19 ago 2009

En el pueblo

Lo que nunca pensé era que fuera capaz de esto… joder es mi hermana!!



El grupo de amiguetes del pueblo era más bien amplio. Todos los calurosos agosto en la meseta manchega desde hacía unos diez años allí que nos reuníamos todos. Por supuesto la evolución se abría camino y habíamos pasado de cazar ranas a beber lo que no está escrito en las fiestas y no aparecer en casa hasta la mañana siguiente.

Debido a la edad, algunos integrantes del grupo ya no iban los veranos pero cinco personajes y yo no faltábamos a ninguna cita.

Cierto es que la vida rural de unos cuantos años para acá había decaído bastante, las chicas tampoco aparecían por allí y la orquesta se había quedado estancada en los boleros para que los papás bailaran con las mamás. Lo mejor de esta migración era que la única piscina estaba casi siempre vacía. Lo peor, que los seis amigos comenzábamos a aburrirnos como ostras.

Ese verano me llevé la sorpresa de que mi hermana volvería al pueblo. Yo con mis 23 años ya lo tenía pactado con mis padres, pero ella con sus 17 había suspendido varias asignaturas y el pacto fue solamente paterno. Las discusiones por ello se alargaron casi dos semanas. Pero no hubo manera, se vendría a estudiar al pueblo. Yo traté de hacerla ver que tampoco era tan malo, vería a sus novios de la infancia y le vendría bien desconectar un poco de la vida en la ciudad, que en los últimos dos años había sido un auténtico quebradero de cabeza para la familia.

Mi hermana se llama Sara, es realmente preciosa, pero ha tenido un problema, desde que empezó a salir con su primer novio ha cambiado demasiado, le gusta beber, bailar, exhibirse, fumar… resumiendo, la mala vida. Físicamente no es fácil hablar de tu hermana, pero en el último año Sara se ha dedicado a dos cosas principalmente: Vivir la vida a tope y joder a mis padres. La primera la consigue como os he hecho ver, sale desde el jueves hasta el domingo entrada la madrugada. La segunda es más fácil aún: sus novios o simples ligues la van a buscar por casa, la ropa que lleva se podría decir que la compra en tiendas para niños (por las tallas) y eso mi padre especialmente, no lo soporta. Aquí es donde se me hace un poco más fácil describir físicamente a mi hermana: es alta, pelo castaño por la nuca, ha hecho deporte hasta hace dos años, con lo cual su físico es más bien espectacular y tanto sus culo como sus pechos son los típicos de una jovencita de 17 años, firmes, duros y muy bien puestos.

Claro que la han castigado sin salir, y claro que han tratado de llevarla a un psicólogo, pero a esta edad y en esta época que nos ha tocado vivir mi humilde teoría es que eso no sirve de nada.

Una vez en mi habitación me confeso que había tenido sexo con dos amigos a la vez, que mientras uno le hacía el amor ella se la chupaba al segundo. Esto no me lo hubiera contado nunca, pero sospechaba que mi padre estaba escuchando detrás de la puerta y allí se lanzó. La creí porque conozco a mi hermana desde que nació y sé que no me estaba mintiendo.

El viaje en coche fue un infierno, mi hermana pedía que pusieran su música constantemente, mi padre cedió al primer CD pero ya no más. Otra bronca. El trayecto de solo 4 horas fue digno del infierno de Dante.

Como cabía suponer mi hermana no se despegó de mi en el pueblo los primeros días, era eso o quedarse en casa con papi y mami. Se la presenté a mis amigos (todos de mi edad) y como cabía suponer se quedaron prendados de ella. No eran lo suficientemente macarras o drogadictos o como sea para ella y no les hizo mucho caso.

La primera noche, nos juntamos todos (6 chicos y ella) en los jardines de la piscina y allí bebimos hasta empezar a decir tonterías. El silencio se hizo cuando Sara sacó de su bolso una piedra de chocolate y pidió un cigarro para hacerse un porro. El silencio no fue por la sorpresa de ver un porro, si no por que fuera la menor de edad la que lo hiciera.

Llegamos a casa muy tarde y con mi hermana tambaleándose ligeramente, las risas y los tropiezas hicieron que saliera mi padre de su habitación y que con los ojos inyectados en sangre (mezcla de sueño con ira) nos dijera que para volver así el primer día que Sara intentara no volver a estar más con mis amigos, que había venido aquí a estudiar.

"Vamos a ver papá, ¿no te das cuenta después de nosecuantos años que lo que le prohíbas hacer a Sara ella lo hará multiplicado por cuatro?" Pensé para mi mientras me cepillaba los dientes.

Al baño entró Sara con su pijama "de verano" o sea: camiseta de tirantes muy ajustada y que hacía rebosar sus tetas tanto por arriba como por los laterales, y braguita-culote súper corta y mega apretada que dejaba ver la mitad de las nalgas y que descubría su pubis totalmente depilado.

"No mires tanto que eres mi hermano" me dijo pillándome en plena exploración.

Le di un buen cachete en el culo para contrarrestar el corte que me había dado.

Nos tumbamos los dos en mi cama y trate de hacerle ver que tenia que hacer un poco de caso a papa y a mama, que solo con que vieran que había un pequeño cambio conseguiría que la tensión bajara y bla, bla, bla… Cuando acabé de hablar se levantó y me dijo… "a ver cuando hacemos una fiesta o un botellón con los cafres esos amigos tuyos".

"Esta niña está poseída" Pensé durmiéndome.

Me levanté a las 11.30 y después de la visita de rigor al baño, fui a desayunar. Allí estaba mi madre y le pregunte por papa y por Sara.

"Tu padre se ha ido con Ramón y Sara dijo que se iba a la piscina"

"Vaya por dios" Pensé

Allí estaba, con su mini bikini (del cual yo desconocía su existencia) y rodeada por mis 5 amigos.

Cuando llegue a su altura los 6 se callaron y me dio esa impresión de que se callan por que tu has llegado. Siguió sin gustarme nada esa sensación.

Me quedé con ella a solas tumbados los dos.

"Lo primero que deberías hacer es intentar no provocar como provocas. Es demasiado descarado que vengas a un pueblo de mierda con ese bikini que no te tapa nada"

"Lo primero es que mi hermano no debería de fijarse en si enseño mucho o no" me respondió dejándome algo cortado aunque no tuviera razón.

"Haz lo que quieras Sara, pero estos tíos son muy animales y no quiero que tengas problemas"

Me miró con una sonrisa demasiado pícara en su boca.

"No te preocupes hermano, solo hemos quedado esta noche en el bajo de Jose para beber algo, fumarnos unos porritos y escuchar música. Espero que vengas"

Me levanté y me fui a dar un baño… por supuesto que iría.

Sara estudió toda la sobremesa, no durmió la siesta y mis padres se miraban con cara de incrédulos. No hizo falta que les pidiera permiso, después de la cena, nos fuimos de camino al sótano de Jose.

Sara se había puesto unos pantalones de esos "tan de moda" muy cortitos, demasiado cortitos y algo sueltos, con lo cual daba igual como se sentara o como se pusiera, se le vería algo siempre. La parte de arriba estaba compuesta simplemente por una camiseta ajustada y con el vientre al aire.

Llegamos cuando solo estaban dos de mis/sus amigos y con la música a tope comenzamos a beber cerveza y demás cosas que tenían por allí. La música era muy lenta, pero Sara no tardo con hacerse con el control del aparato de música y comenzó a pinchar sus CDs.

Los chicos fueron llegando y la fiesta comenzaba a animarse por momentos, hablábamos de fútbol, de coches, de trabajo de estudios. Yo siempre con un ojo en Sara puesto que estaba bebiendo mucho y fumando bastantes porros. Lo de los porros ya no era solo cosa suya, algunos de mis amigos se habían animado por primera vez y otros se les notaba más sueltos.

Sara era la reina de la noche.

Me despreocupé cuando se mezclaron las copas y ver como Sara hablaba sin pudor y con total confianza con varios chicos, entre ellos el hijo de Ramón: Pedro, un gordito zafio y grotescamente simpático que me caía como una patada en el escroto. Las horas pasaban y el ambiente se relajaba y se emborrachaba más y más.

Me senté en uno de los taburetes altos que abundaban en el local y Sara vino hacia mi. Se sentó con sus minúsculos pantalones entre mis piernas encargándose de frotarse bien

y de colocar su precioso culo justo encima de mi paquete. Un respingo recorrió mi espalda e inconscientemente la rodee por la cintura con mis brazos.

Los chicos vieron la escena y nos rodearon.

"Aquí no sabemos bailar… y estoy seguro de que tu si que sabes" Dijo uno de ellos

Sara no tardó en levantarse, buscar un CD en su bolso y ponerlo a todo volumen en el aparato de música.

La música sofá-tecno comenzó a atronar todo el local y Sara comenzó a moverse, pero a moverse como una gogo profesional, movimientos rápidos y que seguramente no era la primera vez que los hacía.

Los chicos empezaron a vitorear cada movimiento sexy que hacía mi hermana (y no eran pocos), ella se dejaba querer y a más gritos de los chicos, más se acercaba a ellos y más sexy y caliente se movía. La cara de Sara era un poema, entre acalorada por el frenético baile, por el alcohol que había bebido y los porros que había fumado, entre la excitación de ser vitoreada por cinco tíos y la música a su gusto y bien alta… esa cara era de puro vicio.

Saco a Rober a bailar con ella. No eligió mal, Rober era el chico más atractivo de todos y ya le había echado el ojo desde el primer día. Pero lo que no sabía era que Rober no era tan inocente como los demás, así que en cuento el baile pasó de los 3 minutos, le metió el morro.

Sara se sorprendió y dio un paso atrás, pero en cuento Rober se le acerco otra vez, ella no se retiro de nuevo. Le tomo por la nuca y comenzaron a comerse sus respectivas lenguas. Los "Wooooouuuu" y demás gritos de victoria y excitación no se hicieron esperar.

Sara estaba en trance, música, morreo, alcohol, porros… se dejaba llevar por Rober que comenzó a bajar sus manos hasta buscar su desnuda espalda. Acariciando Rober miraba a los amigos, como si de un cazador se tratara, poniendo sesos gestos tan típicos de victoria machota.

Y vuelta a porrearse, con Sara casi colgando de sus brazos.

Y os preguntareis que hacía el hermano mayor de la chica que estaba a punto de loquesea. Yo en el ya famoso taburete y con una copa en la mano me dedicaba a mirar como le comían los morros a mi "hermanita" y el único gesto que hacía para impedirlo era levantar la mano y hacer el típico "Tsch" con la boca.

Sara se separó de Roberto y se fue a servirse una copa más. Otro de los chicos se separó del grupo donde ahora estaban los chicos reunidos y hablando de lo bien que besaba mi hermana. La tomo por detrás y le giró la cabeza para besarla. Ella le siguió el juego hasta que se dio cuenta de que no era Roberto el que le estaba comiendo los labios y separándose de el, hizo ademán de darle un bofetón, pero cuando iba a partirle la cara, sonrió y tomándole por la nuca, se lo llevó otra vez hasta sus labios.

Esto estaba poniéndose tan excitante como peligroso.

Los chicos se giraron a la vez y vieron el espectáculo.

Se acercaron a ella y Pedro la separó sin miramientos de su rollo y la llevó hasta el único sofá de todo el local.

Allí la sentaron y como si estuviera vendiendo ganado (cosa que estoy seguro que había heredado de su padre) comenzó a dar los turnos por los que los cinco chicos iban a enrollarse con mi hermana.

A Rober le tocó el último puesto que se había enrollado con ella el primero.

Comenzaron a sentarse a su lado, a comerle toda la boca y a meter toda la mano posible. Ella no se dejaba hacer mucho, pero al menos vi como uno o dos de ellos llegaron incluso a sobarle las tetas.

Yo solo miraba, bebía y sonreía. La verdad que estaba bastante excitado vendo como mi hermana se comía las bocas de cinco de mis amigos, no soy un depravado, pero es la pura verdad.

Cuando los cinco pasaron por su boca el zafio de Pedro los reunió en torno a ella y comenzaron a hablar y a reírse. El grupo de cinco chicos estaba totalmente alrededor de Sara y yo no podía ver que tramaban o que hacían. Cuando vi a uno de los chicos hacer un rápido gesto de llevar el culo hacia atrás me levante rápido sospechando lo peor.

En solo cuatro pasos logré ponerme detrás del sofá donde estaba sentada Sara y vi lo que no quería ver: Los cinco tíos con sus cinco pollas fuera de los pantalones, la mayoría en fase aún de empalme total y mi hermana pasándose una tras otra por la boca.

Les daba suaves besitos en el glande o leves lametazos en toda su ya morcillona carne. Y a cada beso o lamida, ellos daban un pequeño respingo hacía atrás.

"Venga, que ya valió la broma" Dije yo ya realmente asustado y muy enfadado

"Anda tío, déjanos disfrutar de esta loba" Me respondió Pedro con cara de vicio.

"Eso, ponte a la cola si quieres, que ya vimos como tratas a tu hermana" escuche de alguno de los otros.

Traté de dar la vuelta al sofá para encararme con ellos, pero ellos eran más y parece ser que no estaban tan borrachos como yo, así que me agarraron entre tres y el cuarto me dio un par de bofetones, dejándome bastante grogui para poder reaccionar.

Pedro me agarro por los brazos y me colocó delante de Sara.

"Anda que tu hermanito tiene celos, chúpasela un poco" Dijo entre las carcajadas de los demás

Asara me miró, me miró y no vi absolutamente nada que me pudiera dar a pensar que estaba muy borracha o colocada o drogada, me miró serena y lentamente me abrió los pantalones, sacó mi polla y con un felino movimiento de cabeza.

Traté de resistirme, pero era imposible, era algo inaudito. La rabia contenida, la fuerza de mis (ex) amigos agarrándome, y la boca de mi hermana chupándome, con una delicadeza y una exquisitez increíbles, solo pude llevar mi cabeza hacía atrás y resoplar como Moby Dick.

"¿Ves? Ahora a disfrutar todos" dijo alguno detrás mía.

Me separaron cuando Sara paró de ponérmela lo más dura que mi polla había estado.

Se pusieron en fila delante de ella, mientras yo intentaba sentarme en el taburete y pensar en lo que acababa de hacerme mi hermana.

Mirando al festival porno que se había convertido ese sofá vi como los chicos después de un turno cada uno ya no hicieron cola alguna. Comenzaron a desvestir a Sara, cosa que no los llevó mucho trabajo, puesto que quitándole sus mini pantalones, el tanga y la camiseta junto con el sujetador acabaron en unos segundos.

Las manos se peleaban por tocar las partes erógenas de mi hermana, tetas, coño, labios, culo, la traían a volandas, La besaban, la tocaban. Quise ver como unos dedos incluso se introducían por su creo que húmedo coño.

La visión me estaba poniendo de los nervios, quería acercarme y sobarla como lo estaban haciendo ellos, pero era mi hermana, pero me la había chupado y me había gustado… pero era mi hermana!!!

Cuando volví a mirar al grupo, Sara estaba de rodillas delante de tres de los chicos y los otros dos se peleaban entre risotadas por ver de quien eran sus tetas, al final como normalmente toda mujer tiene dos, salomónicamente se decidieron por chupar cada uno un pezón. Los otros tres seguían encantados con las mamadas de Sara, que ya no eran distinguidas o suaves; ahora eran duras hasta el fondo.

Frases que mi mente recibía:

"Joder como la chupa para lo ven que es"

"Ya te digo tío, verás cuando nos la follemos"

"Y viste que tetitas tiene?"

Esto me enfadaba mucho más, pero a la vez me excitaba sobremanera.

Cuando todos pasaron por sus tetas y su boca, fue ella la que tomo la palabra.

"A ver pueblerinos, la postura que más me gusta es la del perrito (risas) así que me voy a poner dándoos la espalda en el sofá y vais a follarme uno a uno, los que se aburran o vean que se les baja el empalme, que pasen por delante que se la chupo sin problema"

"…que se la chupo sin problema"

"…que se la chupo sin problema"

"…que se la chupo sin problema"



"Con solo 17 años" Pensé yo con un empalmazo en mi entrepierna.

Y así fue. Comenzó el gordo de Pedro, dándole por detrás, taladrándole el coño. Ahora era Sara la que más gritaba, los otros cuatro no desaprovecharon el ofrecimiento "…que se la chupo sin problema" y se pusieron delante de ella con las pollas en la mano a la espera que dejara de gritar para chupar.

Uno tras otro se fueron corriendo en el coño, en la espalda, en las nalgas, algunos se reanimaban en su boca y volvían al ataque, otros se sentaban a su lado a tocarle las tetas mientras estas bailaban con cada embestida del que la estaba follando.

Así durante casi una hora todos acabaron exhaustos y muy complacidos… todos menos yo, que allí seguía con mi erección.

Cuando vi a Sara gatear, despacio hacía mi. La excitación se tornó miedo.

Cuando vi a Sara pararse delante mía, desnuda y mirando a mi entrepierna, el miedo se tornó terror.

Cuando Sara se incorporó y tomo mi polla con su caliente boca, mi terror se convirtió en placer.

Y allí yo sentado y ella de rodillas chupándomela, todo se me volvió oscuro. Todo se me volvió calor. Solo me despertaron las voces y las risas de los demás chicos que se acercaban a ver el incesto.

Supongo que cuando la sangre no te une y ves que una preciosa joven está haciendo una soberana mamada a su hermano, debe de ser demasiado excitante, solo para quedarte a verlo. Así que un par de mis amigos comenzaron a sobar de nuevo a Sara, mientras un tercero (a estas alturas no me preguntéis quien era cada uno) comenzó a darle de nuevo por detrás.

Me corrí sin mucho esfuerzo, mientras ella hacía lo imposible por controlar las tres cosas que había en su boca: Mi polla, mi esperma y los gritos que daba por las embestidas que le estaba dando el tercero (o quinto) en cuestión.

La noche se acabó como me corrí…. Rápido.

A la mañana siguiente Sara me recibió en la mesa del desayuno como si todo hubiera sido un sueño.

Cuando nos quedamos solos le pregunté:

"Sara, ¿pero que hicimos ayer?"

A lo que ella me respondió

"¿Ayer?... no recuerdo nada hermanito"

No sabía si mentía o decía la verdad… pero me engañé a mi mismo y respiré tranquilo.

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