16 ago 2009

Baila....

Bailar.

A la pequeña Cloe le encanta bailar.

Siempre lo supo. Cuando era pequeña ya bailaba con cualquier ritmo.

Cuando la conocí, estaba apuntada a clases de baile.

Cuando empezamos a salir, se especializó en baile latino.

El mayor problema es que cuando ella baila, yo no la puedo seguir. Con mi altura, corpulencia y mi poca coordinación, solo se mover bien las caderas y el culo, y eso para algún baile más coreografiado, es más bien poco.

Un día me preguntó si me molestaba que bailara con mas chicos o chicas. Yo no se lo negué y le dije que no me hacia mucha gracia pero que no me molestaba mientras no se propasara nadie, no quería que ella dejara de hacer lo que mas le gustaba en el mundo.

Pero en el fondo si.

No niego que cuando bailaba con alguna amiga o amigo de los dos, estaba tranquilo, sabia que los conocidos eran responsables y que no se propasarían mucho. Aunque no voy a ocultaros que a algún amigo más espabilado, le pille bajando su mano más allá de donde su cinturón terminaba. No le daba importancia, por que ella sabia como pararlos.

Las manos de los chicos y de algunas chicas siempre buscaban esa parte de la anatomía de mi Cloe. Esto tenia fácil explicación: Su culo era grande, pero no de estos trozos de carne que, sin desmerecer, juntan cintura con piernas, no. Su culo era grande pero perfectamente puesto, sin un gramo de carne suelta. Su espalda acababa perfectamente en una curva pecaminosa. Al principio de esa curva comenzaba un tesoro, durito, bien puesto, sin movimientos de mas.

El primer adjetivo era "grande".

Pero el segundo era "perfecto".

Si a todo esto que acabamos de leer, juntamos que lo movía como nadie en todo el mundo (famosas incluidas) eso hacia que fuera irresistible y que yo me felicitara todas las noches que podía poseer esa preciosa perla blanca, que empezaba donde su precioso pelo negro acababa.

El verdadero problema era cuando algún desconocido la sacaba a bailar, raptándola sin pudor de los brazos de alguna amiga o de algún amigo.

Ese era el verdadero peligro.

Ese fue la causa de la noche mas problemáticamente exquisita de toda mi vida.

Llegamos al nuevo lugar.

Estaba vacío, acababa de ser inaugurado hacia solo una semana y aun no tenia clientela y teniendo en cuenta la clase de música que gusta a los jóvenes de hoy en día, era lógico que no tuviera mucha gente aún.

Llegamos los 6 amigos, las tres parejas y pedimos.

Después de entrar en calor y escuchar la música, plagada de bachatas, merengues, reggeton y cosas muy latinas, nos acomodamos, las chicas estaban muy a gusto allí. Los chicos estábamos mas parados.

Cloe y Dana salieron a la pista sin pensarlo.

Me encanta verlas bailar juntas. ¿A que chico no le gusta ver bailar a su novia con otra chica? Cloe lo sabe y me mira cuando menea su pequeña pierna entre las dos de Dana. Es una fantasía y sabemos que no hay peligro de nada. Mi Cloe me tiene a mi y Dana tiene a Sergio. Sergio baila menos que yo, no tenia ritmo y menos caradura para bailar fuera como fuera.

Nosotros cuatro nos sentamos y seguimos mirando a la pareja de chicas que bailaba al son de algo caribeño, no sabría decir de que tipo.

Compartían la pista de baile con otras dos parejas de novios.

Seguía sin existir peligro ninguno. Tan relajado estaba el ambiente, que me aventure a levantarme y a acercarme a las dos chicas.

Me vieron llegar y como siempre jugaron conmigo, me encantaba que lo hicieran.

Me llamaron con sus brazos estirados y tomándome, me colocaron entre sus ya sudorosos cuerpos.

Dana a mi espalda, haciendo perrerías con sus pechos en mi espalda.

Cloe en mi pecho, haciendo milagros con su lengua en mi boca.

Estas son las cosas que hacen que la vida valga la pena.

Sentí el aire fresco que me dio en la nuca cuando la puerta se abrió.

Sentí que Dana se separaba e iba a beber de su baso con los demás amigos.

Mientras Cloe me clavaba su pelvis en mi pierna y me sobaba el culo a placer, vi que tres chicos jóvenes acababan de entrar por la puerta.

Pijos, metrosexuales, repeinados, altos, delgados….. apostaría a que pocas chicas les habían dicho que no a sus proposiciones.

La mirada que una chica apoyada en la pared junto a sus amigas les lanzó, hizo que mi sospecha se confirmara.

Los labios de Cloe en mi cuello hicieron que me olvidara de los tres maromos que habían entrado oliendo a colonia de marca.

- Javi, estoy muy caliente esta noche – Me susurro mi chica al oído.

La mire a los ojos y la sonreí con mi mirada mas lasciva.

Dudaba si decir que nos íbamos, pillar el coche y llevarla a mi casa para hacerla el amor, poseerla como ella se merecía.

Si

Sin decirle nada y solo guiñándole un ojo, me fui raudo en dirección al baño.

Allí solo podía pensar en Cloe.

En sus pequeñas piernas abiertas.

En su cara pidiendo mas.

En mi cabeza hundida en su sexo.

En ponerla a cuatro patas sobre la cama.

En penetrarla mientras le tomaba de sus grandes y preciosas caderas.

En sobarle sus preciosos pechos mientras gemía de placer mirando al techo con su espalda apoyada en mi pecho.

Me lavaba las manos pensando en su cuerpo y salí del baño casi corriendo.

Me dirigí directamente hacia donde estaban mis amigos, para recogerla y decirles que nos íbamos. Habría algunas quejas, pero entenderían que lo primero es lo primero.

No estaba allí

Pare de correr y me acerque caminando.

Dana me miro y con un gesto con sus precisos ojos me señalo el centro de la pista.

Todos miraban algo allí.

No.

Joder no.

¿Por qué?

Era el de mechas y con cresta en su cabeza.

Pantalón ancho, camiseta apretada y casi sin mangas.

No me importaba que el la tomara de la cintura.

No me importaba que ella estuviera pegada a su cintura.

No me molestaba que el acariciara su espalda con la mano libre.

Pero si me molestaba que la música que sonaba era para perrear.

Puto baile. Debería de estar prohibido bailar algo así si tienes novio y no es el, el que te esta follando con la ropa encima.

Me molestaba aun más el hecho de que el estuviera moviendo su pelvis sin control contra los muslos de mi chica.

Pero lo que más me mataba era que a Cloe se la veía disfrutar del pecaminoso baile.

Tenia los ojos clavados en su acompañante, casi sin pestañear.

Le tenia agarrado de su cintura con sus pequeñas manos.

"Pártele la cara, sácale el corazón" Pensaban mis celos por mi.

"Aguanta, deja que ella te demuestre que no pasará nada" Pensaba mi cabeza.

No se por que, pero mi confianza o las ganas de demostrarme a mi mismo que podía aguantar, hicieron que dejara mi chaqueta en la barra y me relajara, tomara un sorbo de mi vaso y girara la cabeza para hablar con mis amigos.

Estos estaban flipando con el bailecito y a mi no me apetecía que pensaran cosas raras. Por eso al imbecil de mi, en su infinita agonía, solo se le ocurrió decir:

- Menudo bailecito se esta pegando el cabrón, eh?-

Todos giraron con cara de incredulidad.

Un tío buenísimo se estaba medio follando a mi novia delante de todos y yo allí, sentado, relajado y viéndolos moverse como perros en celo.

- Ya te digo – Dijo con voz de lastima Sergio.



Ahora ya no podía separar los ojos de la pista.

Ahora ella había dejado de tocar al chico y se dejaba llevar, arqueando la espalda y solo moviendo el culo, su culo. Solo lo movía así cuando estaba conmigo.

"¿Qué estaba haciendo?" Pensé, sin creer lo que veía.

No podía más.

Una cosa era tener confianza y ver como mi chica se divertía con otro chico sin llegar a nada más y otra era ver que aquello iba a ponerse feo.

Decidí levantarme e ir a separarlos, de buena manera, no queria problemas pero si que aquella horrible y excitante visión se detuviera.

Justo cuando di mi primer paso se separaron.

Cloe lo miro con cara de sorpresa y de incredulidad, no sabia que había pasado.

"¿Qué le diría?, ¿Dónde la habría tocado?" Pensé quieto y mirando a la pareja.

Cloe se molesto, lo veía en sus ojos.

Bien.

Así me gusta preciosa, esa es mi chica.

Se separo de el con el rostro serio.

"Te quiero pequeña" Pensé.

Ahora con todo esto que había pasado nos íbamos a ir y después de una pequeña discusión haríamos el amor como nunca.

"¿Donde va?. Dios, pero ¿Dónde va????"

Se iba al baño.

"Si el capullo le hubiera molestado tanto como parecía que lo había hecho, ella ni baño ni hostias, tendría que venir aquí, a mis brazos." Pensé asquerosamente nervioso.

Desapareció por la puerta del baño, sola.

Busque al mamonazo y lo encontré hablando y vacilando a los amigos. Hacia gestos con las manos, como describiendo el culo de mi Cloe. Tenia ese gesto de triunfo. Los tres se reían y el suertudo no hacia mas que gestos de exaltación de su virilidad y de cómo había bailado con la niña.

Se estaba pegando una buena vacilada….. aparte de creído… no disimulaba sus triunfos

"Mamón, hijo de puta…. Mírame y te mato" Pensé a rebosante de ira.



Su siguiente movimiento fue chocar las manos con sus amigos y comenzar a caminar……. Hacia la puerta del baño.

"No, no puede ser, le ha dicho que no, seguro" Pensé aterrado.

¿Seguro?

Me acordé de mis amigos, que ya estaban relajados tomando y riendo, se habían quedado en la separación de los dos bailarines sin haberse dado cuenta de la maniobra de Cloe y el tío.

Desapareció bajo el marco de la puerta y en ese preciso momento en mi ser despertó el ansia, la rabia, los celos, la ira y las ganas de matar a alguien.

Tarde un minuto exactamente en reaccionar, arrojar la chaqueta a los brazos de Dana y dirigirme al baño a toda prisa, sorteando cuerpos sudorosos y danzantes.

No pensé en la siguiente duda hasta que no se presentaron ante mi las dos puertas.

"¿Chicos o chicas" Joder, joder, jodeeeeerrrrrrrrrr.

"Si ella entró primero, habrá entrado al de chicas, seguro que están los dos allí" Pensé en un segundo de lucidez dentro de mis ganas de convertirme en asesino en serie en aquel antro.

Abrí la puerta con cuidado. No se si por no estar seguro de lo que estaba haciendo o por si era cierto, pillarlos haciendo Dios sabia que cosas.

Mi Cloe. Sus pechos, sus piernas, su boca….. estaban en mi mente al aire, abiertas, chupando yo que se que cosas del asqueroso teñido ese.

Abrí una de las dos puertas de los lavabos.

Vacío.

Estaban en el otro.

Pude oír un sonido de pantalones moviéndose.

"Me estaba engañando, estaba follándose al tío ese" Pensé temblando y con los ojos húmedos.

Acerque mi mano y abrí con rapidez la puerta hacia fuera.

Mi pequeña Cloe.

Allí estaba





Sola.

De pie.

Subiéndose los pantalones, abrochándose el ultimo botón.

No sabia si reír, si llorar, si abrazarla, si pegarle una bofetada. Estaba aturdido y confuso. Nerviosamente tranquilo y avergonzado conmigo mismo y en el mas absoluto secreto.

No, en secreto no.

- Pensaste que me había traído aquí al tío ese eh?-

- Cloe…… yo…. -

- Calla tonto. Se intento pasar y me propuso ir los dos al baño. No niego que el tío estaba muy bueno. Pero soy tuya y tu eres mío. Espero que lo entiendas. – Me dijo casi en un susurro mirándome a los ojos como solo ella hacia.

Baje mi cabeza y comencé a besarla con mas pasión que en toda mi vida, mi lengua busco su dulce boca y sus mas escondidos rincones.

Se separo suavemente de mi y me dijo:

- Aun estoy muy caliente…. Ven aquí -

Subí mi cabeza y me trajo hacia ella tirándome de la cintura de mi pantalón.

No sabia que iba a hacer.

Hasta que me bajo la cremallera del pantalón y me saco con su maestría habitual, mi ya bastante grande polla.

No lo pensó ni un segundo.

Le dio dos dulces besos y otras tantas lamidas, los dos espasmos que dio mi pene, después de esto, hicieron que mi carne se pusiera ya a punto para ella.

Se la metió de un solo golpe en la boca y comenzó a chupar desde la cabeza hasta donde empezaban los huevos.

Me busco mis manos y se las puso en su cabeza e hizo que yo marcara el ritmo.

No hizo falta mucho tiempo, para que el calor y los espasmos pre-orgásmicos se hicieran notar.

Le tome por los pelos, suavemente sin hacerle daño.

Ese gesto hizo que ella aumentara la marcha sabiendo el regalo que tendría en breves segundos.

Me vino un calor tremendo, que mezclado con la excitación del lugar semi-publico donde estábamos, con mis manos tirando del negro pelo de Cloe, con los sonidos de su saliva rebotando contra mi carne, hizo que me pusiera de puntillas, que soltara su pelo y que pusiera mis manos en ambas paredes, haciendo fuerza para no desmayarme del gran orgasmo que ahora mismo Cloe estaba bebiendo sin contemplaciones.

Todo se volvió de su color normal, dejando de ser blanco celestial.

Cuando Cloe se separo de mi aun caliente miembro, me miro y comenzó a limpiarse las comisuras de los labios con su lengua, en ese gesto que puede hacer empalmarse hasta al Santo Job.

La puerta sonó y se abrió hacia a fuera otra vez.

Me gire rápido y en mi velocidad pude notar como mi pene rozaba la cara de Cloe que después de ese gesto se asomo por un lado de mis piernas.

Allí estaba el Chico, con su pelo engominado, con sus mechas rubias, con su camiseta marcando bíceps, con sus ojos claros…… Con su cara de capullo, con sus manos temblorosas, con una estúpida sonrisa que delataba la metedura de pata mas grande después de la invención de la guerra.

Cloe, mi pequeña y linda Cloe se levanto de un brinco. Pensando que se iba a ir por pies… nuevamente me sorprendió.

- Este es mi novio y no te imaginas que pedazo de tranca tiene y lo bien que le sabe su leche – Le espeto con una cara de inocencia que casi me la pone dura otra vez.

- Yo…. Es que…… no sabia que …. – Intentaba decir el chico, el cual ya estaba empezando a dar un poco de lastima.

- Eso mismo dijo mi chico antes de que le hiciera esto…. Pero contigo no va a funcionar como con el – Otra vez esa cara.

No puedo disimular una risa mientras me subo la cremallera, procurando hacer el mayor ruido posible con ella.

Cloe sale moviendo su utópico culo y el chico, mas rojo que un meteorito cruzando la atmósfera terrestre, la sigue con la mirada.

Cuando paso a su lado le miro con cara de lastima y le suelto:

- A vacilar a casa…… que solo estabais bailando -

Salí del baño.

Cloe estaba con nuestros amigos, como si nada hubiera pasado y le dijo que nos íbamos.

Todos rieron y lo entendieron.

Ya en casa hice el amor a Cloe como pocas veces en mi vida

Es un encanto

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