Se nos casaba, Juan se nos casaba.
Se habían conocido hacia ya seis años y (siempre según ellos) cada día había sido un cuento te hadas.
Sara era una chica encantadora, responsable y espectacular: Ojos azules, carita de ángel, un cuerpo muy bonito. La verdad que todos teníamos un poco de envidia de que fuera él el que se acostara con ella el resto de noches.
Juan era lo más parecido a Sara, buen chico, responsable muy atractivo.
Se podría decir que era la pareja ideal.
Pero Juan tenía un hermano: Diego. Diego era la antítesis de su hermano, algo feúcho, travieso, irresponsable. El Ying y el Yang.
Para desgracia de Juan, pero sobre todo de Sara, la despedida la estaba organizando Diego. Sara y Juan no querían nada de fiestas… siempre tan responsables, siempre tan formales.
Pero Diego lo preparó todo. Por "solo" 60 Euros cada amigo, llevamos casi a rastras a Juan hasta el salón del restaurante, cerrado solo para nosotros, la poca comida, la mucha bebida… y la stripper.
Sobra decir que se comió todo lo que había en las bandejas, se bebió todo lo que se pudo y de postre… carne.
Los sesenta euros habían sido invertidos sabiamente: La chica era espectacular, natural, sin plástico, morena, ojos negros, y muy cachonda. La verdad que interpretaba su papel de stripper calentorra a la perfección. Como suele pasar en estos casos, no había venido sola, una compañera-amiga la acompañaba. Las dos hablaban con acento del este, me pregunté si serían rusas, rumanas….
Hicimos un corro con las sillas y dejamos al ya bastante borracho Juan en medio. Esa misma noche Sara y sus amigas, supongo que por venganza habían salido a celebrar su fiesta, pero estoy seguro que su despedida no estaba siendo tan "espectacular".
La rubia acompañante (muy bonita también) apretó el "play" en el CD que habían traído y el "Sexo bomb" de Tom Jones comenzó a sonar. La chica comenzó a bailar sola mientras los gritos de los amigotes ya resonaban en la sala.
Mi idea de un espectáculo erótico era lo que estaba viendo, ni más ni menos. La chica ya estaba en tanga y en sujetador. La verdad que era espectacular, se movía muy bien y el novio ya estaba alargando la mano, jaleado por los amigos, pero sobre todo por la ya gran cantidad de alcohol ingerida.
Intentaba no perder la visión de esa belleza contoneándose, pero su amiga me llamaba poderosamente la atención, allí de pie en la barra bebiendo sin parar y controlando la música. ¡Como para tener que socorrer a su amiga!
Justo en el momento en que la estaba observando ella me miró y durante unos pocos segundos nos quedamos así. Ella me sonrío, yo la sonreí y seguidamente se acercó a mi.
Es bonita mi amiga, sí? – Me dijo con dificultad por su idioma y el alcohol.
Muy guapa y se mueve muy bien – Le respondí
Por suerte los ojos estaban muy pendientes de cómo la chica, ya totalmente desnuda, se sentaba sobre Juan y no se percataron de que su acompañante se dejaba caer sobre mi regazo. Allí sentada continuó viendo el espectáculo.
Cuando la bailarina acabó de frotarse contra el novio, se incorporó y comenzó el típico baile para los invitados. Así durante diez segundos en cada chico, la morena se dejó sobar un poco por cada amigo.
Cuando me tocó a mi, ya solo en mi asiento, pude comprobar que mis sospechas de naturalidad en su cuerpo eran ciertas.
Algunos apenas tocaban, a otros la chica tenía que despegarles las manos de sus tetas o de su culo. Pero siempre muy correctamente… sabía lo que hacía.
Lo que no sabía ninguno era que cuando había acabado de pasar por todos y cada uno de nosotros, volvió al centro y así, totalmente desnuda, pondría de pie a Juan. Este se movía como podía, hacía gestos de aprobación, pero ya se le notaba más nervioso que otra cosa.
La chica le fue quitando la camiseta, poco a poco y cuando su torso estaba ya desnudo, le lamió un pezón. La algarabía y los gritos del público contrastaban con la cara de terror que de repente había invadido a Juan.
La cosa no quedó ahí, le besó en sus pectorales y bajó lamiendo hasta su pantalón. Cuando llegó a el, con sus manos y con un gesto rapidísimo, le quitó el cinturón y desabrochándole antes de que el pudiera decir algo, lo dejó con sus boxers arriba y los pantalones en los tobillos.
Juan ya estaba algo más que nervioso. La gente jaleaba más y la amiga de la bailarina, se dedicaba a pasar silla por silla, sentándose en los diferentes regazos… y dejándose tocar más de la cuenta, esto conseguía que la calentura del público subiera aún más si cabe.
La morena, pegó su culo contra el algo abultado paquete de Juan, este dio un respingo hacía atrás, pero no se pudo zafar de ese culito que lo perseguía. La chica se dio la vuelta, beso en los labios a Juan y fue bajando dando pequeños besos por su torso. Llegó hasta el ombligo (la gente ya estaba loca) y una vez allí miró al tendido, como pidiendo aprobación. Los gritos fueron suficientes. La preciosa muchacha, tomo a Juan por las nalgas y suavemente, comenzó a dar besitos en su ya bastante abultado paquete, de los besos pasó a abrir la boca y a buscar carne. De no ser por la tela del bóxer la mamada ya sería de campeonato. La polla de Juan saltaba y apuntaba directamente a la boca de la chica, esta no se lo pensó y la tomo a través de la tela. El gesto de ir hacía alante y hacía atrás lo hacía aún más excitante.
Busqué a la chica rubia y la vi, sentada sobre el regazo de uno de los chicos, mientras este le sobaba las tetas y se lo decía al que tenía al lado. Ella se dejaba hacer mientras no quitaba ojo a su amiga, que seguía haciéndole juegos con la boca a Juan. Este ya más relajado, comenzó a reírse y a dejarse hacer. Creo que Sara ya no estaba presente en sus pensamientos.
Miro a la otra chica y la veo en los brazos de Diego, hablando con ella al oído, mientras ella asiente, mientras el le toca las tetas por debajo de la camisa, mientras ella se ríe.
La rubia se levante de su regazo y se acerca donde la morena ya esta pajeando a Juan siempre con la tela de por medio.
Cambio de planes.
En un momento la rubia se mete en el baño y sale desnuda, las dos chicas se llevan a Juan y lo ponen fuera del círculo hecho por nuestras sillas, dándonos la espalda, nosotros nos giramos para ver que hacen y entre las dos le bajan la ropa interior y lo dejan solo con los calcetines. Solo vemos la espalda de Juan y a las dos chicas delante de el. Una mano de cada una comienzan a bajar hasta su entrepierna. Juan se intenta escapar dando un pequeño golpe de caderas hacía atrás, pero no puede… o no quiere. Suponemos, ya que no lo podemos ver, que las chicas lo tienen pillado por la polla. La rubia le susurra algo al oído y las dos bajan a la vez, hasta que sus cabezas desaparecen tapadas por el culo de Juan.
La gente se vuelve loca. Hasta el camarero que nos sirve las copas, un hombre de unos cincuenta años, se ríe y comienza a dar palmas. La gente se agolpa para querer ver si es verdad lo que parece que es… y sí, es una mamada, a dos bocas.
Primero una da tres recorridos a la gran polla de Juan, se la pasa a la otra, que repite lo mismo. La escena es demasiado excitante para que la gente pueda calmarse.
La morena (bastante más tranquila que la rubia) se levanta y nos intenta echar hacía atrás, algunos chicos aprovechan para intentar cogerla, acariciarla, sobarla. Pero ella, siempre con una sonrisa, se zafa de todos nosotros y nos dice con su suave acento:
Chicos, si os porrtáis bien, después habrrá premio parra todos –
Las palabras surgen efecto y nos retiramos un poco.
La violenta jauría casi renace otra vez cuando vemos a la rubia montada encima de Juan, follándoselo sin compasión. Esta vez la cara de la morena sí se descompone un poco, creo que no se esperaba esto.
La chica tiene que volver hacía nosotros para calmarnos.
La cosa se está desmadrando un poco.
Mi mente comienza a maquinar cosas raras: "Somos 13 tíos, podremos hacer algo todos?, las chicas se asustarán?…"
La morena, se acerca a la rubia recriminándole algo enfadada, esta, entre jadeos, le responde como puede. La morena la separa cuidadosamente de Juan, que está exhausto y las dos comienzan a hablar. La morena gesticula enfadada, la rubia se ríe, . La imagen es entre excitante y cómica, las dos discutiendo desnudas delante de una jauría de trece tíos más salidos que una manada de perros.
Se separan y la morena, intenta poner orden:
Chicos, la despedida es para vuestrro amigo, si no querréis que nos vayamos porr favorr solo miren, nada máss – Logra decir
Diego gesticula y nos hace retroceder.
Si vosotrros os portais bien, nosotras luego dar regalo – Acaba la chica.
Entre rumores y frases de desaprobación, nos volvemos a sentar en las sillas. Las chicas tienen a Juan a su merced y lo ponen delante de nosotros ya en todo su esplendor.
La rubia se vuelve a poner encima de Juan, mientras la morena toma la polla de este y la inserta de nuevo en el coño depiladito de su amiga. Juan ya no está ni borracho, ni avergonzado. Toma de las nalgas a la chica y comienzan de nuevo el baile. Mientras la morena se incorpora y comienza a comer la boca de su compañera y de Juan.
La excitación es tremenda, es ver un trío con dos tías muy atractivas y un amigo que se casará en breve. Muy morboso.
La rubia se levanta y deja su puesto a la morena. Mi mente cavila y pienso si el hecho de que Juan sea atractivo hace que las chicas se lo estén follando tan naturalmente.
La rubia se acerca a los espectadores, y comienza a bailar encima de cada uno. Ahora si que la mayoría la soba, los diez segundos que nos dedica a cada uno los aprovechamos muy bien. Los chicos le aprietan las tetas, el culo, algunos incluso le acarician la entrepierna buscando su coño. Cuando es mi turno, se sienta dándome la espalda y aprovecho para lamerle el cuello mientras le aprieto las pequeñas tetas. Acaba de pasar por todos y Diego, el hermano, la llama. Ella se acerca y diego le susurra algo al oído. La chica se ríe, pero con su cabeza le dice que no, tímidamente; pero Diego insiste cariñosamente. Ella suelte una histérica carcajada y se levanta. El se levanta con ella y cuando todo el mundo piensa que se la va a llevar a algún sitio más solitario, Diego se desabrocha los pantalones y se baja todo hasta los tobillos, dejando al aire una dura y gran polla. Se vuelve a sentar y ella se monta sobre el.
La gente ya no jalea, solo mira. A los pocos minutos y sin que Diego llegue a correrse, ella se levanta y se acerca al segundo chico, comienza a desabrocharle los pantalones, el chico se da cuenta de la maniobra y la ayuda rápidamente. Los demás sabemos que va a pasar y en un visto y no visto, acabamos desnudos de cintura para abajo. Algunos chicos se han retirado, reconozco a dos que tienen novia y a otros dos casados. Hoy doy gracias a Dios por mi vida llena de lujuria y sin compromisos.
La rubia comienza a cabalgar al segundo chico que lo goza demasiado, puesto que sus jadeos solo son comparables a los de Juan, que está de rodillas en el suelo, con la morenita a cuatro patas delante de el.
Así la rubia va pasando hasta por cinco chicos, yo soy el sexto y me temo que la chica ya está algo dolorida por aguantar tantas pollas dentro de ella; así que decide cambiar de plan: se arrodilla delante mía y comienza a hacerme una muy buena mamada, excelente mamada. Echo mi cabeza hacia atrás y disfruto, cierro los ojos, ya que aunque la ocasión es tremendamente excitante, uno no deja de sentirse algo incomodo con una boca en la polla y varios pares de ojos mirándote. Me concentro en esos labios que están a punto de hacer que me corra. Justo antes de que ocurra eso, se separa de mi polla con un sonoro chupetón final.
Al siguiente la misma maniobra… y todos contentos.
Miro a Juan y no le veo solo, ni solamente acompañado por la morena. Ahora la morena esta a cuatro patas haciéndole una mamada, mientras uno de los chicos está detrás de ella, follándosela.
La cosa se está desmadrando un poco.
La rubia se ha pasado por la boca o coño ya a todos los presentes… menos al camarero. El hombre se ha acercado a ver si le toca algo y acierta. La chica se arrodilla de nuevo una vez más y como no se ha bajado los pantalones, ella misma le saca el cipote y se lo mete en la boca, la cosa ya es mecánica, sin pensar. La gente jalea a la pareja, es una mezcla entre comedia (por la edad de el) y excitación (por la edad de ella).
La rubia, vuelve al principio de la fila, pero la gente, desnudos de cintura para abajo, ya no está dispuesta a esperar mucho más.
Se abalanzan sobre ella, como leones hambrientos. Ella se ríe, se la ve feliz y empiezo a sospechar que le gusta su trabajo.
La levantamos en el aire con nuestros brazos, la tumbamos en la mesa, ya vacía de alimentos y bebidas, ella se contonea de gusto, manos en sus pechos, en su coño, en sus pies, morreos en la boca, uno tras otro, sin compasión, ella puede con todo.
Tengo la suerte de que veo una mano libre y enseguida logró que empiece a pajearme, mientas pienso que estará haciendo la novia ahora mismo, "seguro que no algo parecido a esto… o sí".
La manos hambrientas le dan la vuelta, casi en el borde de la mesa, comienzan de nuevo a lamerla, besarla, intentan meter pollas en la boca, dedos en el coño, lenguas en el culo. La chica empieza a gemir, está en trance, en shock.
Los cuerpos desnudos de los chicos me agobian un poco y me separo, huele a sudor y a sexo. Miro a Juan y lo veo tumbado boca arriba, con la chica encima y el segundo chico intentando darle por el culo.
"Donde caben dos caben tres" pienso, y asegurándome que no me ve nadie, me acerco al trío y lo transformo en un cuarteto. Busco su cara y le apunto con mi brillante glande, ella me sonríe, mezclando picardía y placer. Toma la polla con la boca y comienza a mamármela. El banquete de la mesa me ha quedado justo en frente y puedo verlo con toda claridad, con toda la claridad que dejan los cuerpos que rodean a la chica.
Ahora es el camarero el que parece que da órdenes: la chica se ha puesto boca abajo en la esquina de la mesa y hay dos filas, una delante de su boca, la otra detrás. Lo siguiente es ocupar agujeros: los de adelante se turnan para que les chupe la polla, los de atrás intentan meter por los dos agujeros. El espectáculo es sensacional, tanto que me voy a correr en la boca de la chica morena (parece mentira que con tanta orgía no sepa aún sus nombres). Lo hago y la chica lo recibe encantada… o eso parece, se lo traga todo, chupa y succiona como una loca y entiendo que ella también está teniendo un or gasmo.
Los de la mesa empiezan a correrse, sus gritos los delatan, los de delante en su boca, los de atrás, se mezclan entre su espalda, su culo y su coño. La chica comienza a gemir, casi gritar, supongo que no está asustada, así que tienen que ser orgasmos como catedrales de grandes…. Grita, grita, más, chilla, gime, se retuerce.
Juan grita y se corre, el otro chico (al que no conozco de nada) tarda unos minutos más, pero acaba haciendo lo mismo en su culo, la morena se retuerce y gime, abre la boca y aprovechando que mi polla aún está dura se la vuelvo a meter ahogando su gemido, no le molesta, le gusta… me la vuelve a chupar como una loca.
A los pocos minutos, estamos todos vistiéndonos, las chicas están en el baño. Algunos valientes aún entran buscando más acción, pero solo tarda en salir unos minutos más tarde el novio, que ya absolutamente sobrio, le da igual todo.
Hay comentarios para todos los gustos:
"Vaya dos putas"
"Menuda orgía"
"Vaya pasada"
Etc, etc.
Cuando las chicas salen del baño, vestidas y listas para irse, me acerco a ellas y les pregunto sus nombres:
Irina e Ivana- Me responde la morena
Un placer- Le respondo
La noche acabó ahí.
Por cierto, lo creáis o no, según me contó una buena amiga que estuvo en la despedida de soltera de Sara, no fue muy diferente a la nuestra… es más, fue tan parecida no hubo boda… pero esa será otra historia.
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