repente el silencio se rompió por una respiración jadeante. Su hermana comenzó a gemir. Solo pasaron pocos minutos y un aluvión de gemidos, bufidos y respiraciones rasgaron el silencio de la noche.

No pudo más que tumbarse de nuevo, taparse a pesar del caluroso verano e intentar amortiguar los gemidos de los dos amantes con sus manos, con su almohada, pero le fue imposible. Hasta podía notar como la cama golpeaba la pared.

Los ojos comenzaron a llenársele de lagrimas y un dolor en el estomago comenzó a matarla por dentro. Su ética familiar saltó por los aires

"Tiene que ser mío…… mío!!!!!"

Pasaron los días y su plan fue tomando forma. Lo había diseñado escuchando los gritos de placer de los dos amantes, durante horas, la noche en la que todo su mundo se derrumbó.


Sus vacaciones se acababan y tenía que darse prisa.

Escuchó a Lara hablar con Sergio, planeando ir a pasar el día en la playa y no se lo pensó.

- Vais a ir a la playa? – Le preguntó a Lara

- Si. Por? -

- No tengo nada que hacer mañana, ¿os podría acompañar? – Preguntó Gema con su cara más inocente.

Lara la miro extrañada, nunca le había pedido nada así. Se llevaban bien pero cada una en su vida.

- Bueno espera, deja que se lo pregunte a Sergio – Dijo Lara mientras marcaba en su móvil.

Sergio….. cuando Gema escucho el nombre se le erizó toda la piel. Había intentado evitarlo todos los días después de escucharlos hacer el amor y lo había conseguido con relativo éxito, pero escuchar ahora su nombre le abrió de nuevo su furia, su deseo, su envidia.

Ni siquiera escuchó que hablaba su hermana con el, solo pensó en el cuerpo de Sergio, imaginando como estaría solo con el bañador, tumbado en la arena, junto a ella.

- Gema?, me oyes? – La despertó Lara.

- Si, si, perdona, dime -

- Que me dice Sergio que no hay problema, que te vengas -

"Perfecto… perfecto", pensó Gema.

Llegó el sábado. Las dos hermanas estaban preparadas con sus bolsas de playa y con su ropa ajustada y muy corta.

La de Gema extrañamente corta.

Sergio llegó. A Gema se le encogió el corazón, se le abrieron los ojos cuando entró por la puerta, con sus brazos musculazos, con su pelo brillante. Con su sola presencia Sergio iluminó todo el recibidor.

- Así que tenemos invitada hoy, eh? – Dijo Sergio con tono bromista.

- Pues si, parece que la chica quiere aprovechar estos últimos días – Le respondió Lara.


Bajaron en el ascensor y Gema solo pensaba en su plan. No podía fallar, era perfecto.

El camino en coche se hizo muy largo para Gema. Veía como Lara apoyaba su mano en la entrepierna de Sergio, y sus miradas se cruzaban con picardía y sonrisas cómplices.

La playa estaba semi vacía.

Al llegar al sitio adecuado, todos pusieron sus bolsas y toallas en la arena caliente.

Sergio fue el primero que se quedó en bañador, sus piernas, su espalda, sus brazos su mirada, sus dientes como perlas. Gema tenía que hacer esfuerzos titánicos por no quedarse embobada mirando ese cuerpo….. SU cuerpo.

Las dos hermanas destacaban por su belleza:

Gema era más alta, sus piernas eran muy bonitas y aunque con poco pecho, sus curvas eran muy sugerentes.

Su hermana era más baja, pero sus piernas rollizas y su culo grande y demasiado bien puesto, mezclado con unos pechos muy grandes, la hacían más deseable a primera vista para los chicos, aunque su cara era menos bonita que la de Gema.

Todas las fantasías se rompían con la misma facilidad con la que llegaban. Lara se acercaba a el, Lara lo abrazaba por la cintura y Lara comenzaba a comer de su boca.

Pasados los primeros cinco minutos todo estaba en calma. Lara y Gema hablaban mientras Sergio miraba hacia el mar.

Gema sabia lo poco amante que era su hermana de el líquido elemento y ese era el primer punto de su plan.

- Me voy al agua, alguien me acompaña? – Preguntó Gema mirando a Sergio.

- Yo si, hace un calor del copón – Respondió este levantándose.

Lara miro a Sergio y a su hermana y dijo:

- No, yo paso. Id vosotros os espero aquí – Dijo hundiendo la cabeza entre sus brazos.

"Perfecto, esto va perfecto" Pensó Gema caminando lo más coqueta posible hacia el agua. Se giró y vio como Sergio le daba un pequeño azotillo a Lara en una nalga y se incorporaba para ir al refrescarse.

Gema, se quedó donde el agua la llegaba solo hasta los tobillos. En un segundo notó como Sergio pasaba corriendo a su lado para zambullirse como un sireno en el agua. Ella atónita, solo podía mirarle mientras el se giraba y la miraba a ella, haciéndole gestos con la mano para que se acercara.


Ella con un gesto le dio a entender que esperara un poco, que el agua estaba muy fría.

La sensación de Gema al ver como Sergio se levantaba y comenzaba a caminar hacia ella, no le produjo nervios, ni miedo, ni tan siquiera dudas….. solo excitación, solo vicio. Porque sabía lo que Sergio iba a hacer.

Sergio se puso delante de ella y le preguntó:

- Que esta fría el agua? Cobardica -

- Bastante, no? – Pudo responder Gema mirándolo a los ojos y esperando su acto.

Con un movimiento rápido Sergio la tomó del cuello, y por detrás de sus piernas y la subió en sus fuertes brazos.

Los gritos, pellizcos, empujones, risas y toqueteos hicieron que Gema, se excitara sobre manera, todo su plan se iba a desmoronar, tenia que mantener la compostura, ser fría, calculadora……. No podía.

Lara estaba suficientemente lejos como para no verlos, así que Gema, en un momento de separación entre los cuerpos ideo su nuevo plan.

- ¿Sabes nadar? – Le preguntó a Sergio

- Mejor que tú – Le respondió este.

Gema le miró con cara de desafío y con un rápido movimiento, comenzó a nadar hacia donde el agua cubría más. Sergio la imitó y en pocos segundos la alcanzó, agarrando a la chica por sus tobillos.

Gema paró de nadar y se giró

- Para, para, para por favor, que me pongo nerviosa cuando no hago pie – Suplicó Gema, agarrándose a los hombros de Sergio

- Vale, vale, tranquila, no te preocupes, agárrate a mi – Respondió Sergio sujetándola de la cintura y pegándola a su cuerpo.

"Es el momento" Pensó Gema.

Con un movimiento digno de una sirena, Gema se giró sobre el cuerpo de Sergio y rodeándolo con sus piernas por detrás de su cintura, se puso cara a cara con el.

Sergio reaccionó con sorpresa.

La mirada de Gema era de una sensualidad y de una excitación máxima. No apartaba los ojos de los de el. Allí los dos con el agua al cuello, comenzaron a acercar sus cabezas, sus labios.


- Tioooooooooooooooooooooooooooooooooo – Sonó la voz de un chico

"Quien coño…….?" Pensó Gema mirando a la orilla.

Sergio la soltó, casi sin importarle que la chica no hiciera pie y que estuviera a punto de ahogarse.

Lo vio alejarse nadando, como a un sueño.

Había estado tan cerca, tan cerca…..

Se quedó muda y triste.

Sergio se acercaba nadando con el "nuevo" acompañante

"¿Quien coño es?" Se preguntaba Gema, roja de ira.

- Gema, te presento a Turo, mi hermano -

- Hola preciosidad. ¿Qué hacíais los dos aquí solos? – Dijo Arturo con una sonrisa socarrona y viciosa.

- Pues estábamos peleándonos un poco. Eh Gema? – Dijo Sergio acariciando el hombro de la muchacha.

- Pues nada, vamos a seguir, ¿no?. ¿Quién ganaba? – Pregunto Turo con malicia.

Nadie respondió.

En un segundo Sergio tomo a Gema por debajo de los brazos y como si se hubieran puesto de acuerdo, Turo la tomo por los tobillos.

A Gema, esto le sorprendió, pero sintiendo los brazos de Sergio tan cerca de sus pechos, tocándola y sintiendo su cuerpo, no le importó y comenzó a reír.

- ¡Dejadme, chicos. Por favor! – Suplicaba Gema entre risas

Ellos no la escuchaban o no querían hacerlo.

Gema se percató de que Sergio comenzaba a pasar sus manos hacia delante, hacia su pecho.

Gema no se percató de que Turo, comenzaba a colocar su cuerpo entre sus piernas.

Los dos chicos la tenían casi en el aire. Ella se dejaba hacer sintiendo nada más que las manos de Sergio avanzando hacia sus tetas.

"Por fin, mi amado, mi hombre se había dado cuenta de que soy yo la mujer, de que soy yo lo que el deseaba".

Embriagada por las cuatro manos que la estaban tocando por todo su cuerpo, ella solo sentía las dos de su amante, de su Platón.

Con los ojos cerrados, notó como dos manos desaparecían de su cuerpo.

"Ahora estoy sola con el, ahora tengo que demostrarle que yo se hacer, que no tengo nada que envidiar a la niñata de mi hermana"

Así noto como su cuerpo se ponía detrás del suyo. Notó como una de sus manos buscaba de nuevo sus pechos, como la otra bajaba por la barriga hasta comenzar a acariciar su sexo, por encima del bikini.

- Sabía que te gustaba, lo sabia, demuéstramelo…. así… así – Susurraba Gema, entre los soplidos que sonaban a su espalda.

Casi sin poder reaccionar y en pocos segundos, Gema notó como el sexo de su amante chocaba contra su culo.

Para acabar con la tortura que significaba no sentir a su amante dentro de ella, pasó sus manos por detrás y con un rápido movimiento le bajó su bañador y seguidamente se bajo ella su bikini.

Las manos de su amante, pasaron a sus pechos. Las manos de Gema, tomaron la ya dura estaca y la guiaron hacia su ya húmedo sexo.

Con un fuerte movimiento, y no sin sentir algo de dolor, su verga entro en su cuerpo. Dura, rígida, comenzó a ganar terreno en su interior.

Gema, comenzó a sentir placer, mucho placer.

"Ahora tendrás envidia tu, tu…. Tu" Pensaba Gema en cada embestida.

La envidia ya había pasado, ahora era suyo y sabía que después de esta sesión de placer, no la dejaría jamás. Ella, sumisa como una esclava, se dejaba hacer por sus fuertes manos.

Con el agua hasta el cuello, el detrás de ella, sus manos sobando rudamente sus pechos, su pelvis golpeando con fuerza y pasión sus glúteos. Su respiración denotaba excitación, placer, vicio… rudeza.

- Más, más, más, dame más, sácame el orgasmo que tenía para ti desde hace meses – Le susurró Gema desde delante.

Una ola de placer invadió su cuerpo.

La sensación de ingravidez al estar en el agua, unida al orgasmo que estaba teniendo, hicieron que sus gritos de placer apenas fueran ahogados entre sus dientes.

Los bufidos de su amante, a su espalda, confirmaron que ahora Gema también estaba inundada del placer de su amor.

Levantó la vista.

Quería ver a su hermana. Quería que ella misma viera que su novio la había dejado por su hermana mayor.

Allí estaba, caminando hacia ellos. Mirando, escrutando con la vista.

"Si, créetelo, ahora es mío, solo mío, ahora la envidiosa serás tu ". Pensó Gema.

De la izquierda de Lara, hundido en el agua, emergió un torso de hombre. Esbelto, fuerte, musculado.

"¿Que es esto?". Se preguntó Gema.

Girando la cabeza con tal velocidad que casi se rompe el cuello, sus ojos coincidieron con otros desconocidos…. o no tanto.

- ¿Sabes? Mi hermano me había dicho que estabas muy buena y que en el fondo eras muy caliente, pero no sospechaba que fuera de esta manera – Le dijo Arturo, mientras se subía el bañador

Gema, sintió que el placer que la inundaba por completo, desaparecía poco a poco de su interior. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Su cuerpo comenzó a temblar, no sabía si del frío o de la tristeza que poco a poco estaba llenándola por completo.

La envidia la había cegado.

Las siguientes palabras de Arturo, hicieron que se sintiera la persona más rastrera de la playa.

- Y claro, es que uno siente envidia de lo que esta catando mi hermano, y yo quería probar a la hermanita, a ver si la familia es tan caliente como se dice y puedo decir que si –

Y con una sonrisa burlona y maliciosa se despidió diciendo:

– Pues ha sido un placer, ya nos veremos -

Se fue nadando hasta la orilla, donde lo perdió de vista.

Gema se quedó mirando a Lara y a Sergio, que a varios metros de ella, comenzaban a besarse apasionadamente.

"Te envidio Lara".

22 oct 2009

Me llama

Me estaba llamando, mi mano estaba loca por tocarlo, y los litros de alcohol que tenia en la sangre ayudaban. El culo de aquella desconocida, embutido en aquel pantalón blanco, con su tanga absolutamente marcado y sobresaliendo por encima, me estaba llamando. Los empujones para entrar al pub, se hacían cada vez mas violentos y yo no podía esperar más. Aquel paraíso en medio del desierto tenia que ser mío. Mi mano comenzó a sobar aquella tela blanca, no me importaba que me rompiera la cara, no me importaba que si venia con novio, este me sacara el hígado por las orejas. Todo valía la pena por tocar aquello por unos pocos segundos…. Curiosamente no hubo giro brusco, ni mirada de muerte, ni novio asesino. Sorprendido sobé, amasé, apreté, no me creía que no se girara. Acaso estaba mas borracha que yo?

No me contuve lo más mínimo, me acerque aprovechando los empujones de la gente y aterricé con mi segunda mano en su segundo cachete. Estaba tan absorto sobando aquellos dos paraísos, que hasta me encontré oliendo su pelo. No sabia que más le podía hacer, puesto que la fila seguía avanzando y estábamos a punto de entrar a campo abierto, en el pub y todo acabaría. No me quedaba otra que lanzarme de cabeza. Me acerque a su oído, apretando con mis dos manos sus nalgas, olí su perfumada melena y justo cuando le iba a decir si me dejaba seguir cuidando ese tesoro dentro… desapareció, algo tiro de ella con fuerza y la vi alejarse de la mano de un tío del tamaño de Kansas. No la vi dentro, pero juro por mis letras que la busqué más que el propio Marco a su madre.

12 oct 2009

Solo

Solo.

La ciudad me asqueaba, necesitaba salir de allí, de ese cementerio de cemento, de su ruido, de sus mentiras, de si cinismo. Las palabras de su gente, palabras llenas de mentiras. Necesitaba respirar aire de verdad. No era necesario escuchar a nadie, no lo necesitaba.

Solo.

Entre en el coche y me fui, conduje hasta donde mi pie dolorido me dejó. Pare el coche, me recosté sobre el volante, baje las ventanillas….. aire, aire de verdad, por fin.

Me incorporo, veo donde he llegado. La puesta de sol es preciosa, las montañas me abrigan, la soledad me acompaña.

Me bajo del coche. Ahora si, ahora si respiro, ahora si estoy acompañado por lo que no me engañará nunca: la soledad.

Me siento en el suelo, mirando a las montañas que tengo delante.

Mis ojos se abren como hacia años que no se abrían. Mi respiración llega hasta mis pies.

Solo.

Tengo que aprovechar, tengo que gritar. Aquí me oirá todo el mundo, toda la nada.

"HOLAAAAAAAAAAAAAA"

Dios, que placer, nadie me interrumpe…….

"HOLAAAAAAAAAA"……. Me responden.

Que?... alguien como yo?. Será posible que alguien comparta mis penas, mis necesidades?. Será posible que alguien me escuche por primera vez?.

"HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA" …. Vuelvo a repetir.

"HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAA"…. Me vuelven a responder.

Siiiii, es alguien y me contesta sin interrumpirme.

Los ojos se me llenan de lágrimas. Donde estará?, como será?. Quiero conocerlo, conocerla, alguien que necesite estar aquí, no puede ser malo, no puede ser cínico.

No se que responderle, no se que decirle, solo quiero ver que es real.


"DONDE ESTAAAAAAAAS?". Grito con mis manos en forma de altavoz.


El tiempo hasta su respuesta se me hace eterno. Ver a alguien, conocer a alguien con las mismas inquietudes, con las mismas penas.

Ya no estaré solo nunca más. Mis mejillas son torrentes de lágrimas con sabor a felicidad.

"DONDE ESTAAAAAASSS?" Oigo en la lejanía.

No espero más, y agitando los brazos como un loco digo:

"AQUIIIIIIIIIIIIIIIIIIII IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII"

Espero su respuesta, su llamada, su reacción, sin dejar de mover los brazos en el aire.

"AQUIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII"

Petrificado bajo los brazos.

Ahora mis ojos se llenan de otro sabor, sabor a pena, a dolor, a la soledad ya conocida.

"No, por favor no….. no me hagas esto", pienso lleno de cólera y de tristeza.

"ECOOOOOOOOOO OOOOOOOOOOOOOOOOOOO" Grito con toda mi rabia saliendo de mi garganta……

"ECOOOOOOOOOO OOOOOOOOOOOOOOOOOO"…… Me responde mi propia voz

Seco mis lágrimas con mis manos.

Me giro y miro a mi coche.

Abro la puerta y me subo a el.

A los veinte minutos ya veo a lo lejos las luces tramposas de mi ciudad, llamándome y seduciéndome como las sirenas de Ulises.

Quizás las mentiras de la jungla de cemento sean lo único que puede darnos alegrías.

Maldito eco….

Solo.

29 sept 2009

Amor Salado


Amor salado

No me lo creía, era imposible. Después de su último desamor Cloe había empezado a salir con una chica y no solo eso, en su confesión me había dicho que no echaba de menos a los hombres, ni a sus miembros, ni su sabor.

Cloe mi Cloe.

- ¡Qué perdida para el género masculino! – Le dije tomando algo en una terraza
- De verdad que he encontrado la estabilidad que me hacía falta – Me responde con sus ojos brillándole como hacía tiempo que no lo hacían
- ¿Cuándo me las vas a presentar? – Le pregunto impaciente.
- Es muy vergonzosa, pero ya le he hablado de mi compañero de aventuras y está deseando conocerte

Aún no daba crédito, pero en el fondo me alegraba de que fuera feliz. Y lo dice un hombre que la había follado, que había visto como pasaba de mano en mano incluso la había visto enrollarse con otras chicas, pero nunca así, nunca en una relación.

Llegó la noche en la que habíamos quedado para cenar y conocer a su novia. La chica era muy bonita, castaña, pelo rizado, con una preciosa sonrisa y sí, tímida, muy tímida.

- Esta es Sara – Me dice Cloe
- Encantado Sara – Le respondo dándole dos besos en las mejillas

La situación me es extraña, pero estoy sereno.
Comenzamos a cenar y les pregunto como se conocieron y como acabaron siendo novias. Cloe me cuenta que en una disco dentro del mismo grupo de personas comenzaron a tontear entre las dos en plan baile sexy y caliente. Que fueron a los baños y que continuando el juego se besaron en los labios y que a los pocos minutos estaban morreándose… y hasta hoy.

El vino hacía su típico efecto y ellas dos tomando la última copa, estaban agarradas de la mano, contándome las dificultades propias de un romance casi secreto. Los chupitos del final en el sofá, acabaron con la timidez, y los besos en las mejillas y los picos en los labios, se hacían más frecuentes. No oculto que mi excitación iba en aumento, al igual que la intensidad de sus besos.

Entre risas y anécdotas comenzamos a contarnos historias pasadas, los novios y novias de Sara, mis novias, los juegos con Cloe, Sara quería saber por que nunca habíamos sido pareja, Cloe le respondió lo que ya sabéis todos:

- Nos gustaba mucho el sexo esporádico, no hubiéramos acabado bien –

Era la verdad, no podríamos haber sido nada serio sabiendo que al día siguiente podríamos estar compartiéndonos con otras personas.


Entonces encendí la chispa:

- ¿Tu podrías compartirla? – Le pregunté a Sara.
- No, creo que la quiero demasiado – Respondió dándole un sonoro beso en los labios
- Esa época creo que ha muerto – Me dice Cloe

Me gusta ver a dos mujeres juntas, de la mano y dándose besos en el sofá de mi salón y como ya sabéis, me gusta jugar con la palabra y el sexo.

- ¿Y hasta donde habéis llegado ya? – Pregunto lo más serio que puedo

Cloe y Sara se miran y un leve color rosado aparece en sus mejillas

- Creo que de todo ya – Me dice Cloe
- Yo creo que también – Corrobora Sara

Sigo jugando

- ¿Pero todo es todo?: Sexo oral, juegos con juguetes… ¿Todo?

Las dos estallan en una carcajada, y asienten.

- Hace unos días nos ha llegado un dildo que se ata a la cintura y hemos pasado toda una noche usándolo… aunque la verdad, preferimos nuestros propios cuerpos – Me dice Cloe como si me estuviera hablando del tiempo.


Me empiezo a sentir raro y mi entrepierna apretada.

Cloe me conoce, me conoce demasiado y sabe por donde van los tiros y Cloe puede haber cambiado de orientación sexual, pero en ningún momento de gusto por el sexo.
Hay un silencio incómodo en el salón.
Cloe se revuelve y tomando a Sara por la cara le planta un morreo largo y sonoro. Sara le corresponde, pero con los ojos abiertos, atenta a la situación.
Desde luego que mi postura cambia, apoyo mi espalda en el respaldo y abro mis piernas. Cloe me ve y no para de besar a Sara, que después de varios segundos se separa de ella.

- Mi vida, me estás poniendo… ¿Qué haces? – Le dice en voz baja, tímida y cariñosamente
- Quiero demostrarle que no juego y que te quiero – Le responde

Hay momentos en que lo mejor es solo observar y no abrir la boca. Eso hago, y la estrategia resulta más que buena.

Sara arrebatadoramente pasional, le come la boca a Cloe, que devuelve esa pasión rodeando la cintura de su novia. El beso se alarga por minutos y mi entrepierna por centímetros.

- ¿Te gusta lo que ves? – Me pregunta Cloe
- Mucho – Le respondo mirándola a los ojos como la vez que la vi entre dos hombres
- Créete que he cambiado – Me dice

Sara, turbada y colorada, acaricia el interior de los muslos de Cloe, para ella aún no existo en el salón, para ella solo esta Cloe.
Pero para Cloe, en el salón también estoy yo y sabe que me gusta y quiere demostrar cosas… cueste lo que cueste.

Cloe le abre la camisa blanca que lleva, puedo ver su sujetador y el inicio de sus pechos, Cloe baja y comienza a besarlos, suavemente, con delicadeza, como pocas veces la he visto besar algo. Sara se recuesta en el sofá y gira la cabeza para mirarme. La miro con la mejor de mis expresiones, para tranquilizarla, pero ella está muy tranquila. Sigue mirándome, como esperando algo. Tengo la sospecha de que Cloe le ha contado mucho (o todo) sobre mi, y en el salón todo el mundo espera una reacción explosiva en cadena.

Las bonitas tetas de Sara ya bailan sueltas dentro de la boca de Cloe, mientras sus manos en la cabeza de mi amiga, ayudan en su recorrido. Mi mano ya busca mi entrepierna. Cloe me ve y se separa de las tetas de Sara.

- Sácatela – Me dice
- ¿Ahora? – Le pregunto sorprendido
- Ahora – Me responde

No hemos vivido todo lo vivido juntos para que me acobarde; me la saco y en pocos segundos acabo desnudo de cintura para abajo, con mis piernas abiertas y mi polla apuntando al techo.

- Te lo dije – Puedo oír que le susurra Cloe a Sara

No puedo evitar una sonrisa y las chicas no pueden evitar volver a besarse. Ahora Cloe se despoja de su apretada camiseta y de su sujetador y la imagen de ver a dos mujeres desnudas de cintura para arriba en mi sofá comiéndose a besos, hace que mi mano busque mi polla.
El sonido de sus lenguas hace que mi excitación sea máxima.

El salón se impregna de un ambiente sexual como nunca antes. Las chicas despegan sus labios de sus cuerpos con una mirada cómplice. Se incorporan y cogidas de la mano me miran.

- Mastúrbate – Me dice Cloe

No lo pienso, no es la primera vez que Cloe me ve pelándomela, sí Sara que me mira atenta, con expresión neutra.

Mi mano sube y baja, mirándolas.

- Necesito ayuda visual – Les digo

Cloe sonríe y hace que Sara se levante delante de ella. Le desabrocha el pantalón y me deja ver sus pequeñas braguitas, para a continuación dejarme ver su pálido y bonito culo. Sara abre un poco las piernas y aún sin dejarme ver la cara de Cloe, noto como esta comienza a besarle su coño.
Con esta ayuda mi mano ya sube y baja intensamente por mi polla. Veo como Sara toma la cabeza de Cloe y la ayuda a lamer lo que esté lamiendo. Entre gemidos las rodillas de Sara comienzan a flojear y su cabeza a moverse hacia atrás. Adivino que se está corriendo en la boca de Cloe y lo confirmo cuando esta me deja verla de nuevo relamiéndose sus labios.
Sara se da la vuelta y las dos clavan sus miradas en mí. Cloe me mira como suele hacerlo, viciosa y con hambre. Sara me mira divertida y curiosa.
Cloe se acerca de rodillas, por un segundo pienso que me va a ayudar con mi paja, pero no, solo se acerca, divertida y excitada. Vuelve su cabeza hacia Sara y la invita a acercarse también. Esta acepta y algo avergonzada se pone de rodillas a pocos centímetros de mí.
La situación es extremadamente morbosa. Cloe se coloca detrás de Sara y comienza a buscar su entrepierna con sus dedos.

Yo me masturbo a mi mismo y Cloe masturba a Sara, es injusto y comienzo a pensar que esta noche puede ser mejor de lo que está siendo.

Con Sara rendida a los dedos de Cloe y a pocos centímetros de mi polla, aprovecho que una de sus manos se apoya en mi rodilla involuntariamente, para tomársela y hacer que me acaricie mi polla. Tímida, la toma con cuidado, mientras oigo el respirar de Cloe agitarse y excitarse.

Sara apenas reacciona, la sensación es confusa, fuerte, excitante, pero hace tiempo que no tiene nada así en sus manos. Cloe se acerca a su oído y comienza a tranquilizarla.

“Despacio, disfruta” le susurra mientras le mete dos dedos en su húmedo coño.

Sara le hace caso y se relaja, comienza a pajearme muy despacio, con más cuidado que pasión, lo agradezco porque estoy muy excitado y me correría enseguida. Cloe masturba a Sara y esta se deja hacer.

Me voy a correr y paro en seco su masturbación. Sara no lo tiene en cuenta y está a punto de llegar a su segundo orgasmo de la noche. Le llega y apoya su boca en mi rodilla, mordiéndola levemente cuando le llega al éxtasis.

Cloe, impaciente por no sé qué motivo, se incorpora. Con cuidado aparta a Sara de mi entrepierna y se coloca ella en su lugar. Sara que ya la conoce más que bien, le quita los pantalones y la deja desnuda delante de mi entrepierna. De rodillas y con las piernas abiertas, Sara hunde su boca en el coño de su novia, la cual apoyada en mis rodillas comienza a jadear, como solo lo hace cuando le gusta. Sara tiene más experiencia, con lo cual los gritos de Cloe son cada vez más profundos. Está tan excitada que sin darse cuenta está agarrando mi polla con sus manitas, Su boca abierta jadeante hace que mi mente divague y ansío que mi pene acabe dentro, silenciándola, pero no, aún no.
El orgasmo la aborda de golpe y entonces sí, se que a Cloe le gusta correrse con algo dentro de su boca y de golpe engulle mi polla para ahogar su grito de placer.

Parece mentira que yo no me haya corrido aún, pero esto es algo que no se vive todos los días y quiero apurarlo al máximo.
Sara se incorpora y toma la cabeza de Cloe vaciando su boca de mi polla. Las dos se levantan y se vuelven a besar apasionadamente. Las miro casi con más ternura que excitación.

Se separan de su húmedo beso y Cloe le susurra:

- ¿Te atreves?
- No sé, la verdad, hace mucho tiempo ya – Le responde Sara

Empiezo a preguntarme sobre que estarán hablando. Conozco a Cloe y sé que esto no ha terminado.
Cloe me toma de la mano y me lleva a mi habitación. Tumba a Sara boca arriba y sin mediar palabra ella se coloca encima para hacer un bonito 69 que me vuelve a excitar muchísimo. La cabeza de Cloe queda mirando hacia mi y con un gesto que ya conozco me invita a acercarme. Mientras Sara da buena cuenta del coño de Cloe, esta me coge la polla y me la comienza a chupar despacio y suavemente. Ahora mi pene está tan cerca de la boca de Cloe como del coño de Sara y empiezo a entender el plan.

A los pocos segundos de chupármela y mojármela con su saliva, Cloe hace que me ponga de rodillas y ella misma se encarga de insertar muy poco a poco mi polla en el arreglado coño, el cual caliente y muy húmedo, me la recibe con un grito de sorpresa, miedo y placer.

- Dioooosssssss, por favor – Grita Sara
- Así, mi vida, así… disfrútalo – Le responde Cloe

Mientras mi polla va entrando entera, Cloe le masajea el clítoris con su lengua. Sara no puede más y comienza a subir y bajar sus caderas suavemente, ayudándome a embestirla en cada subida. Sara por su parte, hunde su cara en el coño de Cloe, ahogando sus gritos. Los tres nos compenetramos bien, demasiado bien; tan bien que estoy a punto de correrme.
Cloe me conoce y sabe que quiere decir cada uno de mis gestos. Me toca la entrepierna y me hace parar un momento. No puedo más y mi gesto se lo hace saber.

- Espera un poco más – Me ruega, entre jadeos por el masaje que le está dando su novia en su coño.

Me separo un poco de ellas, y vuelvo a disfrutar de sus cuerpos sudorosos, retorciéndose de placer. Mis manos buscan mi polla y comienzo a pajearme rápido, ya no puedo más, quiero correrme.

Las dos se incorporan como pueden, y de la mano se dirigen de nuevo al sofá del salón.

Cloe me llama con un gesto de su mano.

Ambas se sientan en el sofá y sin falta de decir nada, las dos comienzan a masajear mi caliente y dura polla con sus bocas, juntando sus labios, rozando sus lenguas y todo esto con mi pene de invitado en medio.
Me corro, no hay otra opción.

Cloe sabe que llega el momento, me la ha chupado alguna que otra vez y me conoce; dirige mi glande hacia los pequeño pero bonitos pechos de Sara.

Un “mmmmppff” sale de mi garganta y un líquido caliente y blanco sale hacia las tetas de Sara.
Cloe estruja bien la polla, “hasta la última gota” oigo que susurra para si misma.

Una vez liberado de las manos de mi amiga, me siento a la derecha de las dos chicas.

Conozco a Cloe, tan bien….

- Ahora recuéstate que te voy a limpiar eso – Le dice a Sara

Sara, tan excitada como nerviosa se recuesta en el sofá y Cloe comienza a lamer mi semen de sus tetas.

No, no penséis que esto acaba aquí. Sara está recostada en el sofá, Cloe está de rodillas comiéndole las tetas, alimentándose de mi leche y sé que su culo y coño no se están contoneando delante de mi cara por nada.
Me incorporo un poco, lo justo para notar el calor que desprende su entrepierna.
Comienzo a comer, tengo hambre y sed, y el culo y el coño de Cloe me van a dar lo que necesito, siempre lo han hecho y no pierdo el tiempo, lamo, chupo, bebo… uno nunca sabe si esta será la última vez.

Cloe se corre en mi boca, justo en el momento en el que tengo dos dedos metidos en su coño y le estoy comiendo el culo.
Sara me mira por encima de los hombros de su novia.
Sara sonríe

A la mañana siguiente me despierto al lado de las dos chicas abrazadas, dentro de mi cama.

Voy a preparar desayuno para tres, salado.


16 sept 2009

Rescatando a Paula

Recuperé a Pau al año de perderse en el mundo de las mafias y del sexo. Nunca se arrepintió, me confesó que realmente estaba enamorado del "chulo" con el que salió durante ese año y que casi todo lo que hizo le produjo placeres y sensaciones que jamás olvidará y que no dudaría en recomendar a cualquier mujer.

Pau no dudó en contarme todas sus aventuras sexuales junto a su negro (que así lo llamaba). La que más me asustó y excitó a partes iguales fue la que ella llamó "ir de fishing". Así le dijo su negro.

Un sábado fueron en coche hasta el puerto y allí un gran yate les esperaba. La fiesta no pintaba nada mal, el glamour de los asistentes era patente en su forma de vestir, caras conocidas, mucho dinero y chicas, las chicas más esculturales que podías imaginar. El barco zarpó a las 12.00 del medio día, puntual y en silencio. Era un yate enorme y lleno de camarotes enormes, la ostentación que demostraba la gente tomando sus copas era aún más enorme.

Las mujeres que acompañaban a los hombres, hablaban entre ellas. Pau no las conocía de nada, a Pau su negro la había dejado sola en cubierta, con una copa de vino en la mano y con un vestido negro de noche con la espalda al aire. Pau había vivido situaciones parecidas, pero siempre en tierra firme, con lo cual podía irse cuando quería, el problema del yate es que tenía que quedarse allí pasara lo que pasara.

Y empezaron a pasar cosas.

El movimiento de gente llevó a Pau a la sala principal donde tres de las bellas jóvenes que había visto en el barco, yacían desnudas y boca arriba cubiertas de comida, en sus pies, en sus muslos, en sus vientres, en sus pechos, en sus cuellos. Los hombres lanzaron un murmullo de aprobación cuando vieron a las tres jóvenes. Pero fue otra chica la que comenzó el espectáculo, se acercó a una "mesa viviente" y directamente chupó uno de los dedos del pie y dulcemente se llevó a la boca un trozo de "algo" comestible que tenía. La chica desnuda dio un respingo pero permaneció en su sitio. Ese fue el inicio de la orgía de la comida.

Los hombres con mucho orden y sangre fría comenzaron a comer, lamer, chupar y coger todo lo que las bellas mujeres tenían en sus cuerpos. Y digo orden por que no hubo gritos ni empujones. Simplemente las tres chicas desaparecían entre las cabezas, labios y lenguas de los presentes. Cuando los comensales iban dejando los cuerpos de las chicas limpios, se iban retirando, dejando ver a Pau como otros hombres se quedaban comiendo los coños de las tres chicas que ya jadeaban de placer. Al ver esto los hombres que se habían retirado, ya con un poco más de prisa, se acercaron a besar en la boca o a lamer los pezones de las jóvenes. Pau ya estaba muy excitada. Los invitados sentados en los grandes y amplios sofás del salón, acompañados de las mujeres comenzaron a guardar silencio y a observar lo que comenzaba a suceder.

Los hombres que comían los coños de las mujeres se bajaban los pantalones y con pollas muy duras ya comenzaron a follarlas con pasión. Los gemidos y respiraciones profundas ya se escuchaban en todo el salón.

Pau estaba ya muy excitada y justo en el momento en el que pensaba salir de la habitación para que le diera un poco el aire, apareció su negro, Siempre aparecía en el momento justo, en el momento en el que Pau más caliente y mojada estaba.

La tomó por detrás y ella respondió casi mecánicamente agarrándole el paquete.

"Vamos a pasarlo bien, mi amor" le susurró su negro.

La tomó de la mano y la sentó en la única butaca individual que había en la sala. Allí Pau vio como los hombres se levantaban de sus asientos y se acercaban hacia ella. Pau sabía lo que iba a pasar; no lo dudó y se bajo los tirantes de su vestido dejando los pechos al aire. Conocía su papel.

Se formó una fila justo delante de ella, las tres chicas seguían siendo folladas por tres hombres y Pau sabía que su trabajo era el endurecer las pollas de los casi 15 hombres de la sala para que, seguidamente, se turnaran para follar a las jóvenes.


Pau me dice que siente placer, pero que muy dentro de su cabeza hay una punzada de que algo se le escapa, que de su orgullo no está en su sitio. Pero antes de empezar a analizar filosóficamente su preocupación, la primera polla la está follando por la boca. Su preocupación se desvanece al ritmo de las caderas del hombre de unos 55 años que la está penetrando por su boca. Ella ya no es Pau la cerebral, con una polla en la boca, Pau es salvaje, cachonda… una puta, como la llaman a veces los amigos de su negro.

Pau se agarra a las nalgas del hombre y comienza a chupar como solo ella sabe, con dulzura, con mucha saliva, usando labios y lengua. La polla del hombre se pone como una roca en segundos y despacio se la saca de la boca para desaparecer. Casi sin tiempo a reaccionar, le llega la segunda, un joven de menos de 30 años y con una polla delgada pero muy larga se acerca a su cara. Pau la toma con sus manos y se la mete entera en su caliente boca; es la segunda y le gusta, joven y fresca. Dos de las chicas del salón aún vestidas se acercan a los pechos de Pau y sin mediar palabra comienzan a lamerlos, morderlos y comerlos. Los pechos de Pau son perfectos, ni grandes ni pequeños, altos y con el pezón pequeño y siempre duro; pezones que ahora sus dos compañeras lamen con todo el erotismo que tienen en sus bocas. Es una simbiosis, Pau ayuda a las pollas a endurecerse y mojarse, y ellas ayudan a Pau a no dejar de estar excitada, pero Pau no necesita ayuda. Han pasado ya 6 pollas por su boca y quiere más. Al final tiene tantas como las 14 que había en el salón. Le duele la mandíbula y los labios. Las dos chicas la masturban despacio mientras le siguen lamiendo los pezones.

La fiesta es todo un éxito, los hombres no dejan de follar a las tres chicas, que ya tienen orgasmo tras orgasmo. Cuando una polla desfallece la boca de Pau se encarga de ponerla firme de nuevo.

Después de casi una hora las fuerzas comienzan a flaquear. Pau a tenido varios orgasmos debido a las caricias de sus dos acompañantes femeninas, pero su entrepierna pide algo masculino.

Se incorpora viendo que el panorama es desolador: los hombres en la sala están sentados, dormitando desnudos después de una buena sesión de sexo.

Pau, desnuda, sale del salón y sube a cubierta de nuevo, el día es precioso, luce el sol y no hay ni una sola nube. Recupera las esperanzas de ser follada cuando ve a tres chicos, seguramente encargados del yate, follándose a una preciosa rubia, que se deja hacer de todo, se deja hacer tanto, que está ensartada encima de uno de ellos por el coño, mientras el otro le está dando por el culo y el tercero le está follando la boca. Los hombres sonríen, parece que la apuesta era poder llegar a esa postura… "como en las películas porno".

Pau se acerca sigilosa a ellos, que algo avergonzados la miran. Pau continua acercándose, se acerca tanto que al final no le queda otro remedio que robarle la polla que tiene en la boca la chica, sentar al chico en la tumbona de playa que tiene al lado y sin mediar palabra comenzar a cabalgarlo, ella misma dirige la polla a su húmedo y necesitado coño y despacio se deja caer encima, soltando un grito de placer mezclado con desahogo. Cabalga al joven despacio, muy despacio, gozando todo el grosor de la polla que tiene dentro de su cuerpo. Pau tiene tres profundos orgasmos, los aprovecha al máximo, despacio, aguantando el placer todo lo que puede en su cuerpo. Cuando abre los ojos después del tercero se encuentra con que los otros dos chicos han colocado el coño de la joven delante de la boca de Pau, que sin pensarlo (nunca le ha gustado demasiado) comienza a comer. Pero este coño le gusta, está dulce, sabe a polla y lo comienza a lamer en todo su esplendor, intentando buscar más sabor a hombre en el coño de una mujer mete su lengua dentro, haciendo que la rubia se estremezca con su orgasmo y llene la boca de Pau de toda clase de sabores: semen, polla, coño…

Pau, aún desnuda, baja las escaleras hacia el salón y allí ve lo que más tarde me confesaría que le gustó tanto ver que hasta ella se asustó de hasta donde llegaba su mente.

Allí estaban los 15 hombres rodeando a las tres chicas aún desnudas. Una de ellas atada a la mesa, boca arriba y con las piernas y los brazos abiertos. Las otras dos portando en sus manos dos consoladores que emitían el típico ruido de estar en funcionamiento.

Las dos chicas comenzaron a besar y a lamer el cuerpo de la tercera, los hombres se masturbaban a su alrededor, justo cuando con los dos consoladores comenzaron a masturbarla, por el coño y el culo. La chica comenzó a gemir, respirar, gritar de placer; las otras dos delante de su entrepierna continuaban masajeando su ano y su clítoris. En ese momento la chica empezó a serpentear con su cuerpo, arqueando la espalda, gritando de placer, orgasmo tras orgasmo las dos compañeras no paraban de meter y sacar los dos consoladores de su cuerpo. Los hombres que se empezaban a correr se acercaban al cuerpo de la chica y lo salpicaban de su semen. La chica no podía más gritaba de placer, de dolor, Pau no sabía diferenciarlo, pero sí sabía que ella se cambiaría por la chica ya mismo.

Su cuerpo comenzó a cubrirse de secreción blanca y sus gritos comenzaron a apagarse, la chica cerró los ojos y quedó inerte en la mesa, aún atada, los hombres que quedaban por correrse lo hicieron en sus piernas, salpicando de paso a las dos chicas que aún continuaban masturbando frenéticamente a la ya desmayada.

Pau se da cuenta de que se está masturbando y que el joven de la polla delgada, fresca y larga está subiendo las escaleras. Se coloca detrás de ella y comienza a follársela. Pau aún está absorta en las convulsiones de la chica de la mesa y comienza a orgasmar con la larga polla del joven. En la mesa la joven está cubierta de semen y cuando ya apenas se convulsiona, las dos jóvenes apagan los consoladores, se incorporan y comienzan a lamer y limpiar el cuerpo de la joven con sus lenguas. Esta imagen pervierte tanto a Pau que el grito propiciado por su segundo orgasmo atrae las miradas de la gente del salón. El joven se corre en ella y Pau siente que hay miradas clavadas en su cuerpo, miradas que no le gustan, miradas que le dan miedo, por primera vez siente miedo de esa gente, la gente que durante un año han hecho con ella lo que han querido.

Recuerdos que ahora se agolpan mientras la polla del joven aún permanece en su coño y mientras Pau ve como el cuerpo de la joven desmayada por los orgasmos es limpiado por las lenguas de las dos chicas.

Justo en ese momento recuperé a Pau. En próximos relatos os contaré algunos de los trabajos que Pau realizó.

3 sept 2009

Decido subir

Al final decidí subir.

Tanto tiempo aquí abajo, tanto tiempo pasando calor, tanto tiempo escuchando lo que la gente me teme, al final uno lo quiere ver con sus propios ojos y notar con su propio cuerpo.

Barajé muchas posibilidades pero cada una de ellas me parecía mejor que la anterior, así que decidí, aprovechando mi poder, realizar mi experimento con todas las formas posibles.


Forma Original:

No duró mucho tiempo. Rojo, caliente, grande, peludo…. Estas no son formas muy conocidas o aceptadas por los seres humanos, esos pobres animales que se asustan de todo lo que sea más grande que ellos.

Aparecí en un callejón, a media noche, donde solo había tres prostitutas, que nada más verme, comenzaron a gritar y a correr. No era lo planeado.

Solo alcé mi mano y las tres se detuvieron. Tres mujeres que se consumirían en mi mundo, no podían huir así de mi, de su futuro dueño.

Caminando hacía ellas, les pregunté porque huían de mi. Solo una de ellas, aterrorizada por no poder moverse, logró, entre sollozos, decirme que yo era un monstruo. Otra armándose de valor, adivinó quien era y gritando me dijo que yo era el mismísimo Diablo y comenzó a santiguarse. Esto me enfureció más aún.

¿Por qué me teméis si vosotras folláis solo como se hace en el infierno? – Les pregunté

A lo que la tercera me respondió entre sollozos:

Porque, estamos en la tierra

Sonreí dándome cuenta de lo simple de sus mentes, de sus pensamientos.

En el fondo soy el señor de las tinieblas y no he venido a la tierra a discutir sobre temas morales.


Les ordene que se desnudaran. Me encantó hacerlo, puesto que eran conscientes de que estaban haciendo algo en contra de su voluntad, pero no podían negarse, los sollozos, pasaron a un llanto dulce como el de un niño con hambre. Las tres ya estaban desnudas completamente. No me importaban sus cuerpos, solo las iba a usar para copular con ellas, saber como es su calor aún vivas, saber como el ser humano es mientras peca.

Mi pene, comenzaba a crecer según mi mente se lo ordenaba, abrí las piernas y las ordené que se acercaran a tocarlo y a lamerlo. Con lágrimas en los ojos y con cara de disgusto, se acercaron a mi gran masa de carne roja. Solo una de ellas se atrevió a decir que tan grande era imposible hacer nada con ella. Decidí entonces que ella misma fuera la primera que lo probase.

Abrió la boca todo lo que pudo, pero solo llegaba a abarcar medio glande. Lamiendo, chupando lo que podía. Las otras dos comenzaron a lamer a los lados, con lágrimas en los ojos, pero con mucha pasión…. Toda la que yo les ordenaba.

Los "por favor", los "basta ya", los "déjanos ir", pasaron a gemidos cuando se dieron cuenta de que polla estaban chupando, cuando se dieron cuenta de quien era yo.

Me recosté en el frío y húmedo suelo, y la primera trató de meterse mi polla por el coño, pero fue imposible, por más que las otras dos la ayudaban. Con mi mano, tome a una por la cintura y puse su coño encima de mi boca. Mi lengua larga y caliente hizo que se me corriera infinidad de veces encima de mi roja cara. Mientras las otras dos trataban, ya como locas, de meterse mi polla en sus coños, casi peleándose por ello.

Imposible – Dijo una de ellas, ya cansada

Decidí que todas pasaran por mi boca. Las tendí en el suelo, desnudas y aprovechando mis lenguas, comencé a lamer sus goteantes coños…. A la vez. Todas se corrieron, todas me pidieron más y todas me dijeron basta cuando los orgasmos las estaban empezando a matar.

Me puse en pie y las ordené que me la mamaran las tres hasta que me corriera. Así lo hicieron.

Lamiendo, chupando, pajeando, incluso mordiendo, lograron sacarme una gran, blanca y espesa corrida, esparcida por todos sus cuerpos.

Allí las dejé, tiradas en el suelo, recuperándose de su cliente más importante.

Pero no estaba contento. Abajo en mi palacio negro, sentía que el no poder poseer, el no poder sentir el miedo en las caras mientras follaba o violaba a alguna mujer u hombre, no estaría completo.

Decidí subir de nuevo con mi segundo plan.



Forma humana:

Aparecí en el mismo callejón, a la misma hora, en distinto día, con distinto cuerpo, elegí una apariencia que los humanos consideraban atractiva, algo así como moreno, ojos grandes, alto, elegante… una farsa de hombre escondido detrás de un simple aspecto.

Salí del callejón. La ciudad era grande, llena de luces, llena de gente. Noté como algunas mujeres ya me miraban. Pensé lo irónico que era Dios, dando vista a los superficiales.

Ví muchas mujeres y hombres elegantes y hermosos en la puerta de un local, supuse que allí habría más como "yo".

Oscuro, calor, ruido, muchedumbre. Se parece levemente a mi hogar.

Entré, fijándome en toda la falsedad que desprendían. Fijándome como las mujeres me devoraban con la vista.

Gente bailando en medio de la sala. Me siento en un taburete cercano a la pista y contemplo como cuerpos sudorosos, se entremezclan. ¿Que les ocurre, que hacen que no comienzan a follar todos? Lo están deseando y no se atreven… malditos remilgados.

Un leve chasquido de mis dedos…. Y todos los hombres de la sala, comienzan a besar a las mujeres que tienen delante.

Otro leve chasquido y las mujeres les devuelven sus lenguas a los hombres.

Otro más y ellas bajan hasta poner su cabeza a la altura de las entrepiernas de ellos.

Otro más y ellos se sacan sus pollas.

Ahora si se parece más al infierno.

Frente a mi una fila de mujeres y hombres se agolpan para intentar chupármela. No les voy a defraudar y me la saco. Como lobos se lanzan sobre ella. Me encanta esto.

Noto cabezas entre mis piernas, hombres, mujeres, se pelean por un trozo de mi carne. Hago que crezca un poco más para tratar de saciarlos.

Un último chasquido y todos están desnudos. Follando, a cuatro patas, hombres follando a mujeres, mujeres follando a mujeres, hombres sodomizando a otros. No se ve suelo, solo hay cuerpos desnudos, atractivos…. Follando.

Entre mis piernas ya no hay espacios, solo veo cabezas. Todas buscan lo mismo.

Me corro, con la misma potencia que con las tres putas. Casi ahogo a la muchacha que estaba chupándomela en ese momento, le entran arcadas. Se pelean entre todos por una gota de mi leche.



Solo se escucha la música, los cuerpos agotados se esparcen por todos los lados, desnudos, brillantes. Como estar en casa.

Pero sigo sin encontrar lo que he venido a buscar.

Salgo del local, me dirijo a otra calle. Veo otro lugar iluminado, con gente fuera, me acerco.

Son más jóvenes, mucho más jóvenes, trece años?, dieciséis? Jóvenes. Seguro que ellos si me complacen.

Me acerco y sin hablar, una de las chicas, con una minifalda demasiado corta, me pregunta si me he perdido. Decido no usar mis poderes aquí, voy a trabajar y a violar como hacen los hombres que acaban en mi reino.

Le digo que no, que vengo a tratar de follar con alguien joven. Las chicas se miran y se ríen a carcajadas. No me lo puedo creer, no salen asustadas, ni gritan. Una de ellas me dice que me busque a alguien de mi edad, las otras le ríen la gracia.

Le digo que me gustaría probar con ellas. Se vuelven a reír y me dicen que ellas tres me matarían si lo hiciera con todas a la vez. Ahora el que ríe soy yo.

Una de ellas, dice que sus padres no están en casa y que vayamos los cuatro a ver que podemos hacer.

Me aseguro que mi poder no esta actuando solo.

Llegamos a una casa, entramos y las tres chicas se sientan en el sofá. Me dejan de pie delante de ellas y me preguntan que que voy a hacer ahora.

Les digo que si las voy a follar, tanto si me dejan como si no. Que han llevado a un extraño a casa y que eso no lo hacen las niñas buenas.

Se vuelven a reír y noto como sus caras comienzan a turbarse.

Me desvisto completamente, mientras ellas me miran asombradas. Mi polla está dura ya y sus ojos me la devoran. Me acerco a ellas y la más desvergonzada me la empieza a pajear. Las otras dos la miran sorprendidas y esta les dice que es como lo hacen con sus amigos, solo que esta es más grande.

Se vuelven a reír las tres, y la segunda se la quita de la mano a su amiga y comienza a pajear.

Le digo que me la chupe, y me dice que no, que no sabe y que le da asco.

Es mi momento.

Chúpamela!!!!! - Le grito

Me mira asustada, mira a sus amigas, abre la boquita y se la mete, siento su inexperiencia en forma de dientes, no me importa, lo está haciendo bien y asustada, por fin siento el placer del mal. Comienza a chupar mejor, para y les dice a sus amigas que esta buena.

La tercera se anima y se la quita de su boca para llevársela ella a la suya, la limpia bien de saliva y comienza a tragar, muerde, lame, chupa, esta no esta asustada.

Me la saco de su boca y les digo que se desvistan. Lo dudan, tengo otra oportunidad para beber de su miedo.

Agarro a una por la cintura, la subo en el aire con facilidad y desgarro su camiseta y su falda, mientras grita y se resiste lo que su calentura le deja.

La vuelvo a soltar en el suelo, solo con el tanga y el sujetador. Les digo a las otras que se desnuden y lo hacen, ya bastante asustadas.

A la que acabo de dejar en el suelo, comienza a chupármela otra vez, y las otras dos ya están completamente desnudas. Les agarro las cabezas y obligo a las tres a que me la chupen a la vez. Así lo hacen y cada vez mejor.

Ordeno que se pongan a cuatro patas en el suelo, dudan pero obligo a una de ellas a hacerlo, las demás la imitan.

Comienzo sin remilgos a chupar y lamer los coñitos, con apenas pelo y alguno, para mi sorpresa, muy mojado. Voy trabajando uno tras otro, hasta que por sus gritos noto como se están corriendo casi a la vez.

Es hora de violarlas.

Me incorporo y les digo que voy a follarlas. Dos de ellas me miran aterrorizadas. La otra está más tranquila.

Me tumbo boca arriba y coloco a una de ellas sobre mi polla, no es virgen, no le duele y le gusta. Espero encontrármela en mi reino dentro de poco, será una gran esclava.

Las otras dos me las acerco a mi cabeza. Mientras las beso en la boca, les lamo los pequeños pechos y las masturbo con mis dedos.

La imagen es muy estimulante, dos chiquillas temerosas siendo masturbadas por mi, mientras la tercera me folla como una verdadera lolita.

Me reincorporo casi tirándolas en el suelo. Las pongo a cuatro patas a las tres y comienzo a follarlas así.

Sus gritos me demuestran que las dos asustadas son vírgenes, que la tercera es una verdadera ninfomanía y que me está gustando hacer esto, que por fin encuentro para que sirven los seres humanos.

Acabo corriéndome dentro de cada una, en tres corridas enormes. Creo que les he sacado varios orgasmos a las tres.

Me miran las tres, asustadas, tristes, no sabría describirlo.

¿Te veremos alguna vez más? – Me pregunta la mas joven

Intento calmarme antes de matarlas a las tres, y respondo lo mas tranquilo posible.

Solo si dejáis que os lleve a mi casa –

Las tres se miran, sonríen y se ponen en pie.

¿Está muy lejos? – Dice la mayor

Sonrío y me acerco a ellas.

Las beso a las tres, una a una, matándolas con mi aliento, notando como se convulsionan y como dejan de respirar, como sus cuerpecitos se enfrían.

"Nos vemos en mi casa, pequeñas" Pienso


Dios tiene un muy duro trabajo que hacer aquí, pienso mientras llevo sus almas a mi casa, donde tendrán todo lo que quieran.

1 sept 2009

Soberbia

Ser biólogo marino es lo que tiene. Te vas de viaje, estudias el agua, los peces y algunos microorganismo más y los siguientes días te los pasas haciendo turismo por el lugar. Lo malo es cuando destinan a tu equipo al Ártico.

El último estudio que nos habían asignado fue a Venezuela, a Isla Margarita. Mujeres preciosas, sol y playa al acabar la dura jornada laboral.

El equipo lo formábamos cuatro personas, los cuatro hombres y los cuatro pasando de la treintena. El más joven era yo, treinta y uno recién cumplidos, después estaba Paco de treinta y cinco, Nacho de treinta y tres y por último el director de expediciones y nuestro superior: el capullo de Julio. Engreído, rico, sabelotodo y lo que más nos jodía al resto: Soberbio.

Llegamos al lugar. Nos habíamos hospedado en una especie de pueblo que había a pocos kilómetros del punto donde teníamos que hacer el estudio. El primer día nada más llegar al punto, nos llevamos una sorpresa al ver que en los alrededores del lago había un pequeño pueblo de esquimales.

"Chicos, mientras vosotros tomáis las primeras muestras allí fuera, yo voy a dar una vuelta por el pueblo, a ver si estos ignorantes indígenas nos pueden decir algo más acerca de el clima, lluvias, etc, etc"

Los tres lo miramos mientras se subía al coche oruga y nos dejaba otra vez allí, haciendo el trabajo sucio.

"Mamón" Pensé para mi.

La jornada acabó como empezó: De día. Se hacía raro ver que aquel lugar mantenía una luz constante entre grisácea y clara.

Llegó con su coche oruga con más de diez minutos de retraso y se disculpó diciendo que había estado charlando con los esquimales, y que le había echado el ojo a la hija de uno de los lugareños.

"Menudo bombón, tendríais que verla, preciosa: Delgadita, ojos rasgados, morena de piel, pelo largo y negro, toda una preciosidad"

Sus palabras iban acompañadas de ese tono despectivo y soberbio que le hacia ser un hombre que caía mal desde que te decía hola.

Los siguientes días fueron igual que el primero: Nosotros tres empapando frío y el capullo de Julio de visita en el pueblo.

El tercer día estaba más callado de lo normal y sus palabras nos hicieron ver que algo había pasado:

- Tíos os tengo que confesar que me he enamorado – Dijo mirando a la nada mientras conducía

- De la esquimal esa? – Preguntó Paco

- Hoy estuvimos solos y después de conversar largo rato, no me pude resistir a sus ojos y la besé – dijo mirándonos, como esperando que le preguntáramos más.

- Se dejó? – Le pregunte yo

- No solo se dejó, si no que no paró; y al final… me hizo una mamada de escándalo – Dijo con la cara de soplapollas más grande que he visto jamás

- Vamos tío, eso no se lo cree nadie – Dijo Paco de nuevo

- Me la llevo a España, me ha dicho que la saque de este infierno de hielo – Dijo con cara de triunfador.

Estas palabras, unidas a su cara, hicieron que Nacho no se aguantara más y le soltara:

- Mira tío, como puedes ir vacilando de eso, además que coño te vas a llevar a una tía así, conociéndola de solo tres días? -

- Pues no sabéis lo mejor…… Tiene solo 19 añitos – Soltó Julio, y golpeando el volante como un tonto, se comenzó a carcajear.

Dicho y hecho. Después del sexto día, Julio apareció en el hotel con sus maletas y su nueva novia.

En una cosa no se había equivocado, la chica en cuestión era toda una preciosidad.

Piel morena y suave, pelo largo, liso y negro como el carbón, ojos achinados. No muy alta, pero si bien formada, bonitas curvas y proporcionada. No, no nos había mentido, su nueva novia era espectacular.

- Chicos, os presento a Anuk – dijo Julio con su cara de "soy el mejor"

La chica hizo una leve reverencia y sonrió. La verdad que era toda una preciosidad

Nacho, Paco y yo sonreímos como pudimos y la saludamos con más frialdad que entusiasmo, quizás debido al novio que tenia que a lo que su belleza merecía.

En el avión de vuelta, los dos novios no pararon de tocarse, besarse, decirse cosas al oído. Incluso les vimos ir juntos al baño dos veces.

No lo voy a negar, independientemente de que Julio sea gilipollas, a los tres nos podía la envidia. Solo pensar que ese capullo se estaba beneficiando a esa preciosidad, hacía que lo odiara aún más si cabía.

El sentimiento era recíproco, ya que en el largo viaje, ninguno de nosotros tres abrió la boca para nada. El ambiente era más bien espeso.



Ya en la ciudad y pasados dos meses desde nuestro regreso, recibí un SMS a mi móvil

"Me caso amigos, con Anuk. Es la mujer de mi vida

y no puedo vivir sin ella. Os haré llegar las invitaciones"

Vale, ahora si lo había visto ya todo. El soberbio, el ligón, el "casanova", el soltero de oro, se nos había enamorado.

Las invitaciones llegaron y con ellas la boda.

Baile, tarta, Rols royce para los novios, vamos que la Preysler hubiera estado la mar de a gusto en aquella campiña rodeada de grandes hombres de negocios y sus lujosos trajes y vestidos.

Luna de miel a la Polinesia francesa y a la vuelta, quedada para ver en su pantalla de plasma las fotos digitales de su viaje.

Playas paradisíacas, habitación del hotel a todo lujo, vamos un verdadero viaje de placer.

Lo que cortaba la respiración eran las fotos en top less de Anuk. La joven era preciosa de verdad, unos pechos perfectos una piel morena, su cintura, su carita, sus ojos, todo en ella era digno de alabanza.

Después de ver las fotos, nosotros tres solo teníamos ojos para Anuk, que sonreía y se portaba de un modo muy amable y tierno con los tres.

Julio se fue a la cocina a preparar no se que plato hecho de migas y hojaldre, Anuk le estaba acompañando y nosotros tres nos quedamos solos con nuestras botellas de vino.

- Le verdad es que la chiquita esta de muerte no creéis? – Pregunto Paco con cierta malicia.

- Si, es una preciosidad – Respondí yo aguantándome una carcajada al ver como Nacho intentaba buscar en el PC de Julio las fotos de Anuk con los pechos al aire.

- Os voy a decir algo – Dijo Nacho sin mirarnos y aún buscando las fotos – Sabíais que hay una tradición esquimal que dice que los invitados a sus casas tienen derecho a tirarse a su mujer? -

Paco y yo no pudimos contener por más tiempo la risa y estallamos en una sonora carcajada.

- Listillos, si estáis intentando buscar los pechos de mi mujer daros prisa, que queda poco para la cena – Grito Julio desde la cocina

Nacho abrió en la pantalla del PC la foto que estaba buscando.

Anuk de rodillas en la arena blanca, con las manos en su nuca, levantando su negro pelo y con sus dos perfectos pechos apuntando hacia el paraíso.

- Que se vaya a la mierda, voy a probarlo y si cuela, coló – Dijo Nacho cerrando la foto, advirtiendo que venia Julio con su mujer.

Paco y yo nos miramos y no entendimos estas últimas palabras de nuestro amigo.

La cena transcurrió escuchando los chistes malos de Julio, los avances en castellano de Anuk y la soberbia de su marido con respecto a lo bien que follan las esquimales. Este último apartado, por supuesto sin que su joven esposa entendiera nada de lo que su, cada vez más borracho marido, decía.

- Mirad, os confesaré algo: es elástica hasta el punto que cuando la tengo a cuatro patas delante de mí puede llegar a rodearme con sus piernas y seguir follándomela solo apoyando sus manos en el colchón. Es una autentica diosa del placer – Dijo acariciando el mentón de "su" Anuk.

"No aguanto más a este imbécil" Pensé mirando de nuevo a la inocente Anuk, que a estas alturas ya había bebido también un poco más de lo que su pequeño y supuestamente elástico cuerpecito podía aguantar.

Julio se retiró dando tumbos a la cocina a buscar no se qué.

Nosotros tres nos quedamos en la mesa junto a Anuk.

- Vosotros ser muy buanos amigos, los mejores que Julio tiene. Yo soy ahora amiga tuyas también - Dijo la joven esquimal en el mejor español que las clases y el alcohol podían dejarla hablar en esos momentos.

Nacho nos miro, dejó la copa de vino en la mesa y acercándose despacio a la joven, le dijo en ingles:

- Aún conserváis la costumbre de que la mujer atienda a los invitados del marido?

Paco no pudo escuchar nada, pero yo si, y mi cara de sorpresa solo hizo que Nacho sonriera maliciosamente al mirarme.

Anuk, dejo su copa de vino y miro a Nacho a los ojos y dijo en un perfecto ingles:

- Allí si, pero se que aquí eso no es una tradición -

A lo que Nacho devolviéndole la mirada, contestó:

- Pero tu eres de esquimal y Julio nos ha dicho que en la cama eres una experta, así que queramos saber si es cierta la costumbre y si es cierto lo que tu marido dice de ti, sin importarle lo más mínimo lo que opinen sus "mejores amigos" de su esposa -

Los ojos de Anuk se llenaron de ira.

La mano de Anuk, voló por el aire en busca del rostro de Nacho

La rapidez de Nacho se hizo patente en la detección del movimiento y de su capacidad para contenerlo.

Anuk iba a gritar y todo esto se iba a convertir en una locura. A mi personalmente, no me importaba lo más mínimo las consecuencias que con respecto a la amistad de Julio pudiera acarrear la discusión. Pero si me preocupaba las consecuencias de lo que pensaría y ocurriría con Anuk.

Esta buscó a Paco, que estaba atontado viendo lo que se había montado en un momento y seguidamente la joven me miró a mi también llena de odio.

- Anuk – Le dije en ingles – Lo que ha dicho Nacho es cierto, tu marido ha estado toda la noche presumiendo de tus dotes de amante sin ningún reparo hacia ti.

Anuk bajo la mano y dejó de forcejear con Nacho. Este a su vez, visiblemente arrepentido la miro pidiendo perdón con sus ojos.

Julio volvió con los postres.

Ninguno de los cuatro los tocó. Todos teníamos las miradas perdidas y pensando que había pasado hacia escasos minutos.

Julio, que en su leve borrachera ni se había dado cuenta del ambiente de tensión que había en el comedor, se levanto para buscar algo entre los CDs de su escritorio.

- Julio, voy a enseñarles a los chicos los regalos que le hemos traído del viaje – Dijo secamente Anuk.

- Sin problema cariño, están en la sala de la TV – Dijo julio mientras seguía buscando algo.

Anuk se levantó y nos condujo hasta la otra punta de la casa. En la "Sala de la TV", había un gran sillón y otra TV de plasma. Decorada con simplicidad, el precio de todo lo que había en esa habitación daría para dar de comer a media India.

- Sentaros en el sillón – Nos indicó Anuk a los tres.

Obedecimos.

No se puso a buscar nada.

Solamente se quedó de pie delante nuestra y con un suave movimiento, se quito el pantalón corto que tenia de estar en casa.

Nuestras caras..... bueno nuestras caras no tengo ni idea de la pinta que tenían, yo solo se que la chica tenía unas de las más bonitas piernas que yo haya visto en toda mi vida, que no usaba ropa interior y que su segundo movimiento fue el de quitarse la camiseta que llevaba puesta.

Decididamente, no llevaba ropa interior.

- Ahora vais a ver si soy tan buena follando como dice el estúpido de mi marido – Dijo con una de las caras más viciosas que yo recuerde.

Nacho fue el primero.

Anuk se acerco a el totalmente desnuda y agachándose le abrió el pantalón que llevaba, con un movimiento ágil, saco su pene y arrodillándose delante de el, comenzó a pajearlo mirándolo con deseo. Nacho se recostó hacia atrás y con un suspiro cerró los ojos y puso una de sus manos en la morena cabellera de la joven esquimal.

El efecto de la boca de Anuk en el pene de Nacho no tardo en surgir el efecto deseado. La chica le estaba haciendo una mamada de escándalo y su mástil estaba ya completamente erecto.

Paco y yo mirábamos la escena sin saber muy bien que hacer. La situación era difícil, por que la ira hacía que una jovencita estuviera chupando una polla, que seguro no iba a ser la última; pero la soberbia de Julio, hacia que no nos importara mucho que se llevara esta cornamenta.

Cuando Anuk vio que la polla de Nacho estaba absolutamente tiesa y lubricada, le tomo de los pantalones y se los quito con suma facilidad.

La verdad que la chica parecía de verdad toda una experta y privilegiada en estas cosas.

Sin pensárselo dos veces, se incorporó y girándose para darle la espalda a Nacho, se abrió de piernas y tomando su falo, bajo hasta introducírselo en su sexo.

Nacho solo podía gemir y respirar entrecortadamente.

Anuk miró a Paco y este, como un resorte, se levanto, se abrió los pantalones y se puso delante de ella.

Ella lo acercó tomándolo por las nalgas, y bajando su ropa interior y sin dejar de cabalgar encima de la polla de Nacho, comenzó a chupar el ya bastante duro sexo de Paco.

Este me miraba a mi, como buscando una complicidad. Pero la complicidad la encontró en una mamada salvaje que la morena le estaba dando. Su movimiento de cabeza, era tan salvaje como las embestidas que a su vez le estaba dando Nacho, que ya estaba sobando los perfectos pechos de Anuk.

Yo no pude más y abriéndome la cremallera de mis vaqueros, saque mi sexo y comencé a masturbarme viendo como mis dos colegas de trabajo, daban buena cuenta de esa preciosidad.

Pero al parecer, la preciosidad no tenía bastante.

- Ven -

Pudo decir sacándose el sexo de Paco de su boca.

No lo pensé.

Los gemidos de mis dos amigos, me decían que esta chica era tan buena como su estúpido y soberbio marido nos había dicho sin que ella lo entendiera.

Me levante, me despoje de mis pantalones y boxers y me puse al lado de Paco.

Anuk, dejo el mástil de mi amigo y con una gran facilidad, se introdujo el mío en su boquita.

Mientras Nacho seguía penetrándola, ahora Paco comenzó a lamerle y chuparle los pechos, mientras ella me hacia una de las mejores mamadas de toda mi vida.

- Me voy a correr tía – Dijo Nacho entre un gemido y una respiración.

Anuk entendió lo que Nacho quiso decir y paro de cabalgarle.

Se vació de el y separándose de las tres duras y lubricadas pollas que le rodeaban, tomó mi mano y con un gesto de necesidad, me tumbó en la alfombra que decoraba el suelo.

Poniéndose encima mía, se introdujo mi sexo en el suyo, entrando con una facilidad pasmosa. No se movió y llamo a Paco. A este le colocó detrás de ella y con gestos le indicó que quería que se la metiera.

- Joder, y ahora por el culo… tengo, tengo, tengo que lubricarla antes. – Dijo Paco bastante nervioso.

Paco, supongo que entregado a la sesión de sexo y cegado por su calentura, se olvido que mi polla estaba dentro de la joven. No le importó. Saco su lengua y jugándose el tocar mi sexo, a escasos centímetros, comenzó a lamer el culo de Anuk.

Anuk, ahora si estaba gozando.

Su respiración y movimientos comenzaban a ser muy exagerados.

Paco no pudo más y separándose del moreno y precioso culo, lubrico su pene y se acerco a su objetivo.

Sus palabras no nos dejaron ninguna duda.

- Hostiasssss, que bien entra!! -

Nacho ya no podía más y se puso delante de la boca de Anuk. Esta sin pensarlo y entre gritos de placer ya sin control alguno, comenzó a chupar aquella verga que Nacho le ofrecía.

Por un momento un pensamiento lúcido atravesó mi mente: "¿Pero donde esta el gilipollas de Julio?"

No es que en estos momentos ya me importara mucho que nos fuera a pillar follándonos a su novia, pero la curiosidad me había picado, solo por unos segundos.

Anuk, aún no se como, apoyándose con sus manos en el suelo, logró rodear con sus piernas la cintura de Paco, que aún estaba metiendo su mástil por el ano de la joven.

La sensación de ver a la pequeña esquimal en el aire, apoyada solo con sus brazos en el suelo y ensartada por nosotros, siendo una marioneta entre tres hombres, a nuestra disposición, dejándose llevar por los movimientos de tres vergas dentro de su cuerpo, hizo que el orgasmo se me adelantara.

Con un grito, que intenté ahogar con todas mis fuerzas, me corrí. Seguido de mi acabo Nacho, que dándoselo a beber, hizo que Anuk, soltara un grito gutural cuando ella llegó a correrse. Paco comenzó a temblar y sacando su pene del estrecho agujero de nuestra amante, se corrió dejando un surco de leche blanca en la morena y brillante espalda de la joven.

Dejándose caer sobre nosotros, Anuk absolutamente abatida levanto la cabeza y miro al marco de la puerta.

- I’m the best fucking… that’s right mi little husband? – Dijo Anuk casi sin poder respirar.

- Hija de puta, hijos de puta... ¿pero que habéis hecho? – Dijo Julio desde el marco de la puerta, con las manos en la cabeza.

Nosotros tres, como pudimos, nos separamos del sudoroso cuerpo de Anuk y tomamos nuestras ropas, intentando taparnos con ellas.

Fue Nacho el que comenzó a caminar hacia fuera de la habitación y parándose al lado de Julio le dijo al oído.

- Me encanta que mantengan ciertas costumbres estos ignorantes pueblos indígenas -

Julio apenas podía reaccionar, estaba mirando el cuerpo desnudo de su mujer, tumbado en la alfombra y absolutamente adormecida y relajada.

Anuk abrió sus ojitos negros y orientales y dijo en su perfecto ingles:

- Eres un soberbio, jódete -

Al salir por la puerta del piso, creo que escuché a Julio sollozar.

"Siempre fue un gilipollas"