17 ago 2009

La carrera

Allí estaba.

Cloe.

La bella y sensual Cloe.

Su pelo tapándole la cara, sus pequeñas manos acariciando la piel, su boca besando, su lengua jugando. La tenue luz me impedía verla mejor, pero allí estaba ella, recostada sobre el gastado sofá. Como acariciaba, como besaba, la pasión con la que movía sus caderas mientras que su lengua aparecía por unos segundos, brillante, rápida.

Quisiera estar allí.

Ella se merece algo mejor, algo mejor que el truhán que la esta sobando el culo sin compasión, que le mete su lengua bruscamente en la boca, que busca sus pechos descaradamente. No entiendo por que ella lo ha escogido esta noche.

La cuestión es que desde hace meses, no puedo dejar de pensar en ella. Desde el día que me escogió a mi para su rollo de la noche de los sábados, no paro de pensar en su cuerpo, en como me beso, en como me toco, en el calor de sus labios en los míos, en el dulce sabor de su lengua. Haría lo que fuera por volverla a tener entre mis brazos.

Pero no, hoy no.

Dejo de mirar a la ardiente y ocasional pareja y me concentro en mi baso con la bebida habitual.

A mi lado se acaba de sentar una chica. Ojalá fuera ella.

- Hola, ¿que tomas? – Escuche decir a mi derecha.

"¿A mi me lo pregunta?" Pensé girando rápidamente mi cabeza.

Abrí los ojos intentando no ver la cara de Cloe en el rostro de la chica que me sonreía.

Era mas que preciosa y yo un estúpido por quedarme mirándola sin responder. Con un gesto de su cabeza hacia mi vaso desperté de mi letargo.

- Estoooooo… Malibu con piña – Respondí intentando sonreír.

- ¿Me das un sorbo? – Continuó ella.

- Claro.

No fue un sorbo, tomo la pajita que asomaba del tubo y sorbió por ella, dejando su pintalabios marcado.





- Huy, perdona, te he manchado la pajita – Me dijo sonriendo tímidamente.

- Tranquila, lo podré soportar – Dije yo recuperando mi cordura.

Ella sonrió y acerco la silla en la que estaba sentada hacia mi.

No podía ser, una chica bastante bonita, acercándose a mi y sin yo buscarlo. Quizás esta noche podría olvidar mis celosos y oscuros pensamientos que me torturaban desde hacia semanas. No, no comencemos a hacernos pajas mentales. Era una chica que solo querría hablar un rato hasta que llegara su novio, amiga o amigos.

- Hace tiempo que te veo por este pub, como te llamas? -

Otra vez, estaba dirigiéndose a mi, estaba preguntándome a mi. No es que yo fuera un coco de feo, pero estas cosas no pasan a menudo a un chico del montón. Tenia que responder, tenia que despertar y volver a vivir las noches como antes, como antes de que ese ciclón con nombre francés, me turbara desde que sentí su pequeño cuerpo pegado al mío.

- Javi, me lamo Javi. Y tu? – Pregunté, intentando parecer tranquilo.

- Adriana, pero me llaman Adri – Me respondió sonriendo, con gesto de "ya era hora, machote".

- Y tu que tomas? – Le pregunte ya totalmente centrado en la preciosa chica que tenia delante.

- Lo mío es Ron con cola – Seguidamente, me tendió su vaso ofreciéndome.

Bebí de su pajita sabiendo que no me iba a gustar. Pero intentando quedar como un buen bebedor mentí.

- Esta bueno – Mentí, intentando disimular mi gesto de disgusto.

- No mientas – Me dijo ella mirándome directamente a los ojos.

Sonreí tímidamente mirando a los suyos.

En los pocos segundos que duro el incomodo silencio, me dio tiempo a descubrir la casi-perfecta anatomía que presentaba la tal Adri.

Su cara era blanquita, sus ojos grandes y marrones miraban siempre con inteligencia, los labios no eran demasiado gruesos, pero su boca era grande. Era mas bien alta y su cuerpo muy bonito. Llevaba una camisa blanca con un gran escote que dejaba ver que sus pechos eran bastante grandes. Por la corta falda que llevaba distinguí que sus piernas eran largas y bonitas. Resumiendo, era un bellezón.

- ¿Has venido sola? – Le pregunte.

- Estaba con una amiga, pero desapareció – Me respondió ella con gesto de resignación

- Yo estaba esperando a algunos colegas, pero por ahora no han aparecido, así que nos podremos hacer compañía mientras esperamos. – Me aventure a decir.

Nuestras miradas se cruzaron y ella me sonrió.

Mi cabeza busco un descanso de tanta mirada penetrante y la gire huyendo de sus ojos.

Allí estaban otra vez.

Ahora Cloe estaba encima del tonto, con sus rodillas en el sofá y besándole locamente. El a su vez aprovechaba la posición, para tocar descaradamente y a dos manos su culo. Ella le acariciaba el cuello con pasión.

Con pasión.

Todo con pasión.

- Hola?; estas conmigo o estas con ella? .

"Mierda, Adri". Pensé.

- Si, perdona estaba un poco perdido – Respondí como si nada

- Te gusta esa chica? – Me pregunto Adri con cara de lástima.

No se como lo hacen las mujeres. Quizás sea ese instinto materno del que nosotros carecemos, quizás sea cierto lo que dicen de que son mas inteligentes o simplemente será que mis ojos perdidos en los dos amantes detonaban demasiada envidia.


- Tuve un rollo con ella hace algún tiempo y la verdad que me marco un poquito mas de la cuenta – Dije sincerándome con sus ojos.

- La verdad que es comprensible, se lo esta comiendo vivo – Me respondió ella mirando a la pareja.

Me atreví a mirarla de nuevo y puse mi cara de inocente enamorado.

Lo siguiente me descolocó bastante.

- Ven aquí – Me susurro al oído, mientras me tomaba de la mano.

- Espera, espera, espera – Le dije intentando resistirme.

No hubo manera.

Nos dirigíamos hacia los dos. Esperaba (deseaba) que no dijera nada y así fue. Solamente se paro a su lado y sin mirarlos me empujo hasta sentarme a su derecha.

"Ahora si que va a decir algo", Pensé intentando no mirar a mi Cloe comiéndose al tío. También me equivoque.

Adri, se cuadró delante mía y volviendo a mirarme con sus vivos ojos, se acerco sin su sonrisa y mirándome fijamente.

Abrió sus piernas, se subió su ya corta falda y juntando mis rodillas, se metió por mi cuerpo hasta apoyar sus braguitas en mi regazo.

Esto no podía ser verdad.

Mi alucine me mantenía en un estado de rigidez digno de la mas antigua momia del antiguo Egipto.

- Esto no ayudara a que parezcas un gran amante – Me dijo Adri al oído.

Acto seguido me tomo mis manos y se las puso en su culo.

Su posición y su corta falda hacían que su culo estuviera partido por la mitad.

Soy un hombre y el tacto de carne y mas si es en zonas erógenas hace que mis manos cobren vida propia y comiencen a tocar.


- Sóbame lo que quieras, así yo disfruto y tu le metes celos en el cuerpo – Me susurra Adriana al oído.

No lo pienso mucho mas, entre otras cosas por que su pelvis esta clavada en mi entrepierna y por que giro la cabeza mirando a Cloe y veo que esta haciendo al suertudo de turno, lo que me hizo a mi hace semanas: mete sus manos en la entrepierna del tío y allí las mueve con avidez.

No quiero quedarme atrás y quiero que ella también me mire a mi. Estando a unos escasos tres metros de separación no debería de perder ni un instante en comenzar a sobar a mi temporal amante.

Comienzo y acerco mi boca a sus labios, finos y rojos labios. Ella se deja hacer y me encuentro en pocos segundos bebiendo de su lengua, dulce, blanda y juguetona. Su beso es pasional, no esta actuando. Su frase ha sido verdad: Ella va a disfrutar todo lo que pueda.

Comienza a moverse encima de mis piernas, su falda sube aun mas y su culito respingon sigue ganando terreno a la tela. Mis manos ayudan a ello, soban aprietan y buscan mas carne. Meto mis dedos por debajo de las gomas. Tiene una piel suave y muy caliente. Supongo que lo segundo es causado por la creciente excitación.

Comienzo a notar en mi boca como sus bocanadas de aire caliente se hacen mas largas y como comienza a apretar mi cuello y a acariciar mi hombro.

La oigo gemir.

Ya esta, ahora seguro que Cloe nos mirara.

Giro ligeramente la cabeza como intentando lamer su perfumado cuello.

Mierda.

No mira aun.

Y lo peor es que las manos del tío están por dentro de su pantalón, buscando algo entre las dos nalgas.

Adriana nota que mi vista esta perdida en el peet show que tenemos a nuestra izquierda.

- Vamos, no te cortes, méteme mano – Son las palabras que me dice mi chica.


No lo pienso.

Allá van mis manos, subiendo mas la falda, dejándosela en la cintura y metiéndose las dos dentro de la goma de sus braguitas.

Su respiración se hace mas fuerte y ahora mas sonora. Comienza a gemir.

Mis dedos comienzan a tocar zona caliente y secreta.

Mis manos bajan por su culo y sintiendo un respingo noto que llego a la parte velluda.

En un acto reflejo de capullo, las retiro en décimas de segundo. Ella en cuanto nota mi discreción me dice:

- No, no, no, déjalas ahí. Por favor, hazme gozar -

Pienso que esto ya no es un favor, ahora es un rollo de verdad.

Bajo de nuevo mis manos y toco, toco, toco hasta que vuelvo a notar la leve vellosidad y el creciente calor y humedad.

Ahora Adri esta gimiendo y ya no a mi oído.

Mientras le lamo y beso el cuello, ella mira al techo y respira fuerte, mentando a Dioses y pidiendo más.

Sin quererlo, miro a mi izquierda.

Ahora si.

"Hola Cloe", pienso para mi con los ojos mas viciosos que jamás tuve.

La pequeña y morena Cloe nos mira, su hombre de esta noche también.

El hombre nos mira preocupado y algo avergonzado.

Cloe nos mira con unos ojos que comparados con los míos, deja a estos a la altura del Casto José.


Comienzo a besar de nuevo a mi chica.

Sin quitar mi reojo a la pareja de mi lado, veo como ella se sienta a la derecha del chico, haciendo así que queda mas cerca aun de nosotros. Otea el paisaje. La sala de la disco esta casi vacía, la luz es muy leve y estamos solo acompañados de una pareja que esta enfrente de nosotros.

Mis manos sigue hurgando la zona erógena de Adri, ahora con mas ímpetu si cabe. Mis dedos buscan la humedad completa y ella lo sabe.

Abre mas las piernas sobre las mías.

Me chupa la lengua

Se acerca a mi oído

- Demuéstrales que puedes hacer que me corra -

Sus palabras son dinamita en mi cabeza.

Con mi mano izquierda le aguanto su espalda y con la derecha ya busco sin ningún pudor su sexo.

"Ahora sufre, mira lo que te has perd…."

Joder

Cloe no esta.

Solo veo la cara del capullo que ha tenido la suerte de…….

Mierda.

Cloe si esta.

Pero su cabeza esta botando sobre la cintura del tío.

"Esto me supera" pienso.

Me supera pero no aparto la mirada de la pequeña Cloe.


El tío tiene una mano en su cabeza y es el el que le marca el ritmo, ella solo se quita los morenos pelos que le molestan en su mamada.

Noto como unas calientes manos me giran la cabeza y mi boca vuelve a llenarse de lengua de Adriana.

- No te preocupes, esto es pan comido – Me suelta mientras se levanta de encima de mis piernas.

Lo que no había notado es que a estas alturas de la noche mi pene estaba a punto de hacer explotar los botones de mis vaqueros.

Adriana en un alarde de agilidad se acaba por quitar las braguitas y para mas inri, las deja caer al lado del culo de Cloe, que a estas alturas ya esta de rodillas sobre el sofá y sin ningún miramiento chupa, lame, besa y come el pene y testículos.

Por mi mente pasan frases, visiones. Jamás había pensado que seria así, pensaba que era sexy, morbosa un poco zorrita, pero dentro de un orden. Mi amor platónico era un torrente de deseo, de exhibicionismo, de pornografía. Yo no me lo creía.

Esto no era real, ¿como podíamos estar cuatro personas, en una discoteca pública, haciendo estas cosas?. ¿Era un sueño?. Una dulce chica haciéndole una mamada de escándalo a su presa de esa noche. Una desconocida y hermosa mujer preparándose para no se que. No, decididamente esto debía de ser un sueño….. o una pesadilla.

Ahora estaba absorto, derrotado, no podía dejar de mirar como la cabeza de mi amada subía y bajaba en la cintura del capullo (nunca mejor dicho). Los celos se apoderaban de mi, pero el calor, la excitación de ver eso en vivo, comenzaba a vencer la batalla de sensaciones dentro de mi. Como el chico recostaba la cabeza hacia atrás, como le ponía la mano en la cabeza, como ella se movía rítmicamente, como su pelo bailaba en el aire.

Estando de rodillas, su culo me miraba, me incitaba a tocar aquel pantalón apretado. Sus braguitas se marcaban en la prieta carne. Mi mano se levantó, se abrió y emprendió el camino de aquel bamboleante y precioso trasero.

- No, espera, déjala.

Gire rápido la cabeza. Como un niño pequeño al que acaban de pillar a punto de hacer algo malo, mi vergüenza subió a mi rostro.

Era Adriana.


Estaba mirándome con aquellos ojos claros, lúcidos, sedientos y sin ningún atisbo de nervios.

Miro hacia delante. Se fijo en la primera pareja que ya estaba allí. Ya estaban casi como nosotros. Sus manos desaparecían por sus cuerpos. Se fijo mas detenidamente en otras dos parejas que habían llegado mas tarde y que aun no estaban en plena vorágine erótica.

Supongo que por precaución, Adriana tomo su chaqueta y se la anudó a su cintura. No entendí muy bien el por que, pero su siguiente movimiento me lo descubrió.

Con absoluta frialdad, agilidad y seguridad, se agacho levemente sobre mi pantalón y en cinco segundos desabrochó el cinturón, el botón y los respectivos botones del cierre y en otros tres segundos, saco mi sorprendentemente gran polla por la abertura de los gallumbos.

La vergüenza, el miedo y la sorpresa se apodero de mi y mis ojos intentaban mirar a la gente de la sala por si alguno ya se estaba riendo o simplemente disfrutando del espectáculo de porno gratis que estábamos dando los cuatro desconocidos.

No me dio tiempo a controlar todo el lugar.

Adriana con un ágil salto se encaramo a mis piernas y comenzó a besarme loca y apasionadamente. Tan apasionadamente me estaba comiendo mi boca que el nerviosismo dejo paso a la antigua excitación.

Sin dejar de besarme, sus manos buscaron algo donde se juntaban nuestras entrepiernas.

Sin dejar de sorprenderme por su habilidad, me agarro el cilindro carnoso y note como algo húmedo y carnal comenzaba a rozar la cabeza de mi sexo. Adriana estaba jugando con el como si fuera un consolador, lo movía adelante y atrás, entre sus labios, gimiendo en mi oído y haciendo que ese suave roce, aumentara aun más el grosor de mi instrumento.

Ahora era yo el que apoyaba la cabeza hacia atrás.

Y respiraba.

Y gemía.

Y me gustaba.

Pero a los hombres nos puede la curiosidad, los hombres somos tan tontos cuando estamos enamorados que preferimos sentir dolor a olvidarnos del ser amado.

Y como soy un hombre y estoy enamorado giro mi cabeza y sigo viendo como Cloe continua en un frenesí succionador que parece que la ve la vida en ello.

Y como soy un hombre, cuando Adriana ya estaba demasiado mojada, se insertó mi pene en sus entrañas bufando, gimiendo y respirando en mi oído.

El calor inundó mi cuerpo y aun mas mi miembro, el cual, prieto y encarcelado en su placentera celda, comenzó a adquirir vida propia y a moverse como podía.

En la vorágine de nuestro placer, me fije en el tonto suertudo que me miraba con cara de incredulidad. Había dejado de marcar el ritmo con la mano en la cabeza de mi Cloe y nos miraba exhausto.

"Ahora si que íbamos a ganar", pensé como un niño en un partido de algo.

Cloe se separo de la cintura del tonto y se sentó a su lado, despeinada, limpiándose los labios con la mano y con la cara congestionada y ahora también nos miraba.

Adriana no se si fingía, si lo estaba haciendo para impresionar a nuestros rivales o simplemente estaba gozando como una loca, lo que si era real, eran sus gritos ya absolutamente incontrolados, sus movimientos de caderas follándome como pocas lo habían hecho y su cabeza moviéndose sin control sobre sus hombros.

Estaba a punto de correrse, por que los golpes de karateca profesional que me estaba proporcionando en mis hombros, eran demasiado fuertes como para algo fingido. Tenia que ser verdad o esta chica se llevaría un Oscar a la mejor interpretación.

Volví a mirar a los dos rivales, para regodearme por nuestro triunfo.

El tonto estaba sobándose la polla inconscientemente mientras nos miraba.

Cloe que veía la maniobra de su casual amante, bajo su mano izquierda y apartando la del chico, comenzó ella a masturbarlo con una velocidad, que si no fuera por donde estábamos, apostaría a que era una apuesta para ver cual de los dos tíos se corría antes.

Creo que gano el.

Si seguro, había ganado el.


Vi como algo blanco salía de la punta del pene del tío.

Vi como resbalaba a borbotones sobre su cabeza.

Vi como esos borbotones caían hacia la pequeña mano de Cloe.

Vi como Cloe sonreía al tío falsamente.

Vi como Cloe se limpiaba disimuladamente su mano a la camisa del tonto.

Oí como Adriana gemía con mas fuerza

Vi como Adriana arqueaba la espalda y estaba a punto de partirse por la mitad.

Note como mi sangre se reunía en mis órganos sexuales en un solo segundo.

Sentí como esa sangre se esparcía por todo el cuerpo.

Un orgasmo lleno de calor inundo mi cuerpo.

Mis manos se hundían en el ya muy sobado culo de Adriana.

Adriana noto que su interior se llenaba de leche caliente y acto seguido buscando mi cara me beso.

Buscó mi lengua y la atrapo entre sus dientes, me la chupo mientras mi cuerpo aun gozaba del orgasmo.

La cabeza de Adri, se separo de mi y descanso sobre mi hombro.

Gire la cara. Quería ver la cara de la derrota, pero solo vi una, la que a mi me interesaba.

Cloe nos veía con la cabeza ladeada y con unos ojos de inocencia, que si me hubieran preguntado, negaría con toda mi fuerza que esa cara había mamado la verga de un desconocido hacia escasos minutos.

El capullo se había ido.

Adriana levanto su cabeza y miro a Cloe conmigo.

Cloe levantó sus preciosas posaderas e impulsándose con sus manos sobre el sofá se acerco a nosotros.





Pensé que nos iba a insultar, que nos iba a decir algo desagradable, yo suponía que estaba enfadada.

Que equivocado estaba.

- Adri, ¿como folla nuestro amigo? – Pregunto colocando su cabeza entre las nuestras.

- Como los Ángeles – Respondió Adriana

- ¿Tan bueno es? – Dijo Cloe con cara de asombro mirándome a solo unos centímetros de mi.

- Bastante…. Además estuvo toda la follada mirándote, así que concentrado tiene que ser mucho mejor -

- ¿Nos lo llevamos? – Pregunto Cloe con cara de demonio mirando a su amiga.

- Nos lo llevamos – Respondió Adriana con la misma cara.

"Un momento, un momento, no puede ser, que esta pasando????" Me pregunté, no podía ser verdad. ¿Se conocían?. ¿Esto era un plan?.

Adriana se levanto de encima de mi. Tomo sus braguitas y se limpio la entrepierna con ella. Acto seguido me miro con cara de traviesa y me tendió las braguitas ahora húmedas y mojadas de toda clase de fluidos.

- Aquí hay mas tuyo que mío, llévalas tu -

Las dos mujeres se rieron cuando extendí mi mano y tome las mojadas bragas. No sabia que hacer con ellas y entre los nervios y la excitación aun existentes hice una pelota y me las metí un bolso de mis vaqueros.

- Ven campeón que en nuestro apartamento vamos a estar mas cómodos – Me dijo Cloe tomándome la mano y llevándome hasta fuera.

Los tres nos fuimos caminando y yo como un niño entre dos mujeres aun tonto y sin encontrar explicación a lo que había pasado y menos aun a lo que me iba a pasar.

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