Un escalón más.
Se amaban con locura, novios desde el instituto, solo un año separados en su época universitaria, casados a los 26, con buenos trabajos, buenas familias. Su vida era perfecta.
El, Miguel, deportista casi desde que nació, joven arquitecto con grandes proyectos a sus espaldas, moreno, muy atractivo.
Ella, Natalia, abogada de altos vuelos, adicta al "spinning", perfecta en cuerpo y mente y con esa mezcla de sexy y elegante que distingue a las mujeres con gusto, rubia de pelo largo.
Pero hablemos de lo interesante: SEXO. El sexo era casi tántrico, romántico, con sus prolegómenos, sus abrazos, sus caricias, sus orgasmos, sus "quedateabrazadocuandoacabemos", todo lo que se podía hacer en pareja lo habían probado, oral, vaginal, anal, en playas, en el coche….
Era tan perfecto que un día el le propuso avanzar más y en su afán de darle placer a su esposa le propuso un trío. Ella se asustó, no se enfadó puesto que estaba segura de que su marido se lo estaba diciendo por su bien, por el bien de su matrimonio, con todo el amor y ternura del mundo.
Por supuesto que en la cabeza de el esperaba un trío mujer, mujer, hombre. Pero no se puede estar casado con una mujer inteligente y que ella no espere lo mejor. Y una tarde mientras follaban en el diván de su salón, despacio, muy despacio entre jadeos ella le dijo que sí, que aceptaba y que el sábado siguiente, lo harían en el hotel del centro de la ciudad, el hotel más caro, el más elegante… como su matrimonio.
El estaba seguro de que le sorprendería con una de sus amigas del gimnasio, donde ella le había confesado que alguna vez se había sentido excitada mientras el monitor, le explicaba a Tania (su mejor amiga) como levantar ciertas pesas que requerían de vigilancia. La vigilancia no era otra cosa que acariciar suavemente las piernas de ella mientras Natalia los miraba con una mezcla de envidia y excitación a partes iguales. Natalia le había confesado a Miguel, no sin antes hacerle prometer que no se lo diría a nadie, que esa misma tarde vio a Tania y al monitor, un tipo grande musculoso y lleno de tatuajes, siempre con la camiseta sudada y oliendo a testosterona; en la oficina dándole Tania un repaso a su polla (enorme fue la palabra que usó Natalia) con su boca, que no pudo resistirse y que se quedó a ver como Tania se tragaba hasta la última gota de la corrida del saco de músculos. Después de esta historia, por supuesto que Natalia y Miguel se pusieron a follar como ellos lo hacían.
A Miguel le gustaba Tania, una morena de pelo corto y muy lanzada, de las que te dan palmadas en el culo delante de tu mujer y se van a la cama con el ligue de una noche en la discoteca de moda de la ciudad. Le parecía la persona perfecta para hacer su trío: soltera, desinhibida, sexy, sin complejos y muy muy atractiva.
Durante esa semana, Miguel intentó sonsacarle a Natalia quien iba a ser la persona que les haría subir el último peldaño en sus relaciones sexuales.
¿Dime quien es? – Le preguntó Miguel el jueves
No, sabes que no, es una sorpresa y el morbo que te produce es perfecto para esa noche
Pero dame alguna pista… ¿La conozco?
¿La?... ¿quien te dijo que era una chica?
Esa respuesta no se la esperaba Miguel de ninguna manera… quizás Natalia estaba jugando, pero quizás no y eso le puso un nudo en el estómago que no desapareció hasta el sábado a las 23.00 hora en la habitación 806 del hotel más lujoso de la ciudad.
El plan era que Miguel la esperaría en la habitación, solo y que a las 23.00 ella aparecería con la persona que completaría esa noche.
22.40 - En la mente de Miguel el nerviosismo por lo que podría pasar era muy grande, tan grande como las ganas que tenía de ver atravesar la puerta de la habitación a Natalia y a Tania juntas. Quería, deseaba verlas agarradas de la mano, caminando hacia el, con su ropa elegante, sexy. Pero sentía esa punzada, esa duda de ver de la mano a Natalia con cualquier amigo, conocido, ¡desconocido!
22.50 - ¿Qué sentiría si pasara? ¿Qué haría si ella apareciera con otro hombre? ¿Sería tan egoísta que se enfadaría, que no lo haría?
22.55 – Dudó en llamarla, en echarse atrás. Pero no, se querían, se amaban, seguro que ella, viniese con quien viniese, lo haría por el bien de los dos. Pero Miguel sentía miedo, dudas, celos, excitación. Quizás esto era la "siguiente fase", quizás esta mezcla de sentimientos era lo que quería sentir.
23.01- Escuchó como la puerta se comenzaba a abrir, su corazón se le aceleró como nunca antes en su vida. Pero allí solo apareció Natalia. Su sorpresa y alivio hizo que de un salto se levantara de los píes de la cama y se abalanzara sobre ella, pero con un gesto serio pero de confianza ella lo paró.
De su bolso sacó un pañuelo rojo de seda, que el le había regalado por su aniversario y dándole un beso y buscando su lengua le vendó los ojos con la suave tela
Siéntate en la cama, volvemos ahora-
Pero…. – Empezó a decir Miguel
Shhh. Cuando yo te lo diga quítate el pañuelo – Le susurró Natalia el oído
Así hizo.
"Volvemos ahora" Pensó Miguel. Es cierto, lo va a hacer, lo vamos a hacer. En su mente se abrían paso imágenes de Natalia y Tania besándose. Acercándose a el y acariciando su cuerpo.
Parecía que podía escuchar como sus labios luchaban en un beso. Notaba la presencia de las dos en la habitación. Como sus lenguas jugaban, como los chupetones se sucedían. Era real, escuchaba como había movimientos de ropa, de un cinturón que se desabrochaba, de cómo las respiraciones se agitaban, de cómo una silla se movía de lugar.
Quítate el pañuelo mi amor – Le dijo Natalia, con voz entrecortada.
23.05 – Miguel no tiene prisa, tiene miedo, tiene calor, su mente ya ha dibujado lo que va a ver, y va a ver a su Natalia con Tania, desnudas o semi desnudas, besándose, porque escucha como los ruidos de saliva y labios no cesan.
Miguel se quita el pañuelo y abre los ojos.
Un torso musculado, completamente depilado y tatuado con una serpiente en su costado derecho, domina la habitación, la cara del hombre está mirando a Miguel, sonriendo picaramente, las manos del hombre están agarrando con fuerza el largo y rubio pelo de su mujer, Natalia, marcando el ritmo de la mamada que esta le está haciendo al saco de músculos.
Miguel deja caer el pañuelo de 200 Euros al suelo como si fuera un kleenex usado y le aparece en el rostro una mueca de terror.
Natalia sentada en la silla, de espaldas a el deja de comer la polla de su monitor de gimnasio y se levanta.
No te preocupes, voy a poder con el placer que me vais a dar – Le dice acercándose
Justo en el momento en el que se aleja del monitor, este le toma de la mano y le dice:
Espera Natalia, antes acaba con mi polla y después hablas con el – Le dice medio obligándola a sentarse de nuevo en la silla.
Ella no discute y se sienta de nuevo, con las piernas abiertas, solo con su tanga negro y comienza a meterse otra vez la gran polla de su monitor en la boca. Tomándole de las nalgas del culo se la come muy rápido. El monitor echa la cabeza hacia atrás y gimiendo cada vez más alto, comienza a flexionar las rodillas, hasta que se empieza a correr, apretando la cabeza de Natalia contra su pubis, asegurándose de que esta se lo va a beber todo.
Natalia deja la polla libre y limpiándose la comisura de sus bonitos labios se levanta de la silla. El monitor busca con la mirada el baño y camina hacia el.
Ahora te toca a ti – Le dice Natalia a su marido.
Pero Natalia, ¿Que haces?, ¿Estás loca? – Le suplica casi con odio Miguel
No te entiendo… habíamos quedado en que esto era de mutuo acuerdo, que ninguno de los dos se enfadaría. Va a ser algo para nuestro placer, para subir un escalón más –
Pero yo no me esperaba que trajeras a… a… -
Ya entiendo, tu pensabas que traería a una mujer – Le dijo separándose ligeramente de el
No… es que yo… no sé si podré… - Trataba de decir Miguel con las manos en la cabeza en un claro gesto de nerviosismo y duda
Claro qué podrás, es por mi, por mi placer, por nosotros, para derribar la última barrera – Le dice Natalia acercándose de nuevo a el.
Pero Natalia, se la acabas de chupar a….
No te preocupes, todo lo que el me haga o yo le haga, tu me lo harás y mucho mejor, ya verás –
Natalia se arrodilla delante de su marido y le desabrocha el pantalón. El se deja hacer, se levanta justo para que ella se deshaga de su pantalón y su ropa interior y los arroje a un rincón de la habitación.
Le toma la flácida polla entre sus manos y comienza a besarla, lamerla y cuando esta va tomando forma se la mete en la boca.
Miguel no puede resistirse a pensar que esa boca contiene la corrida de otro hombre, otro hombre que el a olvidado completamente y que quizás por eso su polla está respondiendo más que bien a la boca de Natalia. Natalia va rápido, Miguel sabe que cuando ella se la chupa así es por que quiere que se corra y que se corra ya. El lo hace, lo hace en su boca. "La misma boca donde ella antes ha tenido esa enorme polla" este pensamiento hace que la corrida sea espectacular y el orgasmo tremendo.
Miguel se incorpora y ve como Natalia se levanta con una sonrisa en la boca. Con ojos que Miguel jamás había visto ella le dice.
Va ser una noche increíble-
Miguel le devuelve la sonrisa. Miguel sonríe simplemente por que no se acuerda de que en el cuarto de baño hay otro hombre; otro hombre que aparece de nuevo en la habitación.
Natalia mira a su monitor y este mira a Miguel
Menudo chollo tienes en casa amigo – Le dice
El saco de músculos toma a Natalia por la cintura y la besa, con las bocas abiertas y profundamente, ella con una mano le araña la espalda y con la otra… "Plasss" le da una sonora palmada en el culo seguida de un buen apretón.
¿Se la has chupado ya a tu marido? – Le pregunta
Sí – Le responde ella mirando a Miguel sonriéndole
Miguel vuelve a asustarse, a querer levantarse e irse de la habitación, pero algo se lo impide. Quizás sea la mano de Natalia que le invita a levantarse.
Miguel se levanta y Natalia lo lleva hasta ponerse de frente al monitor. Natalia los toma de ambas pollas y comienza a bajar hasta ponerse de rodillas entre los dos.
Comienza a chupar la del monitor mientras pajea la de su marido y a los pocos segundos se cambia, chupa la de Miguel y pajea ya la gran polla del invitado.
Miguel ve como el monitor toma la cabeza de su mujer e inmediatamente piensa que le va a obligar a chupar de nuevo la suya, pero no, lo que hace el invitado es marcar el ritmo de Natalia para que se la chupe a Miguel. Esto produce en el marido una sensación extraña, tan extraña que hace que su polla de nuevo comience a ponerse dura y a notar el calor de la boca de su mujer.
Ahora Natalia tiene sus dos pollas, duras y listas.
Pero no es ella la que se mueve. El monitor la levanta como si fuera una pluma y se la lleva a la cama. Miguel no sabe que hacer y al monitor parece que no le importa. El invitado se acuesta boca arriba y se coloca a Natalia para hacer un 69 en toda regla. Ella chupa como una loca el nabo enorme de su amigo, y Miguel puede escuchar como los lametazos y chupadas en el coño de su mujer van subiendo de intensidad. Natalia trata de gritar con la polla de su amante dentro, pero le es imposible y de su boca solo sale un gruñido sordo.
"Se está corriendo, lo sé, la conozco, se está corriendo salvajemente" Piensa Miguel mientras ve el pequeño cuerpo de su mujer retorcerse encima de el de su monitor.
Natalia levanta la cabeza y mira a su marido, de pie en frente de ella.
Ven, ven, por favor – Le suplica con la polla tocándole su boca.
Pero Miguel no va, no solo no va si no que se sienta en la silla antes ocupada por su mujer. Empalmado hasta casi dolerle, se sienta y contempla como ahora el invitado se coloca detrás de Natalia y dándole dos lametazos a su coño comienza a insertar su polla en el interior de su mujer. Esta abre los ojos desmesuradamente, abre también la boca y ahoga un chillido, que al final sustituye por un gemido largo y profundo.
La polla de Miguel va a estallar, pero no quiere verlo, ni sentirlo, no quiere ver a su mujer disfrutando de un hombre que no sea el, pero algo le impide irse, quizás las embestidas animales del monitor contra el coño de su mujer.
¡¡¡Por Dios, por Dios, aaaaaaahhhh, por Dios!!! – Grita Natalia mirando a los ojos a su marido.
Miguel tiene un gesto de terror en el rostro que podría ser debido a que se ha visto su polla empalmada y temblando de la excitación. Las dos cabezas de Miguel van por caminos diferentes.
Miguel se levanta, Natalia lo ve y entre embestida y embestida logra decirle:
Sí…. Por favor…. Ven… ven… -
Miguel levanta la vista y ve a otro hombre detrás de ella, con las manos abriéndole el coño por las nalgas del perfecto culo de su mujer. Natalia tiembla pero logra agarrar el duro pene de su marido y traerlo hacia ella. Se lo mete en la boca y comienza a chuparlo al ritmo de las embestidas del animal que tiene detrás. Natalia en cuento nota el calor de la carne de su marido se corre, mucho y muy alto. Las embestidas de la polla del monitor no cesan y Natalia comienza a chupar con más fuerza la polla de su marido entre las olas de placer que le llegan de su retaguardia.
El Animal se detiene y suelta a Natalia, Natalia deja de gemir y suelta a Miguel.
Ahora ella está tumbada en la cama, semi inconsciente, recuperando el aliento y la vida que se le acaba de escapar por su coño.
El Monitor mira a Miguel, parece como si quisiera entablar una conversación, peor lo único que su mente logra articular es:
Está muy buena tu mujer, eh? –
Miguel no piensa, solo puede mirar al cuerpo sudoroso de Natalia, tumbado en la cama. Y de paso ve como el musculoso tercer hombre se vuelve a acercar a ella. Le da unos cariñosos cachetes en el culo y la coloca boca arriba y con las piernas abiertas.
¿Quieres comerle un poco el coño? Recién corridos están buenísimos –
Miguel dice que no con un gesto de su cabeza y ve aturdido como el monitor se encoge de hombros y mete su cabeza entre las piernas de su mujer y hunde su boca entre sus labios depilados de su coño. Natalia abre los ojos extremadamente sorprendida y trata de separar la cabeza de su coño con las manos, pero el chico es fuerte y perseverante, le es imposible y prosigue su particular y placentero calvario.
A Miguel no le queda otra que volver a sentarse, aún muy empalmado en la silla ya conocida y ver como Natalia se revuelve y logra ponerse de nuevo a cuatro patas. Al monitor le hacen gracia los movimientos de la chica y se separa del coño riéndose. Natalia lo ve y se le escapa una pequeña y dulce carcajada. Miguel los ve, como si fueran dos enamorados, una pareja normal, riéndose de sus cosas y esto le llena de odio, de celos, de temor. "La pareja somos yo y ella, no este estúpido saco de testosterona." Piensa levantándose de la silla, con su polla a punto de reventar y dirigiéndose a la risueña pareja .
Toma a Natalia por un tobillo y la pone a cuatro patas, pero mirando hacia el. Le abre las piernas, mientras Natalia le mira, dejándolo hacer. El monitor se separa de ellos y los mira excitado.
Miguel quiere "romperle el culo". Así es como alguna vez le pedía Natalia que le diera duro por su estrecho culo. Esta vez le iba a dar como no lo había hecho nunca y con todo el odio acumulado en lo que iba de noche.
En cuanto Natalia nota que va a hacer su marido se pone a masajearse el coño, para una mejor dilatación del culo, pero no le da tiempo, Miguel estaba desatado y comienza a tratar de ensartarle su polla en el estrecho camino.
Espera… espera… esperaaaaaa. – Le gritaba Natalia
Pero Miguel no esperaba, ella trata de zafarse de sus manos, pero el la tiene fuertemente cogida. De repente Miguel nota la mano de monitor en su hombro, que con cuidado le separa de su mujer.
Espera hombre que le vas a hacer daño – Le dice tranquilamente
¿Quién era ese simio para decirle a el como tenía que hacerlo? El monitor separa a Natalia de su marido y la coloca boca arriba a los pies de la cama con las piernas muy abiertas, con todo su coño al aire. El se coloca sentado con sus piernas abiertas y con la cabeza de Natalia descansando sobre su enorme polla.
Cómeme el culo – Le dice Natalia con el vicio más desenfrenado que puede
Sin pensárselo Miguel comenzó a lamer y perforar el culo de su mujer con la lengua, mientras esta era sobada en sus tetas por el monitor. Natalia sentía la polla de este en su mejilla y no dudo de lamerla. Con sus dos manos se abría tanto el coño como el culo y la lengua de su marido viajaba de su clítoris hasta su año, mojándolo todo y preparándola para el asalto final. Mientras sus tetas eran masajeadas por las poderosas manos de su monitor, ella solo podía gemir y disfrutar. El musculoso invitado se agachó y comenzó a morrearla, cosa que excitó mucho más a Miguel que ya lamía como un perro. El monitor se echó un poco a un lado y dejó que Natalia pudiera lamer y chupar solamente su glande.
Miguel la ve de nuevo, chupando la polla a otro, a ese simio y su polla vuelve a temblar de celos y excitación. Toma su cuerpo y la tumba boca abajo, con el culo colgando de los pies de la cama. Le abre las nalgas y comienza a introducir su mojado y colorado pene dentro de las entrañas de su mujer. Ella cierra los ojos en un gesto de dolor; dolor que desaparece cuando el monitor le da a probar de nuevo su glande. Miguel está a punto de meter entera su polla dentro del culo de su mujer, esta ya está gozando la penetración anal y se nota en sus gemidos.
El monitor le tiene cogida la cabeza y le marca, salvajemente, el ritmo de la mamada que le está haciendo, ella se deja llevar y Miguel observa la escena "corchando" literalmente a su mujer con fuertes embestidas. Se percata de que el invitado se recuesta hacia atrás y comienza a subir sus caderas, señal de que se está corriendo de nuevo, en la boca de Natalia. Ella a su vez empieza a golpear el colchón con una mano mientras que con la otra araña los abdominales del monitor, otra señal inequívoca de que se está corriendo duramente. Miguel por su parte saca su polla del oscuro ano de su mujer y comienza a correrse en su espalda con un bufido mezcla de enfado y de placer.
No quiere hablar, no quiere que le guste, no quiere sentir placer, no quiere nada. Ve como Natalia descansa besando la polla aún dura de su acompañante y Miguel no puede más y se va al baño.
Se mira en el gran espejo y ve a un hombre triste, empalmado pero triste, celoso y enfadado. No, no ha sido un escalón más, ha sido el último escalón que llevaba a la caída en picado… y es culpa suya. Miguel se pregunta si estaría igual de enfadado si Natalia hubiera traído a Tania. Seguramente no y eso le hace pensar, pensar que es una egoísta y que al fin y al cabo solo ha sido sexo, sexo salvaje y que su mujer le ama a el y a nadie más. Respira hondo y se prepara para salir de nuevo a la habitación y llevarse a su mujer a casa, disfrutar de lo que han hecho y quien sabe si pedirle que ahora le toca a el pedir el trío con una mujer en vez de con un hombre.
Abre la puerta y cuando va a decirle a Natalia que se duche con el, que se van a casa, la ve, la ve a cuatro patas en frente de el, con el monitor detrás rompiéndole el culo de nuevo, gimiendo y diciéndole con una mano que se acerque.
Aahhhhhh, Dios, ven, ven, por favor, ven que te la chupo, necesito tu polla en mi boca, Diosssss – Gime Natalia
Sin ducharse, sin lavarse, sin ponerse los calcetines, sin llevarse a su mujer, sin decir nada… Miguel cierra la puerta de la habitación cuando se
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