24 ago 2009

Ella se nos casa

A Sara no le gustaba nada que su prometido tuviera una despedida de soltero. Es más, debido a la clase de pareja que eran, esa despedida, era más que mal vista por las amigas de ella.

"Una pareja perfecta no hacía esas cosas" escuchó más de una vez en boca de sus amigas. Todas ellas eran amigas desde hacía años, habían ido al mismo centro: colegio, instituto, incluso algunas compartirían carrera universitaria, para ya una vez colocadas en sus respectivos trabajos no dejaran de verse.

Un grupito pijo, bien hablado, acomodado, de alto nivel adquisitivo.

Con todas estas características es lógico que una fiesta así no entrara en los planes. Pero Juan tenía la suya y ellas, por despecho o venganza, iban a tener la suya.

Su novio tenía a Diego, el hermano de Juan, como el gran especialista en esta clase de fiestas, pero Sara carecía de alguien así; pero sus amigas habían insistido.

Yo me encargo de todo – Dijo Kati

Pero no quiero tonterías – Le respondió Sara, mientras tomaban su café.

Como habréis leído anteriormente Sara era una auténtica preciosidad, 1.72, rubia, ojos increíblemente azules, horas y horas de gimnasio, unas bonitas piernas y un culo casi perfecto. Os lo digo por experiencia, ya que como sabréis éramos todos un grupo bastante unido y creedme si os digo que la chica era de portada.

¿Sus amigas? Pues casi un calco de Sara. No se si es estúpido decirlo, pero este grupo de amigas compiten entre ellas por quien es la más atractiva y os podéis imaginar las bellezas que habría en esa casa.

Y el día llegó. No os voy a mentir y ellas tampoco podrían, la expectación era tremenda, de la desgana de los primeros días a los murmullos y grititos nerviosos de esa noche.

La fiesta se haría en casa de Kati, un buen chalet a las afueras de la ciudad. Una cena a base de pinchos, sangría y para acabar una barra con todo tipo de bebidas y mezclas. La música sonaba y los nervios comenzaban a notarse. Incluso alguna chica de las seis que estaban podía notársele un poquito achispada ya.

Pasaban varios minutos de la media noche y la música ya no hacía efecto, pero sí que lo hizo el timbre de la puerta cuando sonó.

A algunas de las chicas se les escapó un gritito de nerviosismo, a Sara, que no se lo esperaba en ningún momento, se le escapó un gritito, una risita y un gesto más que nervioso.

Miré en la sección de contactos y con tres llamadas me dijeron que estos chicos eran lo que buscaba – Le dijo Kati a Adriana

¿Y que pediste? – Le preguntó esta

Pues que era para una despedida de soltera y que la chica era bastante recatada –

Madre mía – Se persignó Adriana

Por aquella puerta entraron tres tíos, dos grandes tíos, rubios, hipermusculados y un negro más bien bajito, pero igual de mazas.

Los tres con una sonrisa en la cara, pidieron que alguna las llevara al cuarto de baño.

Mientras a Sara la cara ya le delataba un gran enfado, a las demás su "etiqueta" las había abandonado, los cuchicheos, los grititos, los murmullos, se hacían cada vez más altos... Justo hasta que Kati salió del baño y apagó la música. En ese momento el silencio fue absoluto, roto solo por la puerta del baño.

Allí que salieron los tres chicos:

El más alto y rubio de todos, vestido de vaqueros muy ajustados, camisa blanca de manga corta muy ceñida.

El otro castaño salió, como no, vestido de policía

El negro simplemente salió con un culote apretado, y una camiseta de tirantes… su armatoste se le notaba en todo su esplendor.

Hubo unos segundo de confusión y hasta que las chicas no lograron hacer un círculo con sus sillas, los chicos no comenzaron a tontear con ellas. Así se pasaron unos minutos, caldeando el ambiente y ganándose la confianza de las chicas. El chico negro se contoneaba delante de algunas de ellas, presumiendo de entrepierna, mientras que los otros dos chicos acariciaban las mejillas mientras hablaban con las chicas. Sin notarse los chicos habían logrado calmar a las chicas y al mismo tiempo hacer un circulo ya más amplio.

El castaño se separó del grupo y se fue hasta el equipo de sonido, allí colocó un CD y apretó el "play"

La música comenzó a sonar y solamente el rubio se quedó en medio del salón. Los otros dos se retiraron.

Kati, que estaba resultando una gran maestra de ceremonias, empujó a Sara hasta el medio, muy cerca de donde estaba el maromo. Este tomó una silla y la sentó en ella, mientras comenzaba a bailar y a moverse realmente sexy. Sara miraba a sus amigas con esos ojos de "os voy a matar" y con una risa más que nerviosa.

El chico cada vez tenía menos ropa, su torso, depilado y tan abultado pos los músculos que parecía que tenía algún tipo de alergia, se acercaba a Sara y poniéndose detrás de ella, le puso sus manos en los hombros y comenzó a hacer un baile agachándose detrás de ella. Sus manos comenzaron a descender también hasta que llegaron a sus pechos. Alguna chica gritó y esto despertó a Sara que con un rápido gesto, retiró las manos de sus tetas.

Las chicas comenzaban a animarse… todas menos Sara, que estaba más tiempo con los ojos cerrados que abiertos. El chico de nuevo, se puso a bailar delante de ella, abrió las piernas y se colocó sobre ella, con todo su gran paquete a escasos centímetros de la cara de Sara. Pero la novia no reaccionaba.

Para intentar animarla más, el rubio llamó al castaño y este pasando por las diferentes sillas, se dejó quitar los pantalones y la camisa de policía, por las tímidas manos de las chicas, algunas ya no tan tímidas.

Ahora eran dos chicos en tanga los que estaban delante de dos preciosos ojos azules, parpadeando rápidamente y ya con la cara bastante roja, debido a la vergüenza.

Uno de los chicos se puso detrás de ella, mientras que el otro se volvió a poner delante de ella, abierto de piernas, levantándose y agachándose. Ahora eran cuatro manos jugando con Sara y ella solo podía defenderse con sus dos.

Cuando los grititos se habían transformado en gritos y palabras de ánimo, a Sara le volvió la responsabilidad: Se levantó apartando con la mano al que tenía delante y a un rápido paso se metió en el baño.

Kati se levantó y se encaminó hacia el baño, mientras los tres chicos se quedaban un poco descolocados. La fiesta parecía que se iba a terminar.

Que te pasó Sara? – Le preguntó Kati

Joder Kati, que yo no quería esto, que es muy fuerte – Le respondió Sara bastante enfadada

Pero solo tienes que divertirte, has visto que pedazo de tíos?

Sí, de eso se trata, ¿y si me dejo llevar y la cago a dos meses de la boda?

Eso no pasará –

Es que he sentido cosas que no había sentido nunca! – Le respondió haciendo un puchero Sara

Sara, no pasará nada…. Y si pasa, que coño!, nadie de aquí dirá nada, somos tus amigas y lo que aquí pase aquí se quedará.

Sara se levantó y le dio un pequeño abrazo a Kati.

Las dos salieron del baño y las sospechas de que la fiesta se acabaría… estaban totalmente equivocadas.

Ahora una de las amigas era la que estaba ocupando la silla de protagonista, sin música y jaleada por las chillonas voces de las otras cuatro. El negrito también se movía entre las chicas que estaban de pie jaleando, solo en tanga que tapaba lo que podía aquella verga monstruosa.

Sara y Kati, se quedaron anonadadas con el espectáculo, ninguna de las dos se esperaba este cambio de planes. Sus amigas se habían animado mucho, algunas demasiado.

La que estaba en la silla, estaba rodeada por los dos maromos, uno por detrás sobándole los pechos y otro por delante, dándole el culo; mientras ella se dejaba sobar los pechos, con sus manos golpeaba las nalgas del castaño.

Después de unos segundos viendo como el negrito intentaba sobar a las demás chicas y Marta continuaba dejándose hacer. Una de las manos ya estaba tocando carne por debajo de su escote y su sujetador. A ella parecía no importarle que una mano sobara ya con total impunidad su teta izquierda.

Kati cambió de cara y se acercó hacía su amiga… y los dos chicos, ya con las pollas bastante grandes se separaron un poco. Kati quiso levantar a Marta de la silla, para intentar que la verdadera protagonista se volviera a sentar. Justo cuando la levantaba los dos chicos se miraron y tomaron a Kati por los hombros y la sentaron a ella. Justo delante de ella, los dos comenzaron a moverse suavemente. Supongo que los chicos pensaron que era Kati la que quería el show.

Sara se acercó a la silla y con una sonrisa demasiado malévola, le dijo al oído: "Ahora te toca a ti, a ver que te parece". Kati le devolvió una mirada matadora y llena de odio, puesto que la que tenía que estar ahí era Sara, la que ahora la provocaba.

El negrito acercó a los dos chicos un bote de nata a presión y ellos no tardaron en llenarse sus pectorales de nata blanca. Uno de ellos se sentó en el regazo de Kati y ella sin dudarlo le lamió la nata de sus pezones. El otro se untó cerca de su ombligo y de pié enfrente de ella, se le acercó; ella sin pensarlo también se lo lamió sin contemplaciones.

No os lo había comentado pero Kati también tenía novio, pero a ella no le entró el terror a "hacer algo malo" como lo había sentido Sara.

Los chicos se animaron viendo que Kati no tenía remilgos y uno de ellos se quitó el tanga, seguido por una gran ovación de las presentes.

La polla que salio del tanga del castaño estaba muy, pero que muy morcillona, botando en todas direcciones. El de delante de Kati comenzó a hablarle al oído, mientras ella decía que no con la cabeza. El rubio al ver como su compañero se había quedado desnudo, en un rápido gesto, se quitó también su tanga, dejando al aire una polla más gorda que la de su rival.

Más griterío.

El negrito ahora estaba detrás de una de las chicas, preciosa, morena, sobándole las tetas por dentro de la camiseta, mientras esta miraba a las chicas incrédula, pero dejándose hacer.

El castaño, totalmente desnudo, buscó a Sara y se la llevó hasta el centro con otra silla. Ahora las dos estaban a merced de los dos chicos desnudos.

Y ahora qué? – le pregunto entre risas Sara

Ahora disfruta lo que puedas, pero sin pasarse – Le respondió Kati, con una polla a escasos centímetros de su boca

Los chicos se untaron las pollas de nata y buscaron sin éxito, que las chicas se las lamieran, pero ellas no se atrevieron.

Mientras en la otra esquina del salón, el negro seguía sobando a una de las chicas, una morena preciosa, con ojos negros y con una minifalda de escándalo. Metiendo sus dos manos por debajo de su camiseta y sobando sus pequeñas tetas. Ella ya no miraba a sus 2 amigas que los observaban. Ella tenía cerrados los ojos mientras el le sobaba y le besaba el cuello. A ella ya se le aflojaban las piernas y bajaba y subía.

Mientras los dos chicos seguían intentando que Kati y Sara hicieran algo con sus pollas. Solo Kati, había quitado la nata con sus dedos y se la había llevado a su boca, jugando con su dedo como si de esa gran polla se tratara. El chico la miraba ya con mucha atención, puesto que ese gesto había sido bastante caliente. Se cambió de posición y se puso a la espalda de Kati. En un gesto bastante cómico, colocó su pene en el hombro de Kati y le picó en ese mismo hombro. Kati giró la cabeza y sus labios se encontraron con ese trozo de carne. Ella abrió la boca sorprendida a punto de gritar, justo cuando el chico se la acercó más aún, hasta casi metérsela dentro de la boca.

Las chicas comenzaron a reírse.

Mientras Sara y el rubio hablaban, el rubio le pedía lo que todos estáis pensando, mientras Sara decía que no con la cabeza.

Kati, tomó la polla del castaño y le dio un beso en el glande. A continuación Kati se rió histérica. El chico vio su oportunidad y volviendo a ponerse delante de ella, tomó su polla con una mano se la acercó a Kati a la boca. Sara y el otro chico habían dejado de hablar y ahora solo miraban lo que podía ser la sensación de la noche.

Kati, miraba y exploraba la polla que tenía a escasos cinco centímetros. La tomó con la mano y mirando a Sara le dio un lametazo. La polla saltó como un resorte y Sara y la otra chica que estaba pendiente de los cuatro abrieron los ojos esperando lo increíble.

Kati abrió la boca y se metió el glande en la boca, cerró los labios alrededor de el y allí se quedó unos segundos.

Con un rápido movimiento, Sara tomó la cabeza de Kati y la empujó hasta que la polla del chico casi desaparece entre sus labios.

La fiesta había empezado.

La morena con el negrito ahora estaban fundidos en un morreo antológico, mientras el le buscaba el culo por debajo de su minifalda, ella sobaba su enorme polla por encima del tanga que aún llevaba puesto.

Pero la mamada de Kati podía más y las otras tres chicas ya solo estaban pendientes de esa boca y esa polla.

El chico tenía sus manos en la cabeza de Kati, esta mamaba con cuidado y sin mucha convicción, pero esa polla estaba dentro de su boca, eso nadie podía negarlo.

De repente un portazo, una de las chicas se había ido, poco importaba, la morena estaba pajeando al negro, Kati estaba chupando la polla del castaño y Sara miraba muy caliente la escena mientras las manos del rubio buscaban sus preciosas tetas.

Las otras dos chicas, sentadas delante de las dos parejas, bebían de sus copas, mientras miraban el espectáculo incrédulas, excitadas y sonriendo tímidamente.

El negrito, se acercó al centro de la sala con la morena de la mano. Esta sonreía y miraba el espectáculo. Llamó a sus dos compañeros y estos dejaron a las chicas y se acomodaron en el sofá, sentados, uno al lado del otro.

Allí con las tres pollas ya muy grandes, llamaron a las cinco chicas que quedaban en la casa. Se acercaron y la primera que supo lo que había que hacer o lo que los chicos querían, fue la morenita preciosa, Se arrodilló delante de "su" negro y comenzó a intentar chupar esa polla, y digo intentar ya que apenas le cabía en esa boca; era una polla negra, de unos treinta y cinco centímetros de largo y unos veinte de diámetro y la morena se la metía en la boca… como podía. Kati pajeaba a su castaño y Sara lo veía de píe sin atreverse. El rubio estaba solo, hasta que otra de las chicas que estaba sola se acercó tímidamente y comenzó a tocarle la polla.

Sara y la otra chica miraban sin saber muy bien que hacer, que decir, que pensar.

La morena por fin había conseguido meterse la polla en la boca y subía y bajaba, con buen ritmo, mientras el negro le comentaba algo a su amigo. Kati había comenzado a chupar la polla del castaño y la otra chica pajeaba mientras miraba la cara de "su" rubio.

La morena, una de las pocas sin novio, quizás debido a que trabajaba fuera, quizás por su conocida fogosidad, se levantó y se bajó la minifalda junto con el tanga, dejando ver su totalmente depilado coño, se sube al sofá y pone su lampiña almeja en la boca del negro, que saca su rosada lengua y comienza a lamer, comer, chupar, follarse ese coño con la lengua. Con sus negras manos, abría los blancos labios del coño de la chiquita y le comía sin compasión, sacándole unos grititos muy eróticos.

Debido a esta acción, Kati comienza a chupar bastante más rápido, mirando de reojo la escena de la chica abierta de piernas encima del chico negro.

La otra chica, sentada encima del rubio, le pajea bastante rápido, mientras el chico busca su coño por debajo de la falda.

La polla del negro, salta y bambolea, es algo descomunal y en breve no estará sola. Pero no será la morena. La chica de al lado de Sara se anima, se acerca a ella y mirándola sin parpadear, la toma con sus manos, la palpa, la mide, la mueve, mira al negro comiendo el coño de la chiquita y comienza a pajearla con ganas, mordiéndose el labio de abajo.

Ahora Sara está sola, mirando como sus cuatro amigas están beneficiándose de tres grandes y hermosas pollas, se muerde su labio, sus pómulos se encienden, no sabe que hacer, está nerviosa y se muerde sus arregladas uñas, mientras le tiembla una pierna.

Tap, tap, tap, tap… suena su tacón en el suelo.

La cosa está así: El rubio está siendo pajeado por una de las chicas, mientras esta siente el dedo dentro de su húmedo coño, jadea con la boca abierta y mirando a la segunda pareja. Kati sigue chupando, sin descanso la gran polla del castaño, mientras este con una mano busca sus tetas y con la otra le guía la cabeza. El negro ha sacado ya un par de corridas a la morenita, mientras entre sus piernas la cabeza de la quinta chica hace lo que puede por chupar ese trozo de carne enorme.

El negro, aparta a la chica de entre sus piernas, y baja a la morena hasta colocarla encima de sus piernas. La chica que le hacía la mamada, toma la polla de este y trata de enfocarla al mojadísimo coño de su amiga… le va a costar meter "eso" ahí.

Sara sigue mordiéndose las uñas, con las piernas cruzadas… fuertemente cruzadas.

Kati se cansa y se levanta, mira a Sara, es su mejor amiga y la está vendo sufrir. Camina hacía ella y la toma de la mano, la acerca hacia el castaño. Se arrodillan las dos delante de una gran polla.

¿Quieres probar? – Le pregunta Kati

Sí – Responde Sara en un susurro, muy avergonzada

Toma – Le dice Kati, tomando la polla con la mano y acercándosela a su boca.

Kati se acerca a ella, abre la boca y comienza a metérsela, despacio, con los ojos cerrados.

Está muy rica – Le susurra Kati al oído

Sara comienza a subir y a bajar, con los labios medio abiertos, con miedo al contacto. Pero a los pocos segundos, cuando se da cuenta de que no sabe mal, de que no sabe diferente al resto de pollas que ha chupado (en su caso solo la de su novio) comienza a soltarse, y más cuando Kati la deja libre y sube a morrearse con el castaño.

El negro, se ha insertado a la morena como ha podido. La tercera de ese trío, ya desnuda, está detrás de la morena, tetas contra espalda, acariciando su espalda mientras no pierde ojo de los gestos y gemidos de los dos amantes.

El rubio ha desnudado a la otra chica y ahora es ella la que sentada en el sofá disfruta de una comida de coño espectacular.

No hay música, solo gemidos, gritos, sudor… sexo.

La morena comienza a jadear fuertemente, rápido, con gritos cortos… muy altos. Se corre. Su amiga, a su espalda, le muerde el cuello, muy excitada. El negro le amasa los senos mientras ella abre los ojos desmesuradamente y ahogando el grito abre su boca… ahora desencajada.

Al final sale de ella un "AAAAAHHHH" estremecedor.

El castaño la mira y aprovecha a sobarle una teta que ha quedado libre, mientras Sara chupa como puede, con los ojos cerrados, como si no quisiera verlo que está haciendo. Kati, es masturbada por una mano, en estos momentos y en un sofá para tres personas donde hay ocho, ya no importa quien lo está haciendo.

Ese orgasmo de la preciosa morena, abre la bacanal. Ahora los ocho están desnudos, el rubio está follándose a la chica que le toca, Kati tiene su coño en la boca del castaño mientras Sara intenta meterse su polla en el coño.

Ahora la morena es la que está ayudando a su amiga a introducir esa polla dentro de ella.

La del rubio comienza a correrse, es muy espectacular; tiembla y suelta grititos cortos y agudos, se arquea hacía atrás y exprime su orgasmo hasta el final, hasta que casi llega al desmayo.

Kati, se incorpora y separa a las otras chicas, las dos del negro y a la del rubio. Toma a Sara y la lleva hasta la mesa del salón. Esta, desnuda, mira confundida a su alrededor, a Kati.

Una vez allí, se aleja y hace que se levanten los tres hombres. No hace falta decir nada más.

Las chicas se sientan en el sofá, mientras los tres hombres desnudos y con las pollas muy, pero que muy duras, grandes y lubricadas, se acercan a Sara. Esta mira a Kati. Kati no se ríe, solo la mira seria.

El negro, como no, la tumba en la mesa, le abre las piernas y sin miramientos comienza a comerle el coño. Sara hace tímidos intentos de parar a los chicos, ellos solo tienen que apartar las manos de Sara, que sin hacer fuerza se deja hacer. Abre los brazos en cruz y se dispone a disfrutar.

El negro le trabaja el coño, el rubio comienza a besarle introduciendo su lengua en la preciosa boca de Sara, el castaño comienza a chupar y lamer los pezones.

Supongo que pocas veces unos strippers han tenido a su merced a una chica tan hermosa, tan espectacular.

Ella comienza a arquear el cuerpo encima de la mesa. Cuando el negro acaba de mojarle el coño, la levantan y la ponen boca abajo a lo ancho de la mesa, con lo que queda mirando a sus amigas, desnudas y masturbándose mientras ven como tres maromos se la están comiendo.

El rubio, le abre las piernas, y con un movimiento suave le introduce su polla. Sara abre los ojos sintiendo como la carne se abre camino dentro de su mojadísimo coño, los cierra con fuerza y gime, llena sus carrillos de aire, le cuesta aceptar que le está gustando.

Sara, sobre la mesa, boca abajo, con las piernas colgadas y abiertas, siendo follada desde detrás y con los otros dos caminando hacía su cara. Pasará lo que tiene que pasar.

Primero el Castaño, le introduce su polla en la boca, el se la abre, el se la mete, el se la folla. Directamente se folla la boca de Sara. El negro toma su mano y se la coloca en su polla, Sara la siente e instintivamente comienza a pajearle.

Sara se va a correr, se corre con la polla dentro de su boca, ahogando un grito de placer enorme, un "MMMPPPFFF" suena en la habitación.

Una de las chica se corre, moviendo su mano sobre su clítorix frenéticamente.

El rubio sale de Sara y con un gesto hace que el castaño saque su polla de la boca de Sara y camine hacía su coño. Su gesto es muy pareado al de su predecesor. Un suave movimiento y Sara ya tiene la segunda polla dentro.

Ahora Sara tiene que chupar la polla al negro. Su cara se desfigura, las comisuras de los labios se blanquean, pero Sara lo consigue, el negro se la folla por la boca mientras su compañero lo hace por el coño.

El tercero se pajea cerca de su cara, es una locura.

Kati, tiembla y nota como en su entrepierna el calor va en aumento, aumenta tanto que explota y esa explosión recorre todo su cuerpo. Saca la lengua, busca algo pero no lo encuentra, se agita, gime, respira profundamente y grita mientras una de sus manos se introduce por su húmedo coño y la otra se frota contra su clítorix, muy rápido.

Se queja levemente, con una vocecita casi inaudible, unos "ah, ah, ah" apenas se escuchan.

Sara tiene otro orgasmo, se quita la enorme y negra polla de la boca, casi se ahoga. Grita y tiembla. Sara se lo está pasando bien, no se suelta del todo, pero lo está gozando.

El Rubio se acerca a Sara y sin pensárselo se corre en sus labios. Sara siente la leche blanca y caliente en su boca, cierra los ojos, cierra la boca, siente vergüenza, pero no dura mucho. Sara tiene otro orgasmo, con el castaño follándola sin parar, ahora abre la boca y con su lengua busca la leche que reposa en sus labios, la quiere beber.

Y la rueda sigue girando. El negro camina hacia su coño. El rubio después de dar de beber a la novia se aparta a un lado. El negro, como siempre, toma la iniciativa y da la vuelta a Sara que ahora tiene las piernas colgando y también la cabeza. Le abre los labios de su ya perforadísimo coño y apenas tiene que hacer un esfuerzo para meter esa polla dentro de la rubia de ojos azules. Los otros dos chicos comienzan a lamer y comer las tetas de Sara.

Sara ya está en el cielo.

No tarde en tener otro orgasmo, el negro bombea despacio, muy despacio y eso está volviendo loca a Sara, que con la cabeza colgando, respira como puede.

El negro saca su polla y se la menea hasta que se corre en el liso vientre de Sara.

Las chicas del sofá, suspiran, gritan, se masturban, se corren.

Sara masturba a los dos chicos que tiene a los lados y consigue que se corran. Uno de ellos se corre en sus tetas y el otro, se acerca la polla a la boca de Sara y esta se la mete en su boca, recibiendo su corrida, bebiéndosela hasta el final. Estrujando y chupando… casi sorbiendo.

Sara suelta la polla del chico y uno tras otro se despiden de ella con un beso en los labios y alguna que otra caricia.

Cuando Sara logra reincorporarse algunas amigas están ya vistiéndose sonriendo y cuchicheando entre ellas. Kati aún está desnuda en el sofá fumándose un cigarro. Sara se acerca a ella y se sienta a su lado.

Se lo tengo que decir a Juan? – Pregunta sin mirar a Kati

Si te quieres casar con el, desde luego que no – Le responde Kati dando una calada al cigarro

No fue Sara la que se lo dijo a Juan, fue la chica que salió escandalizada de la casa la que se lo contó.

Sara y Juan rompieron su compromiso y su relación la semana siguiente.

Kati no rompió con su novio, pero si le dijo lo que había pasado. El también le confesó lo que había pasado en la despedida de Juan y siguieron como novios, pero nunca fue lo mismo.

La preciosa morenita que se cepilló al negro, nos confesó que estaba saliendo con el, que lo acompañaba a algunos espectáculos y que en uno de ellos se había animado a actuar con el, que le gustaba hacerlo… pero eso será otra historia.

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